Receta de machacón manchego ¡toma pan y moja!

Qué calor ha hecho estos días, será eso que algunos llaman el 'veroño', y es que este año el veranillo de San Miguel se está prolongando más de lo normal. Encima nosotros que venimos de tierras extremeñas, allí el termómetro ha marcado 28 a la sombra en las horas centrales del día, con picos de 29 y 30, de hecho, hemos cenado todas las noches en el patio de la casa, y oye, ni tan mal. Pues bien, aprovechando este buen tiempo diurno os traemos un entrante que quizás no sea muy conocido fuera de tierras manchegas y que la verdad es que es una delicia. Se trata del machacón manchego, una especie de ensalada menuda o porra ligera, que era todo un recurso culinario para la gente del campo en época de verano. Se prepararía en un dornillo y era un bocado refrescante y nutritivo que se comería con pan y algún tocino o salazón. 


La receta de este machacón, ya que hay otros tantos machacones con diferentes avíos, más o menos lleva los ingredientes que vais a ver a continuación, pero hemos visto que, según el cocinero, puede llevar pimiento rojo (más maduro) en vez de verde, agua o vinagre. A nosotros nos encanta así, hubiéramos preferido haberlo hecho con buenos tomates, pero a estas alturas es complicado. No obstante, estos tomates de invernadero 'rama' dieron la talla (los primeros decentes desde hace meses), y el pan de barra también, éste era de una panadería con cierta fama en el sur de Madrid y sin duda es mejor que la media.   

Pues que sepáis que se trata de un entrante ideal para una romería o un simple aperitivo campero, siempre acompañado de otras viandas y por supuesto de pan normal o tostado. Nosotros optamos por este último por darle otro aire, pero este esnobismo es cosa nuestra. Vamos a ello, para un machacón para 3-4 personas, 8-9 tomates pequeños rojos, 3/4 de pimiento verde grande, 1 diente de ajo, 1 cucharadita de cominos (aunque siempre esto es al gusto), aceite de oliva virgen extra, un poco de agua (si es necesario) y sal. Tiempo de preparación 15 minutos.


Lo que haremos será majar poco a poco el pimiento en trozos y bien lavado e ir echándolo a un recipiente, majar bien los trozos que queden grandes, aunque si os somos sinceros, encontrarse tropiezos es la gracia de este plato. Cuando lo hayamos majado, echaremos el diente de ajo pelado y los cominos y lo machacaremos también. Reservaremos. Mientras rallaremos los tomates y una vez rallados, con un poco de esa carne, rebañaremos el mortero con todo el ajo y los cominos.


Echaremos esto en el recipiente que estábamos empleando, junto con el resto de tomate rallado. Echaremos sal al gusto, aceite de oliva más o menos 3 cucharadas, y una pizca de agua fría o un hielo (muy poco), lo hicimos porque el tomate no era de huerto, carnoso y acuoso. Removeremos bien el conjunto y lo dejaremos reposar hasta la comida.


Podéis tomarlo frío o atemperado, nosotros lo tomamos atemperado. Cuando lo probéis os preguntaréis cómo con ingredientes tan sencillos queda algo tan rico. La verdad es que cuánto nos queda por aprender del legado culinario de nuestros mayores.

Carlos Dube.

1 comentario:

  1. Hola Carlos,
    Ese plato que nos muestras hoy, si los ingredientes son de calidad, es un auténtico manjar en los días más calurosos.
    En cierta medida me recuerda al gazpacho, al salmorejo, la pipirrana... Todos esos platos cuando los hago en casa con tomates de nuestra huerta saben a gloria.
    Tomo nota del que no presentas hoy, porque se come con los ojos. De momento toca esperar, hasta el próximo año cuando tenga otra vez tomates.
    Un saludo. Feliz semana.

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