Pues por mucho que hayan pasado los años, no vemos que la remolacha se haya popularizado mucho por aquí más allá de la aparición de ciertas corrientes alimenticias como el vegetarianismo que la bautizó como 'superalimento'. No ha sido una hortaliza presente en todas las casas. Más bien el cultivo de la remolacha se ha focalizado en la remolacha azucarera, una remolacha blanca y alargada bien diferente a la roja, y que se lleva produciendo en Europa desde el s. XIX, y en España desde principios del siglo XX. Y es que se descubrió que esta variedad de remolacha contenía un nutriente orgánico muy abundante que era el azúcar (sacarosa), el cuál es cierto que era algo menos abundante que el de la caña de azúcar, pero mucho menos exigente con el clima y el cultivo (podéis leer un artículo muy interesante aquí).
Y bueno, aunque todos conocéis el sabor y textura de la remolacha, pero probablemente muchos no la compréis fresca, y con este post queremos transmitiros que cocida en casa queda mucho mejor que la que se vende ya cocida. Pero para ello, hay que saber cocerla y pelarla, y es muy fácil. Primeramente, y si tiene algo de tierra, se limpia bajo el grifo, y se cortan los tallos (no los tiréis). Luego se cuecen los bulbos enteros (con la piel) al vapor o con agua, mejor lo primero. Una vez cocida y fría, se pela, y atención, aquí mejor usar unos guantes para manipularla, sirven perfectamente esos del súper que se usan para seleccionar la fruta o verdura, es tan potente su coloración que va a costar quitaros el tinte en horas. Y es que dicen que cociéndola entera con su piel, los nutrientes se conservan mucho mejor que si la cocináramos pelada. De todas formas ya os explicamos con fotos todos los pasos para el correcto cocido y pelado de la remolacha hará ya unos cuantos años.
¿Y una vez pelada qué hacer con ellas?, pues se pueden hacer muchos platos fríos y calientes. A mí personalmente me chifla en rodajas sin nada con un poco sal, pero hay algunas recetas interesantes por ahí fuera, casi todas ellas venidas de Centro Europa, donde allí sí que la remolacha es toda una estrella. Pues bien, hoy os traemos la recopilación de recetas que tenemos publicadas en el blog, y ya os advertimos que todas son deliciosas, y son fáciles de preparar, en el peor de los casos solo necesitaréis comprar alguna especia fresca.
1. Receta de gazpacho de remolacha. La idea es muy simple, añadir al tomate habitual la remolacha cocida, pues el resultado es sorprendente, matices a remolacha exquisitos sin que el gazpacho pierda su esencia, y por supuesto un color fantástico. Un gazpacho que bien podría ser uno de los primeros de temporada, cuando al final de la primavera, se encuentren aún buenos ejemplares de remolacha y empiece a apretar el calor.
2. Vinegret. Una ensalada rusa con muy pocos ingredientes, y el toque de las especias y encurtidos. Se toma fresca, y es un bocado muy original. Ideal para acompañar innumerables platos teniendo en cuenta que puede ser un buen aliado de pescados, huevos y aves.
3. Sopa borsch. Una sopa exquisita venida de la misma Ucrania. Realmente fue un plato que nos fascinó y que servimos a amigos durante una buena temporada. Muy sencilla, completa y reconfortante, destaca por su sabor y el contraste con la nata agria. A todo esto, aquí usamos los tallos de la remolacha, pero es totalmente opcional.
4. Ensalada de arenques y remolacha. Una de las preparaciones foráneas más populares por aquí, y que realmente es una delicia con el arenque ahumado que es algo que se consume poco por aquí y que a nosotros nos encanta. Muy fácil de preparar y un bocado rosado muy refrescante. De verdad que si nunca la habéis hecho en casa probarla, ya que el arenque es fácil de encontrar en los supermercados.
5. Crema fría de remolacha y pimiento. Una receta fría sacada de una conocida cocinera canadiense que nos pareció muy interesante, y que volvimos a repetir en otras ocasiones. Una mezcla de sabores con un punto ácido (y picante si se desea) que hace que la sopa sea muy refrescante. Se toma bien fría a modo de gazpacho, pero esta vez sin serlo.
6. Ajoblanco rosa (con remolacha). Se trata de un ajoblanco diferente que copiamos a nuestra amiga Lola de Almería (Ajoblanco Lolibel) y que hicimos con las remolachas que cultivó mi hermano en el año 2018. El ajoblanco con el tono rosado queda súper original, y además, la remolacha le aporta unos matices muy interesantes que nos vienen a decir que los frutos secos también le van. Un detalle, la remolacha en este caso se echa sin cocer. A ver si os gusta.
Y por último, una receta extra que hicimos con los preciosos tallos de remolacha, un auténtico escabeche de tallos de remolacha. La receta no tiene ningún misterio, es un escabeche al uso, solo que el bocado es original y difícil de adivinar, quedando delicioso. Cuantas veces os habremos dicho que los escabeches tendrán que volverse a poner de moda algún día porque son preparaciones ligeras, que dan mucho juego, y las posibilidades son enormes.
En casa siempre hemos comido la remolacha (cocida en casa) con mayonesa casera. Deliciosa.
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