No sé que tendrá el Paseo de Yeserías aquí en Madrid que por momentos nos ha recordado a la little Italy madrileña. Bromas aparte, tenemos que decir que aquí hemos disfrutado unos años de una excelente oferta italiana que se aleja del resto de zonas de la capital. Aquí nació Sicilia in bocca, un extinto restaurante sito en el comienzo de la calle que servía unos platos transalpinos fantásticos y que por avatares de la vida cerró sus puertas hace unos años. También apareció en escena esta estupenda heladería, Gelateria Di Angelo (Paseo de Yeserías, 41), un pequeño obrador de helados italianos que nos recomendaron hace tiempo y que hemos visitado recientemente con una opinión absolutamente positiva. Os contamos detalles de otro imprescindible de la capital.


Esta heladería lleva abierta desde el 2002, casi 15 años,  y en 2014 la amplían tanto en espacio como en oferta. Nosotros la hemos conocido después de la reforma y tenemos que decir que el local ha quedado muy chic, luminoso y limpísimo. Está justo enfrente del nuevo Parque de la Arganzuela, uno de los márgenes del río Manzanares que han sido parte del ambicioso proyecto Madrid Río inaugurado en el 2011. Está en la misma avenida de Yeserías, una zona revivida con estas obras y que está delimitada por un lado por la famosa calle Santa María de la Cabeza y por el otro por la tan atlética Glorieta de Pirámides.

Siempre con muchísima gente esperando su turno, nunca ha dejado de recibir excelentes criticas tanto en prensa como a pie de calle, de un público fiel al trabajo de este maestro heladero llamado Angelo, alguien que se ha hecho así mismo en nuestro país. Nos llama la atención como este tipo de heladerías, estando en lo más alto de los rankings, siguen permaneciendo al margen de modas y tendencias ofreciendo una calidad solo comparable con la ofrecida en el país de origen del empresario, que de esto saben un rato, y con poca competencia.


Tiene un mostrador pequeño, algunas mesas interiores y un ventanal que da a la cocina del helado donde se puede ver cómo elaboran los mismos. El local ofrece unas 50 variedades de helados, batidos y bebidas granizadas, cremolata incluida. Aquí se hace todo de forma artesanal, utilizando ingredientes de primera calidad, como natas y frutas de temporada para los helados que las requieran. Y no es que nos estemos haciendo eco de lo que dice el propio heladero, es que hay que probarlos para saber que no nos engaña.


Los helados saben a lo que tienen que saber, sin texturas heladas, sabores a leche y por supuesto máxima higiene en todo el proceso. De hecho utilizan paletas independientes para cada helado, algo que evita que se mezclen sabores y le aporta credibilidad a la gelatería.


Como os podréis imaginar había muchos helados arrasados, es lo que tiene ir un domingo por la tarde con calorcillo, pero los sabores son numerosos y cada cuál más atractivo. Nos llamó la atención que tuvieran el sabor de nata. Ya os hemos contado que tenemos fijación por este sabor neutro que está desapareciendo de la carta de helados, y creemos sinceramente que con el protagonismo que le brinda este heladero a este sabor tan olvidado, nos ha conquistado por completo.


Vamos con los helados, los que pedimos fueron de dos bolas, uno de nectarina (impresionante sabor a fruta fresca) y de pistachio, que aunque éste es un sabor más conocido en la heladería, aquí es un verdadero manjar.


Otro helado fue de Nutella y de Vainilla Crunch, sabores más previsibles pero muy cremosos y logrados.


Por último un helado de pasas de Málaga y Amaretto, el primero fue el más flojo de todos, pero por poner un 'pero', porque es que el de licor de almendra amarga fue sobresaliente.  ¡Chapó!


Si mirabas al techo veías a los ángeles comer su helado, por algo será :)


Tenemos que volver a pedir más sabores, no nos pilla nada mal desde casa y eso significa que volveremos muy pronto. Además, puedes llevarte los helados y eso es un punto a tener en cuenta. Los precios muy comedidos, helados de una bola 2,20€, dos bolas 2,90€ y tres bolas 3,90€. Puedes tomarlos en tarrina o barquillos y hemos leído que estos son artesanales y están de miedo ¡Habrá que probarlos!

Salud.