Pues bien, desde hace unas décadas tenemos una opción muy interesante para regalar o disfrutar con nuestras visitas, igual muchos aún no las conocéis, pero las palmeritas de Morata de Tajuña de están poniendo muy de moda. En verdad las palmeritas de Morata no vienen siendo una revolución, vienen a ser lo que todos esperamos de una buena palmera de chocolate, pero con dos grandes diferencias, su palatabilidad roza la perfección, y se venden en versión mini. Y aunque el concepto de palmera de chocolate pueda pecar de simple, las de Morata de verdad tienen algo especial que a todos engancha.
Nosotros conocemos estas palmeritas desde hace unos 13 años, recuerdo que fui yo quien las probó por primera vez en una celebración de trabajo allá por el año 2012 y bueno, me parecieron un bocado espectacular. Se lo comenté a Lola y descubrimos que se podían conseguir en el
Mercado de Productores, y además de conseguirlas aquí, incluso fuimos a Morata de Tajuña a por ellas, ya os lo comentamos en aquel post de las
palmeritas de chocolate de La Real. Ahora estas palmeras se distribuyen en muchos sitios en Madrid, eso sí, siempre con la duda de si son de Morata, o son una imitación y sobre esto un dato. Sabemos de un sitio en Leganés que las hacen ellos según la receta de Morata y son espectaculares.

Pues como culturilla general, comentaros que las palmeritas de Morata comenzaron a elaborarse en los años 80 cuando varias pastelerías centenarias del pueblo empezaron a producirlas de manera artesanal. Al parecer, muchos comentan que la pionera fue la pastelería
De La Torre, pero no tenemos la sensación de que se haya llegado a un consenso por su autoría, las cinco familias pasteleras del pueblo quieren apuntarse su creación (familia De la Torre, la Real, la Conejo, la Moral y la familia Cuenca).
Por si nunca las habéis probado, tienen un hojaldre jugoso y tierno, bañado en una capa generosa de chocolate negro, pero de ese chocolate fondant que todos tenemos grabados a fuego por aquellos primeros Donuts de chocolate. Pero el secreto (dicen) que está en la masa, es posible, desde luego es diferente a la palmera normal de toda la vida, pero nosotros creemos que es el chocolate. Que sepáis que hay palmeritas de diferentes coberturas, incluso algunas con rellenos, pero la auténtica palmerita de Morata es sin rellenar y con chocolate negro.
Desde luego en estos últimos años, familias enteras de Madrid y alrededores, hacen excursiones los fines de semana solo para llevarse una caja (o varias), de hecho, las palmeritas de Morata se venden por miles cada día. Además, el pueblo celebra cada año una Feria de la Palmerita que viene a ser en diciembre donde reposteros locales muestran sus versiones más originales de este dulce.
Como amante del chocolate que soy, siempre he creído que las palmeras de chocolate eran uno de los bollos de nuestra infancia más exquisitos que existían, y las palmeritas de Morata, nos traen una versión que ensalza aquellas míticas palmeras y donuts de los años 80. Pleno sabor a infancia y a esas meriendas al salir del colegio, se dice pronto.
Si alguna vez pasáis cerca de Morata de Tajuña, no dudéis en hacer una parada, entrad en una de sus pastelerías y llevaros una caja de palmeritas que no os van a durar ni dos asaltos.
Carlos Dube.
Espectaculares. Las mejores las de la Pastelería Real. Hay en diciembre una Feria de la Palmera que hacen una edición especial con sabores, aunque la mejor de chocolate. Reparten una palmera inmensa. Y luego hacen una representación de una batalla del Jarama de la Guerra Civil en febrero que merece mucho la pena, por si no lo has visto nunca.y nueva oportunidad de comprar palmeras. Abrazos
ResponderEliminarBuenos días, Carlos: curiosamente con lo que me gustan las palmeras, nunca me han llamado la atención ni las cubiertas de chocolate ni las que llevan glaseado. Las prefiero con el hojaldre a secas.
ResponderEliminarRespecto a lo que dices de los regalos madrileños, imagino que conocerás la Antigua Pastelería del Pozo. Todos sus productos son de pecado, cito a título de ejemplo los bartolillos de crema, netamente madrileños, los bayonesas que están de quitar el sentido y, en fechas cercanas a Todos los Santos, los huesos de santo y los buñuelos, estos últimos insuperables y, muchas cosas más, aunque sólo he citado mis favoritos.
Y para los amantes del bebercio, el anís de Chinchón con distintas variedades. Ya se me irán ocurriendo más productos de esta tierra. Por cierto, por parte de madre, soy gata de, al menos, cuarta generación 😉
Abrazos.
Y me olvidaba de las aceitunas de Campo Real, eran las favoritas de mi madre.
EliminarNo están mal estas palmeras pero donde estén los auténticos y originales "manolitos" de la pastelería Manolo de Colmenar Viejo/Tres Cantos, que se quiten estas palmeras. No confundir con las franquicias de manolo bakes.
ResponderEliminarYo soy de Morata, y doy fé que de unos años a esta parte las pastelerías y en especial el real, sobre todo los fines de semana unas colas descomunales, bien para ellos, mal para nosotros, que para comprar el pan tienes que esperar más de media hora, pero bueno así es la vida
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