Brujas, un paseo de ensueño

Amanecimos algo mas tarde y desayunamos de nuevo en el hotel, con quemado involuntario del tostador y alarma de incendios de hotel incluida. Pero bueno, eso sólo significaba que el día iba a ser intenso, y así fue. Salimos de Gante en la hora acordada y con dirección a Brujas en un día relativamente abierto en el que a ratos se veía el sol y a ratos se ponían las nubes, pero lo bueno es que hasta la noche no llovió ni una gota, y fue una tregua maravillosa. Pues ya en un inicio para llegar a Brujas tuvimos nuestros problemas porque salir de Gante y coger la autopista resultó ser más complicado de lo esperado por las obras dentro de la ciudad. Al final acabamos cogiendo una comarcal y aunque el trayecto fue más lento, éste fue mucho más bonito. Vimos de camino cosas curiosas como prados llenos de una raza de ternera velluda y grande que nos llamó la atención. También un sin fin de casas preciosas a pie de carretera y en definitiva pequeñas localidades encantadoras. También, y por contra, tractores que iban flechados a casi 90km/hora, y señalizaciones algo confusas y eso que algunas carreteras parecían relativamente nuevas. En fin, estábamos de vacaciones y era Bélgica. No había prisa.


Al llegar a Brujas de verdad que alucinamos. El paseo que hicimos por el casco histórico y alrededores fue sencillamente impresionante. El centro histórico es quizás algo más pequeño que el de Gante, Brujas tenía menos edificios y plazas que ver a pie de calle, pero fuera éste más pequeño o más grande, algunos puntos de esta ciudad eran mucho más pintorescos y atractivos que Gante y efectivamente éste era más turístico. No podemos compararlos sin ser subjetivos, pero quizás Brujas está mejor conservado, y Gante tenga más que ver.


Y es que la plaza central o Grote Markt es quizás una de las plazas más bonitas que yo haya visto en mi vida. Innumerables edificios góticos la delimitaban junto a boutiques preciosas, calesas, bicicletas, restaurantes, estatuas, fuentes, banderas y gente, muchísima gente. Y eso que era Lunes y de diciembre, Brujas estaba llenísimo; no nos queríamos imaginar cómo debe de estar en verano madre de Dios. Aunque no nos extraña, este casco histórico sabréis que es patrimonio de la humanidad desde el mismo año que se la otorgó a nuestra Salamanca, y eso lógicamente lo dice todo. Dicen que es uno de los paseos más bonitos de toda europa.

Después de darnos cuenta que efectivamente nos encontrábamos en uno de los puntos más calientes de todo nuestro viaje, a mí personalmente me entraron los nervios. Pese haber visto ya un par de cosas, no sabíamos hacia dónde ir. No teníamos un plano en condiciones y ni sabíamos el orden de la mejor ruta. Además, la gente iba en todas direcciones y sinceramente, era un poco locura. A todo esto, gran parte de este turismo era japonés, y esto nos llamó la atención porque en Gante no vimos apenas japoneses y aquí sí. ¿Eso que puede significar? pues no lo sé con seguridad, pero quizás sea verdad que Gante esté más infravalorada turísticamente que Brujas. Y eso es una injusticia enorme.

Pues a lo que vamos. Nuestra única misión era encontrar un plano histórico de la ciudad y por tanto un punto de información. Nuestro gozo en un pozo, fuimos incapaces de localizarlo y al final tiramos de un plano que yo tenía de unas fotocopias que traje de Madrid, y también de un plano de Brujas que compramos improvisadamente en una tienda en la bonita calle Breidelstraat. Nos gustara el plan o no, nos centramos y al poco divisamos a la famosa y amplia plaza del ayuntamiento (plaza de Burg), una plaza preciosa situada junto al antiguo palacio de justicia y la basílica de Santa Sangre(Heilig Bolead) dónde curiosamente poseen sangre de Jesús, al igual que en Sainte Chapelle en París, traída por el conde de Flandes. Detenerse en este sitio y admirar la bonita plaza adoquinada que se extendía a nuestro alrededor era sinceramente algo mágico. Nos encantó estar allí.


Al acabar de rodear la plaza pasamos por el famoso callejón del Asno Ciego por el que accedimos a los románticos y misteriosos canales y puentes que rodean y atraviesan en casi toda su extensión a la ciudad. Una cita obligada para todo turista que quisimos ver antes de que se pudiera estropear el tiempo, y que en serio os recomendamos visitar con luz para que sepáis por qué la ciudad toma el nombre de Brujas, pues es por Bryggia, que significa puentes.


Algunas zonas desde luego eran de postal, y la verdad es que con algo de sol las sensaciones fueron aún mejores (pensaba que no). Al final acabamos dando un paseo por todos los puentes llegando al famoso lago del amor (Minnewater), un paraje muy tranquilo desde dónde se puede ver una bonita panorámica de la ciudad. Minne es un nombre de una mujer, y detrás de esta mujer hay toda una leyenda famosa en la comarca. Dicen que esta mujer se enamoró perdidamente de un hombre asalariado de Brujas, pero éste no era de buena condición. Su padre por tanto impidió el matrimonio y la chica se marchó de casa y no tuvo más remedio que esconderse en los frondosos alrededores del lago. Al cabo de los días pereció, y no se sabe muy bien por qué. La leyenda concluye que al saberlo su enamorado, fue capaz de separar las aguas y enterrarla bajo ellas para que perdurara el amor en ese lugar para siempre.

Bueno, pues después de contemplar esta maravilla de sitio, fuimos a la zona de las antiguas beguinas de Brujas (Begijnhof Ten Wijngaerde), otro sitio de absoluta tranquilidad en el que existen unas casas preciosas dónde residen monjas benedictinas que reemplazaron a las beguinas de antaño (cristianas muy activas dentro de la comunidad). El sitio tiene un paseo interesante en dónde en cuestión de unos segundos, uno desconecta del bullicio turístico de los alrededores y se entromete en el más profundo de los silencios.


Una vez de nuevo en la ciudad, partimos hacia la iglesia de Nuestra Señora (Onze Lieve Vrouwekerk) dejando atrás algunas casas de la caridad o Godshuizen. Esta famosa iglesia estaba cerrada, y además estaba cubierta y llena de andamios, por lo que nos impidió ver a la famosa Madonna y el niño creemos que por ser Lunes (mala planificación por nuestra parte). Dicen algunos que la Madonna es la Monalisa de Brujas, aunque otros dicen que no es para tanto. La verdad es que nos quedamos con las ganas al menos de verla, al igual que con la catedral de San Salvador, aunque ésta nos dio más igual.

Este trecho resultó ser algo decepcionante, pero en ese paseo vimos (y entramos) en algunas tiendas impresionantes de dulces y en algunos obradores artesanos de chocolate. La oferta era increíble, y la verdad, creemos que Brujas ha sido el sitio con más confiterías por metro cuadrado que hayamos visto jamás.

Aquí unos trufas almendradas en compramos en una tienda (con su obrador).


Después de caminar durante casi toda la mañana, empezamos a tener algo de hambre, y como eran cerca de las 13:00 quisimos picar algo y replanificar la tarde para visitar algo más de los alrededores. Así que nos recorrimos el resto del centro y volvimos a la plaza Gronte Markt. Decidimos entre todos comer e ir a ver el mar del norte. Como por allí anochecía sobre las 17:30, debíamos de comer algo rápido y marcharnos, así que optamos de nuevo por ir a comer de 'puestos' que a todo esto, había un montón y estaban llenos.

En Brujas podías comer en medio de la plaza principal y disfrutar de las vistas sentados en algunos de los bancos que allí disponían, así que es lo que hicimos. Compramos alguna bratwurst, algún emparedado más bien casero tipo hamburguesa.


El muy típico wok to walk con unos noddles con pollo. No me gustó mucho.


Y lo mejor de todo, unas ricas patatas con un genial sabor a vino, nata y tocino las cuáles estaban muy especiadas. Ya las vimos en algunos puestos de Bruselas y aún no sabemos su nombre pero nos gustaron mucho ¿alguien lo sabe?.


Nos comimos todo tranquilamente con el sol en la cara, una experiencia que a estas alturas era algo único, y al terminar nos fuimos para el coche tomando rumbo al mar del norte. Para ir allí lo más rápido y lógico era ir a la ciudad costera de Ostende, a 30 kilómetros de Brujas. Así que tardamos poco en llegar pero una vez allí no había una buena señalización para ir a las playas.

El caso es que llegamos, y la experiencia se convirtió en una de las más especiales dentro de nuestro viaje. Un lugar ideal para reflexionar, para pasear y para desconectar aún más si cabe. De fondo un mar infinito, un cielo muy gris, ambiente oxigenado y frío, y en su orilla algo curioso. Había unos montículos de arena en los que te subías y poco a poco te ibas hundiendo. Quizás estuvimos en la gran playa de la Estacada, no lo sabemos seguro, pero nos encantó pasear por allí.


El cielo se empezaba a encapotar por momentos y teníamos que salir de allí antes de que cayera la tromba de agua. Cuando entramos en el coche decidimos calentarnos un poco e ir hacia la ciudad de Ostende a tomar un café caliente. Al llegar, ningún problema, sol, aparcamos fácil y vimos de reojo un puerto curioso. Pero lo mejor su catedral/monasterio la cuál nos llamó poderosamente la atención y eso que apenas viene en las guías (la foto está aclarada ya que era casi de noche).


Una vez nos tomamos el cafelillo en una de las terrazas del centro, partimos hacia Gante a descansar al hotel un poco. El día había sido duro y las piernas ya flaqueaban, así que nuestro plan era llegar al hotel y echarnos un rato. Nada más llegar a la habitación, y en el último momento Lola y yo decidimos dejar de un lado la siesta y dar una vuelta de tiendas. Al final vimos pocas tiendas y nos dejamos llevar por la curiosidad entrando en un Carrefour Express cerca del hotel. Allí compramos algunas mostazas picantes de la zona, algunos refrescos y algunas aguas minerales producidos en Bélgica, los cuáles a la postre nada que destacar. Sólo quizás dos bebidas, una Fanta tipo Citrus la cuál nos gustó un poco (probamos alguna que sabía a chucherías), y un agua con gas llamada Chaudfontaine de la que os hablaremos en breve. Las aguas Spa o Bru no nos hicieron especial gracia aunque había que destacar que ambas tenían una versión con gasificación natural muy interesante.


Por último mencionaros que no pudimos divisar en la tienda ningún aceite de oliva virgen extra español y sí muchos italianos. Nos lo imaginábamos, pero nos volvió a dar mucha rabia encontrarnos este panorama. Pues bien, al salir de allí dejamos las adquisiciones en el hotel, y fuimos hacia una terraza a tomar unas cervezas y esperar a nuestros amigos. Una vez allí estudiamos cómo afrontar el día siguiente en Amberes, un día que marcaba el ecuador del viaje y el final de nuestra estancia en Bélgica. Además, no sabíamos cuanto nos iba a dar de sí la ciudad ya que no íbamos a tener coche y no sabíamos si nos iba a sobrar tiempo para ir a ver en tren localidades cercanas como Lovaina. Ya os contaremos en otro episodio.

Bueno pues al rato bajaron y nos fuimos a cenar a un sitio de costillas llamado Sparerib Caffee (Kraanlei, 19) el cuál desde fuera tenía muy buena pinta ya que olía de maravilla. No dudamos en entrar, entre otras cosas porque fuera empezaba a llover.


El local era muy acogedor, mesas de madera y un calor muy reconfortante.


Nada más sentarnos pedimos unas cervezas y ojeamos una carta que nos trajo un camarero más bien breve. Las cervezas que pedimos eran unas insulsas y suaves cervezas blancas (rubias) llamadas Gensch Manneke Pies. Eran de las más insulsas que probamos en toda nuestra estancia, pese a que el camarero asintió y no nos dijo nada. El chiste sobre la calidad de la cerveza vs. su nombre, resultó ser fácil.


Una cosa, como la carta nos la dieron en inglés la elección fue muy sencilla, aunque lo que falló en esta ocasión fue la poca cocina belga tradicional que servían, pero vamos, dio lo mismo. El local estaba bastante lleno (buena señal) y nos dio mucha confianza que todo el mundo pidiera costillares. Pedimos Gabriel y yo unas ribs with honey (ribbetjes honing) y otras Louis Spare Ribs, ambas también en un all you can eat con sus french fries y 5 salsas (rosa, mostaza, barbacoa y una especiada verde, la mejor para mí, aunque no pudimos adivinar qué llevaba).



Lola se pidió una salade with baked bacon (salade spek) y Verónica un half grilled chicken (halve kip).


Las costillas estaban buenas, aunque tampoco las mejores que nos hayamos comido nunca. Creo que las mejores eran las honey, las Louis estaban hechas con muchas especias y a lo mejor a alguno les puede chocar. Así que no lo dudéis, si venís pedir las HR. Por último, el pollo asado muy aceptable y la ensalada buena aunque sin ningún misterio. Curiosa la palangana para tirar los huesos.


A media cena pedimos cuatro cervezas sin apenas alcohol con el nombre Tourtel. Esta era una cerveza muy correcta para ser baja en alcohol pero no era belga, era francesa (creemos). Cuando la pedimos no lo sabíamos.


En definitiva en este restaurante nos atendieron muy bien. La velada se hizo muy agradable charlando sobre aspectos variados del día, y planes a futuro. Al final como no repetimos costillares ni pedimos postre, pagamos rápido (muy bien de precio) y nos fuimos a un pub a tomar la última.


Decidimos tomarnos una cerveza triple Petrus y alguno se pidió un gin-tonic. Por fin una copa servida como mandan los cánones, aunque bien es cierto que la idea no fue nuestra, si no de un espontáneo cliente del bar.


Desde luego lo que estaba ocurriendo en el bar fue casi la anécdota del día. Cuatro chavales en una mesa, uno desaliñado y rasta que no paraba de reír, otro tipo mafioso tipo italianini mirando al tendido, y el otro un chaval del este callado que no paraba de fumar. Los tres, que al parecer eran amigos del barman, saludando a todo el que entraba a grito pelado y bebiendo sin parar. El espctáculo era algo dantesco, sobre todo porque al acecho, y desde el otro ala de este pequeño bar, estaba una mujer sóla de aspecto anglosajón, con una cerveza enorme en la mesa y hablando en alto con ellos ligoteando. La mujer que era algo extraña sonreía cada vez que la mirábamos, y todo este ambiente que aparentemente parecía normal, se tornó a algo surrealista cuando al rasta le saludaban señores mayores, ejecutivos, chicas. A su vez la mujer ligando con el del este, el italianini que tenía un ojo mirando la copa y otro la salida, el barman cantando... Digno de ver.

Nos fuimos al hotel cerca de las 23:00 riéndonos de todo esto, y es que al día siguiente nos esperaba madrugón.

Continua aquí.

11 comentarios:

  1. Qué recuerdos!!!!!
    Tengo debilidad por Brujas, mis amigos viven allí y estuve varios días, en mayo, disfrutando de un verano adelantado....
    Fui en el 2002, año en el que Brujas era Capital Europea de la cultura...muchas exposiciones, visitas,...Compartía capitalidad con Salamanca, y en octubre me fuí a esta ciudad para disfrutar de su oferta cultural. Un año cultural total!!!
    Vas a poder hacer todo un tratado de la cerveza, no? Cuando uno está relajado, cómo se disfruta....
    Un saludo, Begoña
    (De aquí a un rato, en cuanto sea una hora prudencial para meter ruido, me pongo con la crema de coliflor...ya te contaré)

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  2. Vaya dia tan completo!! que bonitas las casas y los suelos adoquinados, en Alemania en las ciudades pequeñas también los conservan, aunque según como sean los adoquines, te dejas los pies en el adoquin!!!
    Y ¿que estaremos haciendo tan mal para que no se vea aceite español por ahí? porque pasa en casi toda Europa, te tienes que ir a una tienda muy especial para encontrar productos españoles, ellos se lo pierden, bueno y nosotros que no vendemos.
    Un abrazo

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  3. No sabes cuanto he disfrutado tu entrada, las fotos y el relato, todo!
    Tengo pendiente el viaje a Brujas, mi marido dice que es uno de los lugares mas hermosos que ha visitado de Europa y viendo la belleza no hay dudas.
    Anoto todo lo que has comentado, datos, rutas, etc. Esperamos partir pronto a Bélgica y estando ahí Brujas no tiene escapatoria.

    Un abrazo y felicidades por este viaje!

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  4. Pues sí, Brujas es un sitio de postal, en invierno parece un belén. Además está muy bien ir a los sitios en temporada baja, aunque te tragues el mal tiempo, se ven las cosas de otra manera más auténtica.

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  5. Estaba esperando esta entrada.... ¡ Qué bien nos cuentas todo ! Da gusto leerte...
    Nosotros nos perdimos en Brujas creo recordar que dos veces.Pero la verdad, nos daba un poco igual, todo era tan bonito...
    Gracias por manterner fresco el recuerdo de nuestro viaje y por compartir con todos nosotros el tuyo.
    Un abrazo,
    María José.

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  6. Ja, ja.
    Lo he disfrutado desde la salida hasta la llegada al hotel!
    Por cierto me comentaba el otro día la persona responsable de los aceites que anuncio en mi página, que él sabe a ciencia cierta que salen camiones cisternas de Jaen de aceite y que envasan en italia y los venden cómo italianos...

    Nuestro próximo destino se va perfilando.
    Cuenca es patrimonio de la humanidad, -yo lo dejo caer por si acaso-
    bs

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  7. Brujas tiene postales mágicas.. de cuento!! Pero a Gante se le coje más cariño. Quizás porque el ambiente es más acogededor, participas más de la vida de la ciudad. En Brujas eres más turista, te unes más a los grupos de gente...cuesta más palpar el ritmo de la gente que vive allí. Ni siquieras sabes quien es realmente de allí. Quien decida visitar Brujas, que no olvide Gante. Están muy cerquita. ME ENCANTA REPASAR EL VIAJE CON TU HISTORIA!! No se te olvida un detalle. Realmente es un placer pasear por estas ciudades. El tiempo no importa, porque le da a todo mucho punto..y porque luego,cuando entras en los sitios (pubs, restaurantes, bares..incluso tiendas) aprovechas de otra forma la calidez de los interiores, los cuidan mucho. Las ventanas son grandes y desde fuera...cualquier bar invita a entrar. Son como "salitas de estar", muy, muy confortables. Y la cerveza...qué bien entra!!! UN BESO CARLOS. VERO.

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  8. Begoña: no sé si llegaremos hacer un tratado, pero nos tomamos unas cuantas. Estamos deseando saber qué te ha parecido la crema.

    Carmen Rico y Su: no hacemos mal nada, ellos se lo pierden es cierto. Pero como dice Su, si la mayor parte es nuestro.

    Kako: Cualquier duda nos lo dices. Os va a encantar.

    Miriam: Tienes razón, estamos muy contentos de elegir las fechas que elegimos.

    Maria José: Nos alegra mucho que te haya gustado, la próxima Amberes.

    Vero: impresionante conclusión, estamos de acuerdo contigo en TODO. Qué bonito viaje ¿verdad?.

    Un saludo a todos.

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  9. Ay, Carlos, qué super entrada!!! Me he quedado extasiada leyéndote y mirando esas fotos!!! Cuánto encanto!!!
    Acerca del aceite español, nuestro oro líquido, no tienen ni idea de lo que se están perdiendo. Pero con las aceitunas de Jaén hacen como los alemanes con las uvas de Novelda... las compran y etiquetan como de ellos!!!!
    Gracias por compartir tus aventuras!!!
    Besos,
    IDania

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  10. Carlos no sabes la envidia que me has dado. Por el viaje, por Brujas, por las bebidas, por las comidas, por los restaurantes... por todo. Me encantaría conocer todo aquello. Si alguna vez doy el salto para allá seguiré tus recomendaciones ;)

    Besos.

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  11. Preciosa ciudad; entrar es como volver al medievo, sólo nos faltan los trajes.
    Yo estuve en mi luna de miel y espero volver algún día quizás en temporada baja pq la verdad es la otra vez casi no te podías mover pero es un averdadera delicia y tu post genial.
    Bs

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**** A T E N C I O N     S I    D E J A S    U N    C O M E N T A R I O ****

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