Antes de enseñaros algunos sitios dónde hemos acudido a comer o cenar este verano, os vamos a mostrar un lugar dónde estuvimos con unos amigos antes de marcharnos de vacaciones. Teníamos ya muchas ganas de ir a esta conocida arrocería de Madrid llamada La Balear (C/Sagunto, 18) que casi todos nuestros amigos ya habían frecuentado. Paquita que es la dueña de este modesto local situado en pleno Chamberí, justo al lado del metro Iglesia y escondido tras la conocida calle Santa Engracia, sirve cocina balear de gran calidad en un salón dónde 3 ó 4 camareros atienden un número limitado de mesas. No os vamos a poder enseñar muchos platos de la carta porque al final no fuimos todos los que teníamos pensado ir, al menos os dejamos una muestra de la degustación de unos arroces muy buenos a un precio bastante ajustado.
Nada más llegar al restaurante te encuentras la carta fuera. Como estuvimos esperando unos minutos nos fuimos dando cuenta del gran número de arroces caldosos, arroces secos, al horno, con costra, melosos etc que oficiaban en este sito. Hay más platos que los que vienen en la web y la carta posee varios entrantes variados a elegir para ir abriendo boca.

Menos mal que reservamos, porque el sitio era tan pequeño como nos contaron. La gente fue llegando poco a poco, y como Lola y yo fuimos quienes llegamos primero pedimos una cerveza. Nos sirvieron con la misma un pan tumaca con unas ricas aceitunas y algún trozo de cazón en adobo.

Y ya una vez estábamos todos en la mesa no nos liamos y fuimos a tiro hecho. Nuestros amigos Raqui y Quique nos habían comentado que en la carta tenían como entrante unos pulpitos en una salsa tipo americana que estaban muy buenos, y efectivamente los pedimos y estaban muy buenos. Hacía muchísimo tiempo que no comíamos pulpitos, y la verdad es que nos pareció un bocado super agradable. La ración era pequeña (puede dar la impresión que no).


Acto seguido empezaron a desfilar los arroces. Pedimos 3 arroces de 2-3 raciones para 7 personas. El primero que trajeron fue un caldoso, éste era el clásico Arroz Brut (Arròs Brut), un caldero típico mallorquín que viene a significar en castellano algo así como 'arroz sucio' aunque tenía muy buen aspecto y olía de maravilla. Al gusto tenía muchísimo sabor, y esto al parecer es debido a que entre sus ingredientes se encuentran viandas peculiares como la sobrasada mallorquina, el majao de hígado de pollo o conejo y algunas especias como la pimienta, canela y azafrán. No sabemos si llevaba absolutamente todos estos ingredientes, pero su gusto era sabrosísimo y su textura final densa. Por un momento pensé que todo era condimento porque su concentración de sabor recordaba lejanamente (¡atención!) a algunas sopas orientales que usan caldos de verduras, shiitake o similar (tipo wan-ton), pero no, además no es lo mismo. El sabor final era diferente con más sabor a carne y verduras, pero en fin, uno se acostumbra rápido y lógicamente al final nos encantó. El arroz lo sirvieron humeante y en su punto, esto es digno de mencionar.


Acto seguido llegó el Arroz Negro (Arròs Negre) con sepia. Para nosotros el mejor plato de arroz de los tres. Perfectamente realizado, con un sabor excepcional a tinta auténtica de calamar y un buen agarrao o socarrat en el fondo, como nos encanta a todos. Este plato lo pediríamos una y mil veces y estamos seguros que es uno de los platos estrella del restaurante, aunque ya nuestros amigos nos lo advirtieron. Aquí nos sirvieron aparte un all i oli industrial mediocre y un poco de salsa tipo romesco. El all i oli deben de hacerlo casero urgentemente.


También y con estos platos pedimos una escalivats o escalivada de pimientos con anchoas en salmuera.

Por último pedimos un arroz colorado, una especialidad de la casa que lleva un modesto bisquet de carabineros con pescados de roca. Su sabor convenció bastante, incluso alguno llegó a decir que fue el arroz favorito de la jornada. Para nosotros quedó ligeramente detrás del arroz negro pero bueno, muy bueno. De nuevo hay que decir que el arroz se sirvió en su punto, y veréis que la paella lleva al final un golpe de horno. Esto le dio un punto exquisito. Os lo vamos a recomendar.

Para beber y durante toda la comida pedimos un par de botellas de un vino blanco del Penedés llamado Claudia de Vallformosa 2009. Nos lo recomendaron, y acertaron. Uvas Parellada (una uva catalana con la que se hace cava) y Muscat (moscatel) bien conjuntadas. La primera desconocida para nosotros en el mundo de los vinos blancos, un sabor afrutado y dulce al final ideal para los platos que pedimos, sobre todo con los dos arroces últimos. La carta de vinos es escasa pero el servicio del vino fue bastante bueno.
Ahora el turno de los postres. Los ofrecen como caseros y te los muestran en un clásico carrito (lo podéis ver en la foto). Caseros serán pero el que nos pedimos de chocolate no nos gustó mucho, insulso, denso y sensación de demasiado cuajado-gelatinoso. De los que probamos no nos sedujo ninguno, pero quizás el budin de naranja fuera el mejor.

El de chocolate.

El budin.

Al final cafés y algún licor. Todo correcto, rápido, atentos, no faltó pan en la mesa ni nada que pidiéramos. Creo que repetiremos, queremos probar más arroces y tirar por los platos estrella de esta casa, la caldereta de langosta (aquí 46€ por persona), y algunos más clásicos como el arroz abanda o la paella de centollo al cava. Todo nos salió por 40€ cabeza. Creo que la buena calidad y el excelente precio se han reunido para convertirse en todo un activo en este restaurante.
Salud.
Qué homenaje os disteis!!!!!
ResponderEliminarMe alegra que hayas elegido este restaurante para comentarlo, porque yo rara vez entro en una arrocería. No me fío d lo que me vaya a encontrar, pero teniendo ya tu referencia, creo que la próxima vez que vaya por Madrid, me daré una vueltecita por allí....
No soporto los pulpos, pulpitos y familiares, pero la verdad que la foto que le has hecho al pulpito, tiene toda la gracia.
Un saludo, Begoña
Desde luego pedisteis abundantemente, bueno, pero parece que acertasteis bien, sobre todo con los arroces negro y colorado.
ResponderEliminarTomo nota, la zona de Quevedo Iglesia es la zona cercana a mi casa de siempre y nos gusta salir por allí.
Probaremos, y además ahora ya con la elección hecha...
Un abrazo
Hola Carlos, desde luego el arroz brut es fantástico en cualquiera de sus versiones. Lo que nunca debe faltar es un buen trozo de sobrasada de cerdo negro, es requisito indispensable, la canela es opcional y después ya sabes...arroz bruto... lo que quieras meterle sobre todo de caza.
ResponderEliminarNo conocía este sitio de Madrid, pero si alguna vez vienes a la isla te aconsejo lo comas en Petra, ummm besotes
Otra recomendación tuya que no podemos dejar de pasar por alto. Sensacional reportaje y menú. Tengo la agenda cada vez más y más llena...
ResponderEliminarBesos.
Acabo de desayunar pero viendo esas fotos y leyendo tus descripciones ya me está entrando hambre! Fantástico reportaje, y gracias por mostrarlo. Me lo apunto para cuando regrese a la capital; hay tantos lugares por descubrir!
ResponderEliminarUn abrazo
Bien por descubrirnos sitios para nuestra guia de referencia.
ResponderEliminarSe ven bien ricos esos arroces.
Un abrazo.
Qué lujo de arroces, tomo nota para mi próximo viaje.
ResponderEliminarBesinos
El sitio era estupendo. Siguiendo tu recomendación se lo recomendé a mi vez a una amiga. El caso es que hace poco me dijo que había intentado reservar y, al parecer, ha cerrado. Te lo comento por si resulta de tu interés confirmarlo y en su caso anotarlo.
ResponderEliminarUn saludo,
¿Ha cerrado la balear?, pues como está la cosa porque alguno le llamaba el economato del arroz. Pues nada, otra vez será. Gracias Melonita, mañana lo comentaré con Cigi.
ResponderEliminarUn saludo.
El restaurante cerro, porque Paquita, la propietaria fallecio.
ResponderEliminarGracias por la información.
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