Patatas Levante, el fenómeno Krispy kreme llega a Madrid y la icónica receta de magdalenas de nata

Hace unos días vimos en los supermercados Ahorramás la nueva variedad de patata Levante, una variedad semi tardía que no conocíamos, pero que nos sorprendió por la buena presencia y salud de las piezas, y porque además tenía un precio sorprendente 0,79€ el kg, un precio fuera de mercado similar al que habían tenido recientemente otras variedades como la Colomba de la que recientemente os hablamos. 


Según parece, se trata de un híbrido creado en la empresa holandesa Agrico Research y tiene parentesco con la variedad Almera, variedad que, si os somos sinceros, tampoco nos sonaba de nada. El caso es que investigamos en casa y luego fuimos a comprarla, se trata de una bolsa con piezas de tamaño variado, forma alargada, aspecto impoluto, carne amarilla pálida y piel lavada y muy fina. Luego hemos leído que la planta tiene muchas ventajas para el agricultor, tiene un crecimiento muy rápido, es muy resistente a las enfermedades habituales y es bastante productiva. Vamos, que sobre el papel nos parecía una muy buena compra.

Pues una vez probada os confesamos que en el tema de cocción nos ha gustado mucho, nos hemos quedado sorprendidos por su buena calidad. Son en verdad similares a las variedades Ágata, Monalisa o incluso las Soprano, y quedan muy enteras y firmes tras la cocción, tanto enteras, como partidas. También cocidas y enfriadas nos resultan buenas, nada pastosas y de nuevo firmes. Por último, con piel también quedan bien al horno, aunque hemos probado piezas pequeñas, entendemos que las grandes irán bien también. Y llegamos a la fritura, aquí no, no nos han gustado nada. Y en la airfryer tampoco, se oscurecen y se endulzan debido a su alto porcentaje en almidones o azúcares. 


Desde luego si las veis en las tiendas y queréis usarlas para guisos, estofados, pucheros, incluso en frío para ensaladillas o ensaladas, las vemos una opción buena. Pero os advertimos, tenemos aún nuestras dudas de que se convierta en una variedad muy accesible durante esta campaña por la lógica novedad, veremos a ver en los próximos años si cuaja dentro de este complejo mundo de la patata de consumo. 

En otro orden de cosas, nos hemos acercado a la primera tienda de Krispy Kreme en España abierta desde primeros de mes en el centro comercial Westfield Parque Sur. Se trata de una franquicia americana súper conocida al otro lado del charco, fundada en 1937 en el estado de Carolina del Norte, pero que no había pegado aún el salto de verdad a Europa. Tiene una tienda en París abierta desde el 2023, y creemos que en Londres tiene otra, pero no tiene más. La idea es expandirse ahora va en serio y han decidido que sea España la elegida para empezar su crecimiento. Hemos leído que dentro de poco estará en Barcelona, Málaga o Valencia. Pero os tenemos que contar algo curioso, y es que por aquí ha desembarcado sin el apellido doughnuts, y os preguntaréis por qué no pueden llamarse Krispy Kreme Doughnuts. Pues bien, es un tema muy interesante porque la patente de donut, dónut o doughnuts en España es de Panrico, bueno, mentimos, ahora es de Bimbo porque recientemente fue adquirida por esta empresa, pero el caso es que no se puede copiar ¿cómo os quedáis?


Pues sí, aquellos donuts de panadería que nos conquistaron a todos en los años 70, 80 y parte de los 90 eran un producto creado por el maestro molinero y posteriormente empresario Andrés Costafreda, fundador de Panrico en 1984. Éste empezó a comercializarlos en panaderías por Cataluña bajo el nombre de Donut Corporation hacia 1962, la cual posteriormente en los años 70 pasó a llamarse Panificio Rivera Costafreda (acrónimo de Panrico). Pero la idea no fue realmente suya, él se encaprichó de los doughnuts o rosquillas americanas tras un viaje por tierra americanas, y al volver, estuvo investigando harinas para hacerlos y las encontró. Además, como tenía que tener máquinas similares a las que usaban en EEUU, llegó a un acuerdo con Doughnut Corporation of America para fabricarlos (adaptando el nombre americano), y repartiendo ganancias. En ese momento Andrés fue muy listo y lo patentó en España y Portugal. 

Desde entonces, algunas empresas han intentado vender donuts por aquí y han perdido todas las disputas, entre ellas Bimbo, que curiosamente en 2016, compró la empresa Panrico a excepción de su pan de molde. Y muchos os preguntaréis ¿y por qué existió Dunkin' Donuts en España desde ya casi 30 años? Bueno, no es del todo cierto, muchos no os habréis dado cuenta que desde 2007 no se llama Dunkin' Donuts, se llama Dunkin' Coffe, y desde 2019 solo Dunkin', porque según hemos leído en DAP, la británica Allied Domecq que era propietaria de Dunkin', a la vez, era accionista de Panrico. Esta relación dio lugar a una joint venture que permitió abrir locales bajo el nombre Dunkin’ Donuts. Luego Dunkin' pasó a otras manos, y la empresa que la compró vendió el negocio de las rosquillas, por tanto, no tuvieron más remedio que cambiar el nombre.

Foto de Andrés Costafreda en 1992 extraída de El Temps

Por eso Krispy Kreme viene a vender aquí sus dónuts sin mencionar su producto, sólo pone en su publicidad 'glaseados originales'. Pero da igual, aunque no puedan llamarlo doughnuts, estaréis de acuerdo con nosotros que se están llevando el gato al agua, sobre todo os habréis dado cuenta si sois de Madrid o sois asiduos a ver las redes sociales. ¿De nuevo volvemos a hablar de una nueva era donuts como pasó antaño? pues es lo más parecido que ha pasado desde entonces, ahora no serán parte de nuestras meriendas y desayunos diarios, pero sí en fiestas de cumpleaños, celebraciones en el trabajo, visitas a las casas etc. 

Nosotros tras esperar una cola de unos 40 minutos, nada que ver con las casi 3 horas de la primera semana, eso sí, te obsequian con un donut glaseado recién hecho, los pudimos probar. Y nuestra conclusión quizás sea previsible, pero están muy buenos, y recién hechos son una delicia. Son piezas pequeñas, súper tiernas con ese glaseado crujiente que lo hace sobresaliente. El sabor del glaseado de chocolate está muy bien también, el clásico chocolate fondant, pero el resto de especialidades son a nuestro juicio muy normalitas, incluso empalagosas. La caja de 6 glaseados cuesta unos 8€, y si los quieres variados algo más de 9€. La caja de 12 glaseados unos 16€ y los variados 18€. Desde luego la idea va a gustar tanto al nostálgico cincuentón como a todo a esa gente joven que no vivió el boom de los dónuts hace 40 años. 

Por último, comentar que hicimos recientemente unas magdalenas de nata que nos salieron sorprendentemente buenas, con un copete imponente y un interior muy esponjoso. Curiosamente la receta la tomamos de una receta de Thermomix que nos encontramos recientemente en instagram, pero que mi hermano nos demostró que es una receta que lleva haciéndose desde hace ya décadas, de hecho, él dice que se la vio a la bloguera Iabaroni en el año 2007, aunque posteriormente se la hemos visto a muchos más blogueros que han tenido blogs con Thermomix.

Pero ya os imaginaréis que no hace falta esta máquina, y os vamos a recomendar hacerlas de la forma tradicional. No tenemos las fotos del paso a paso, pero sí la foto final, y la receta es tan sencilla que no creemos necesario que pongamos por aquí todas las fotos de los pasos. Para 15 magdalenas de nata (papelillos de unos 8 cm), 350 gr de harina de trigo para repostería, 250 g de azúcar blanca, 250 g de aceite de girasol, 4 huevos medianos, 100 g de nata al 35% de MG, 1 sobre de impulsor Royal y la ralladura de 1 limón. Tiempo de preparación 40 minutos.


Se dejan los huevos y la nata a temperatura ambiente, y una vez atemperado todo, se blanquean junto con el azúcar con la ayuda de unas varillas o a golpe de muñeca. Acto seguido, se echa la ralladura, la nata y el aceite, se mezcla bien y, por último, se añade la harina junto con el impulsor, tamizándola y removiendo el conjunto con una cuchara y con movimientos envolventes. Nosotros utilizamos desde hace años un molde metálico para magdalenas, una compra estupenda si sois asiduos a esta preparación. Se colocan los papelillos en cada agujero y se echa la masa en ellos con la ayuda de una cuchara medidora (o de helado), y si no una cuchara normal. Echamos un poco de azúcar en la superficie y asentamos bien la masa en los papelillos con unos pequeños golpes contra la encimera. 

Metemos las magdalenas al horno precalentado previamente a 230 grados, y al meterlas, bajamos la temperatura a 210 grados. Dejamos que se cuezan unos 15 minutos. Una vez transcurrido el tiempo vemos su dorado, que si os parece insuficiente, podéis dejarlas un poco más. Las sacamos, y las dejamos templar un poco en la encimera. Embolsamos primero con la bolsa abierta, y luego ya cerramos para que conserven la humedad.

Carlos Dube.

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