No os esperéis toda una revolución, simplemente ella prepara una crema de calabacín un poco más original que las que todos hacemos en casa, pero además de tener un color mucho más sugerente, y no ese verde pálido que no nos convence nada, su sabor es más profundo sin que tengamos que añadir fondos ni quesos muy curados. En el sofrito utiliza tallos verdes de puerro y/o cebolleta, además alguna zanahoria, que todo bien rehogado, hace que la crema gane muchos puntos. Hemos hecho para el blog otras cremas de calabacín, como la reciente crema de calabacín y judías verdes con picatostes, la crema de calabacín con tempura de langostinos y la normal, que no tenemos publicada, pero a día de hoy, ésta es nuestra favorita.

Recuerdo ahora en los años 80-90 cuando la crema de calabacín se preparaba de una forma mucho más simple, con la cebolla rehogada con mantequilla, el calabacín y la patata se cocían sin rehogar, y en la mesa se servía con unas gotas de limón. Todo esto ha pasado a la historia. Debe de ser que ahora Lola y yo buscábamos algo menos afrancesado pero mucho más umami. De hecho, mi suegra Dolores, a veces le echa un poco de jamón para darle más gusto, pero nosotros no lo hemos hecho.

Pues ahora que los calabacines están en plena temporada, no hay excusa para que no la preparéis. Una cremita muy sabrosa que empieza a apetecer ahora que las olas de calor van remitiendo, además, hay quién la come atemperada, asi que caiga el calor que caiga, se la toma tan contento. Los calabacines que veis en la foto son de un huerto del pueblo de mi suegro, en Badajoz, ya sabéis que los calabacines de huerta antes de prepararlos debéis probarlos para saber si amargan o no, porque sí amargan, hay que desecharlos. Esto pasa muchísimo más con los cultivados que con los de las tiendas y un poco de un calabacín que amargue te puede chafar todo un plato, además de no sentar nada bien.

Vamos pues con la receta de la crema de calabacín de la abuela Dolores, para 3 personas necesitaremos 2 calabacines grandes (usamos 2 y medio porque uno era pequeño), agua, 2 zanahorias medianas, media patata grande, 1 tallo de puerro y otro de cebolleta, 1 cebolleta pequeña (o un trozo), 2 quesitos, aceite de oliva virgen extra y sal. Opcional, pimienta.

Empezamos lavando bien los tallos verdes eliminando la tierra bajo el grifo. Una vez limpios y bien escurridos, picamos los mismos junto con la cebolleta y lo rehogamos con un poco de aceite de oliva en una cazuela, echaremos algo de sal y de pimienta si se desea. Una vez bien rehogado, echaremos el resto de hortalizas lavadas y troceadas, el calabacín, la patata y la zanahoria, la proporción es 2 unidades de calabacín por 1 de patata y zanahoria a partes iguales. Lo rehogamos todo bien, primero la zanahoria y la patata, y luego el calabacín. Cubrimos de agua, no demasiado y llevaremos a cocer todo.

Coceremos hasta que la patata esté tierna, unos 15-20 minutos, y batiremos, nosotros lo echamos todo en una batidora de vaso, y nos sobró algo de líquido de cocción, no queremos que quede muy líquida. Le ponemos los quesitos y probamos de sal. La crema debe de quedar con una textura liviana, como una belouté.

Ya está, se puede comer así sin más, con un hilillo de aceite si se desea, o también con trocitos de jamón, o pan frito o tostado.

Carlos Dube.