Hace unos meses mi suegra Dolores se marcó esta improvisación de crema de calabacín, y desde entonces así la preparamos. Ya os hemos contado en otras ocasiones que a nuestro hijo Jorge le encanta la crema de calabacín desde que era pequeño, el problema es que a nosotros no nos apasiona, y hemos tenido que ir adaptando la receta clásica a versiones que nos gusten más, todas ellas inventadas por mi suegra. Hace unos años (2022) nos gustó mucho cuando introdujo en la receta puerro, calabaza o zanahoria y un fondo más nutrido de jamón y/o pollo (ver la receta aquí). Estos cambios le otorgaban un color más atractivo y un sabor diferente, pues ahora, a finales de este pasado 2024 se le ocurrió esta versión, presentarla sin batir, como si fuera una sopa de verduras pero con el alma de la crema de calabacín, y caray, nos ha encantado (y a Jorge también). 

¿Pero sólo tiene diferente eso? pues prácticamente sí, además de presentar las verduras enteras, lleva el quesito batido con un poco de caldo, alguna patata y algo de calabacín (para espesar), dejando una especie de caldo untuoso, sabroso y buenísimo. Nosotros le hemos aportado nuestro toque, y es cocinar las verduras en su punto, ella no lo hizo. 

Pues vamos ya con la explicación de esta crema de calabacín 'deconstruida', rústica o en sopa, os aseguramos que se va a quedar por aquí un tiempo. Ingredientes para 4-5 personas, 1 calabacín y medio, 5-6 zanahorias pequeñas, 2 patatas medianas, 1 cebolla, 2 puerros, 1 muslo de pollo, 1 punta de jamón, 2 dientes de ajo, 4 quesitos, aceite de oliva virgen extra, pimienta y sal. Opcional, sustituir uno de los quesitos por un poco de parmesano. Tiempo de preparación 35 minutos, si tenemos previamente hecho el fondo de carnes.