Fueron nuestros amigos Antonio y Mónica los que nos llevaron allí, lo conocieron porque un familiar suyo estuvo trabajando en el restaurante hacía algún tiempo. Al llegar nos encontramos un espacio bastante cuidado, con una barra previa a un salón que era bastante acogedor. Y en cuanto a la carta, el local ofrece una oferta gastronómica cuidada en base a un tipo de cocina italiana mediterránea con algunos platos de mercado fuera de la misma y una degustación final de espirituosos que gira en torno al consagrado gin tonic. Aunque una vez allí nos preguntamos cómo la gente se lo montará para degustar ginebras y luego coger el coche, nosotros porque nos organizamos y algunos se quedaron sin copa, pero si no... Pero mejor vamos por partes porque el sitio nos brindó momentos muy buenos.
Nos encantó el hecho de que pudiéramos ver lo que se cocía en la cocina mientras comíamos, no sólo por cotillear cómo funcionaba todo, sino porque lo que vimos nos gustó, mucha limpieza y bastante profesionalidad
La carta de vinos era muy breve y metían algo la estacada con algunas marcas, pero en lineas generales había una oferta correcta. Nos recomendaron probar uno que tenían como recomendación fuera de carta, un vino joven que resultó ser correctísimo, muy frutado, equilibrado, fresco con una madera bastante discreta y un gran sabor. Era el primer vino segoviano de la Denominación Valtientas que probábamos y realmente nos gustó por su excelente precio en restaurante 15€.
Para empezar nos pusieron un aperitivo, una crema de lentejas y foie que resultó muy agradable.
Al centro, croquetas de jamón. No hay mucho que exigir a este plato tipo para triunfar, se pide buena presencia, textura, temperatura y por supuesto buen sabor, y bueno, reunía claramente todo esto. No os tenemos que decir que no es fácil encontrar ya platos de este tipo realizados correctamente, y cuando uno se los encuentra es elogiable, buena calidad y sin regustos a mala fritura.
Seguimos al centro con un queso burrata templado al horno con aceite de trufa y tomates secos confitados. A Lola y a mí nos encantó (2 raciones por 11€ cada una).
Al centro también una pizza de gulas y gambas al ajillo. A mí personalmente fue lo que menos me gustó de toda la comida, aunque la masa estaba muy buena, no os lo vamos a negar, estos ingredientes para mí no son acertados para una pizza. Lógicamente esto va en gustos. De todos modos tienen en carta unas cuantas variedades, todas ellas originales, y será cuestión de probar.
Ahora los segundos platos, empezamos por la lasaña de jarrete, realmente sabrosa, con su crema de patata por encima. Recomendable.
Después un risotto de hongos, me pareció que no les quedó meloso, pero no pude probarlo bien. Creo que no lo pediría.


Ravioli de trufa negra con mantequilla y salvia. Tenían muy buen sabor, aunque yo hubiera utilizado salvia fresca.
Los dos que faltábamos nos pedimos unos tacos de solomillo con hongos y PX que ofrecían fuera de carta. La carne estaba realmente exquisita, no me salió la foto del corte pero estaba en su punto. Aunque la salsa estaba buena era muy abundante y algo aceitosa en el fondo. Debajo lleva patatas.
De postre, dos cosas sorprendentes, la panacotta casera y el helado de parmesano con mermelada de higos, sencillamente buenísimos.
El coulant les salió muy cocido, una pena.
Café.
Y las bebidas. La verdad es que notamos que el chico que nos la servía entendía bastante, o esa impresión nos dio, vimos lógica en todo lo que hacía, no muchos aderezos, hielos gruesos, mucho cuidado con el gas, medidas tomadas y en su carrito dos novedades que nunca habíamos visto, un spray aromatizante y chufa como condimento. Además, una amplísima suerte de tónicas.
Yo pedí una Haswell, no me encantó. La mejor sin duda fue la Monkey 47, una ginebra alemanda con 47 botánicos y varias fermentaciones que parecía más un perfume de los buenos que una ginebra al uso. Increíble su sabor, no hemos probado nada igual, ya os hablaremos de ella.
El precio cualquiera de ellas es de 10€, a excepción de la Monkey que tiene un suplemento de 5€. Un poco caro para algunas marcas que tenían en su repertorio como la Larios 12.
También vodkas, como no.
En definitiva se trata de un restaurante para investigar en carta, aunque hubiera platos que no dieran su talla otros sobrepasaron nuestras expectativas, por tanto, eligiendo otros de la carta puedes encontrarte con una experiencia gastronómica muy acertada. Destacamos también la atención, muy buena, y la limpieza, algo que con os años le estamos dando más importancia. Salimos por 45€ con dos botellas de vino, cervezas previas, postre y copa. Razonable para los despropósitos que uno se encuentra por ahí.
Salud.
Le paso la referencia a una amiga, que vive allí por si no lo conoce.
ResponderEliminarGracias forever