Restaurante La Oronja en Zamora

Ya os contamos algunas cosas sobre nuestra breve incursión en la localidad de Zamora en el post de Crónica de nuestra visita relámpago a Zamora, dónde además de apreciar su belleza y encandilarnos de sus gentes y ritmos, disfrutamos por supuesto de su excelente gastronomía. Al proponerle a Espe Saavedra varios sitios dónde comer por allí, nos recomendó que si queríamos probar algo más elaborado fuéramos al restaurante La Oronja (C/Maestro, Haedo, 4), un restaurante que a ella le gusta mucho y en la que se fusiona cocina tradicional y vanguardista. Pues eso es lo que hicimos, y bueno, aquí os traemos lo que fue nuestra visita, visita que a todo esto nos gustó muchísimo (¡Gracias otra vez Espe!).


Los dueños de La Oronja Ricardo y Conchi llevan regentando este local desde hace unos 6 años, Ricardo viene de otro emblemático restaurante de la ciudad llamado Capitol en el que estuvo trabajando unos cuantos años hasta que al final su mujer y él inauguraron La Oronja. Ricardo Campos, es un chef madrileño bautizado en la barra de La Taberna Andaluza en los años 80 y formado en las cocinas de varios Paradores. Este matrimonio ofrece una cocina diferente dentro de la oferta de la capital, una cocina de mercado con un guiño especial a la seta de temporada, al foie y escogiendo materias primas de excelente calidad.

Tardamos en encontrar el sitio porque los transeúntes nos enviaban sin querer a la plaza Maestro y no a la plaza Maestro Haedo, y tras varias llamadas al personal del restaurante, por fin lo encontramos. El local es muy coqueto, con un salón pequeño pero muy acogedor. No se ve la cocina en ningún momento, y la zona de recepción es pequeña al igual que la barra. La atención por parte de la gente de sala (tres chicas) fue excelente, en todo momento estuvieron atentas de que no nos faltara de nada, nos preguntaron en cocina las dudas que nos surgían de los platos, nos recomendaron estupendamente sobre qué pedir, todo ello sin llegar a ser cansinos, que de verdad, en algunos sitios se pasan. Esto nos gustó mucho de la velada.


Nada más ofrecernos las cartas y contarnos lo que había fuera de la misma, pedimos un vino tinto de una carta de vinos muy surtida en referencias, queríamos probar uno de Toro y como no conocemos apenas vinos de esta DO, nos recomendaron uno joven (crianza) para acompañar tanto carnes como pescados. El caldo en cuestión se llamaba Prima de Bodegas Maurodos y estaba elaborado con tinta de Toro 100%. Realmente su relación calidad precio nos encantó, era fresco, afrutado, con un paso correctísimo. No os podemos decir más, fue perfecto. También, y antes de que se nos olvide, en la carta había varias aguas minerales para elegir con y sin gas, y no nos complicamos, elegimos la que véis, Solán de Cabras.


Fijaros qué pan más bueno, así se las gastan en todos los sitios de Zamora, qué maravilla de aficción al buen pan. Lo elegimos entre varios que nos ofrecieron, nos encantó.


Y sobre la carta de comida, bueno, realmente era impactante. Podéis elegir dos menús degustación, uno corto y otro largo, y como del corto algunos ingredientes no eran de nuestro agrado y el largo era mucho, pedimos a la carta. Vimos platos muy variados, desde perdiz estofada en salsa de higos, pasando por mollejas al ajo coco-jengibre, o careta de cerdo con cigalitas en tempura y polvo de almendra, ciervo o pato en varias preparaciones, mini surtido de pescados del día (curiosísimo), micuit con toffee de membrillo, ensalada de verduras, bacalao, cecina con queso zamorano etc. En fin, que tras elegir empezamos con un aperitivo gentileza de la casa, una croqueta con boletus edulis y cecina. Os podréis imaginar que estaba para chuparse los dedos y la presentación de 10.


Antes de que se nos olvide, un detalle que nos encantó del sitio, y que es muy habitual encontrar de Madrid para arriba, es que se pueden pedir medias raciones. En este sitio además, lo hacen hasta en los postres y si son dos comensales te dividen los platos en dos para una cómoda degustación. Esto nos encantó porque pruebas más cosas sin atiborrarte.

El primer plato que pedimos fue un guiso al estilo potaje de garbanzos de Fuentesauco con velo de pimientos choriceros, este plato que veis es media ración. Empezamos regular porque los garbanzos no estuvieron muy allá, estaban duros, pero el caldo de sabor estaba bueno. Fue lo único que no nos gustó, y mirando en otros foros y webs, es cierto, yo de vosotros pediría otras especialidades de las tantas que tienen porque además es un plato muy contundente, aunque de esto ya nos avisaron las camareras. Si os somos sinceros lo pedimos porque veníamos obsesionados con probar por allí los garbanzos de esta región, que para nada son como los que nos pusieron, los de Fuentesauco son manteca pura. Cosas que pasan.


Enseguida se nos olvidó, y después vino otro entrante para compartir, en este caso tres arroces salteados con setas silvestres al modo chopsuey, las setas eran tres capuchina, gamuza y gurumelo. El plato era una auténtica delicia que os recomendamos si se os antoja tomar arroz, porque será por entrantes variados y todos sugerentes. La presentación además fantástica. Esto también es media ración, es decir, una ración compartida.


Después de los entrantes llegaron los segundos platos, si os somos sinceros ¡ya estábamos llenos!, primero fue el turno del Lenguado con berenjena asada, tomate rehogado y queso de cabra gratinado. El lenguado rodeaba el plato y su sabor era fantástico. Nuestras felicitaciones al chef. También era media ración.


Después vino otro plato que estábamos deseando probar, la famosa ternera de Aliste. Aquí un juego de sales que te sirven previamente para que lo sazones como más te guste.


Pedimos entrêcot y nos pusieron una pieza de ternera blanca o lechal (aquí sólo hay ración completa). Era tiernísima y jugosísima y perfectamente braseada, una delicia gastronómica de los pies a la cabeza. Me encantó probarla y ese recuerdo que me llevo. A todo esto muy bien acompañada on ese puré de patata, tomate y shiitake.


Un corte fantástico ¿no creéis?.


Por último llegamos a los postres, otros de los grandes protagonistas de la velada. La carta tenía un auténtico surtido de títulos sugerentes, y nos dimos cuenta que cada postre estaba compuesto de mini preparaciones, mucha técnica ahora veréis. El primero que pedimos fue una preparación que lleva arrasando un tiempo en muchos restaurantes, aunque cada casa pone su aportación, un Gin-tonic sólido, tónica gelificada, cuajada de ginebra, salsa de bayas de enbro (riquísima), sorbete de lima-limón, su piel confitada, y carpaccio de pepino y aceite de romero. ¡Ahí es nada!. Fabuloso, sin duda. Muy bien realizada cada una de las texturas.


El segundo fue un Sólo de chocolate, muffin de cacao, mousse, trufa de 'trufa', cremoso blanco y negro en crujiente de galleta, sorbete de cacao amargo y brownie blanco. También fue una fantástica mezcla de texturas y sabores, todo en él estaba buenísimo.


Ambas preparaciones también eran medias raciones (y únicas en la mesa), realmente es muy agradable como trabajan aquí la repostería, os recomendamos dejar un hueco. Para finalizar un verde y un licor, algo curioso fue que el licor lo cobraban pero el ponía 0€. Interesante filosofía.


Al final quedamos llenísimos, salimos a 48€ por barba, no faltó de nada de nada y sinceramente, volveríamos a repetir una y otra vez para probar todo lo que ofrece esta sugerente carta. Un sitio muy recomendable si vais por allí.

Salud.

7 comentarios:

  1. Me alegro que os gustara.lastima los garbanzos...lo dicho...
    un saludo

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  2. me están cayendo los lagrimones... ais qué fotos!

    qué curioso lo de las medias raciones por aquí! yo esto solo lo había visto en Huelva...

    Me lo apunto, me lo apunto, para cuando vuelva a Zamora, que tiene todo una pinta de escándalo! para completar la velada solo habría faltado un poco de música de nuestro amigo RA :)

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  3. Yo soy más de cocina tradicional, por ejemplo el postre con gin tonic no me llama en absoluto, sería cuestión de probarlo. En cuanto al pan, tenemos la suerte de tener en Castilla un pan excelente, yo que ahora vivo fuera lo echo muchísimo de menos.

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  4. Todo, todo me lo comía todo, que rico....... El arroz y el entrecot, estan de escándalo. Que suerte disfrutar de ese festín. Gracias por compartir, las fotos fantasticas. Besos.

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  5. ¡Madre mía! ¡Qué buenísima pinta tiene lo que se puede comer en ese restaurante! Me llama la atención la variedad de sales que puedes elegir para sazonar la carne, ¿no? Y lo del pan, Zamora es así, buen pan, por éso se hacen unas sopas de ajo que quitan el sentío, je je.

    Por cierto, que no te comenté, en tu entrada sobre la crónica de vuestro viaje a Zamora, la estuilla del viejete la tengo en foto con la niña. Está en la puerta de una tienda, que menuda tienda, madreee. ¿A que sí?

    Besos

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  6. Dan ganas de ir a Zamora hoy mismo...

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  7. Qué buena idea lo de las medias raciones y qué pinta tienen esos postres, solo por eso iría ya mismo para allá.
    Creo que todo tiene una pinta excelente. Vengo leyendo de arriba hacia abajo y bueno Carlos, es que todo tu blog es interesante, el post del puré para niños, felicita a tu hermano, qué sección más interesante. Luego la Sorbona, me ha encantado la foto de cabecera, se ve tan auténtico que me ha encantado. Bueno que eso, que paseo por aquí y me meto de lleno en cada artículo y me gustan.
    Un beso.

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