Esta es la historia resumida de mi familia materna, una historia como la de tantas otras de la zona, y es que a finales de los años 60 el barrio iba a sufrir una gran transformación y una época de esplendor por la construcción de las zonas residenciales aledañas y como os hemos comentado, la famosa M30. Tras la construcción de la autovía, más o menos hacia 1974, quedó el antiguo barrio de Las Ventas dividido en dos, por un lado la Colonia de la Fuente del Berro y el Parque de las Avenidas, ambas zonas administrativas del Distrito de Salamanca, y por otro lado Las Ventas, con las famosas construcciones de 'Las Colmenas' del Parque Calero de José Banús, y la zona del Barrio de la Concepción y Pueblo Nuevo, ambas del distrito de Ciudad Lineal. Lo curioso es que la Plaza de Toros de las Ventas ya no pertenecía a este barrio, sino que pertenecía a la Guindalera, al igual que su estación de metro, el destino quiso que así fuera. No obstante esta nueva delimitación en Las Ventas derribó cientos de corrales, vaquerías, puestos de venta y casas bajas para hacer finalmente un gran mercado y con los años un barrio lleno de vida. Mis abuelos se llevaron de allí muchos amigos y conocidos de entonces, sobre todo del actual mercado de Las Ventas, llegando a ser en su día una gran familia.
Docamar no se mostró ajeno a este gran cambio, aunque su concepción no fue ni en esta zona ni en esta época ni con ese nombre, fue un bar llamado Donato sito en pleno barrio de Argüelles, zona clásica del vermú de por aquel entonces. No fue hasta los años 60 cuando cerraron ese local y se instalaron en la Plaza de La Quintana constatando el buen momento que se vivía en esta zona periférica por aquel entonces, barrio de donde era la familia.

Foto del bar Donato, antesala de lo que luego fue Docamar.
En la foto padre e hijo, Donato y Jesús. Foto extraída de Pinterest
Pese a que en aquellos primeros años en Argüelles el bar tuviera su éxito siendo un café-cervecería, en su nueva ubicación se reconvirtió en un sitio donde se servía lo mismo pero también comidas, entre ellas un manjar tan excelso como es el de unas picantes patatas bravas, uno de los platos sin duda predilectos por los madrileños.

Donato Cabrera, fundador del bar homónimo
que acabó convirtiéndose en Docamar en 1963. Foto extraída de Pinterest
Muchos no lo saben pero Docamar no es un nombre de una zona costera, ni hace alusión a una marisquería como he oído en alguna ocasión, viene de las primeras sílabas de Donato Cabrera Martínez, el abuelo y mentor del actual 'Docamar', aunque una vez en la Plaza de La Quintana lo regentó su hijo Jesús Cabrera que fue quién popularizó las bravas como las mejores bravas de Madrid desde 1963 a 1996. Ahora el bar lo regenta el nieto Raúl Cabrera y desde entonces las cosas han cambiado un poco.

Construcción del local en la Plaza de la Quintana donde se encuentra
la ubicación original junto a otros locales. Foto extraída de Pinterest
Pues os traemos una buena noticia, desde hace un tiempo venden su salsa en su propio local, una salsa que hasta hace unos años guardaban celosamente en la barra de este bar siendo su receta el santo grial del 'bravismo'. Con los años pensarían venderla y así han hecho, así que si tenéis compañeros de trabajo o amigos que vivan por la zona, podéis decirles que os la compren porque no os vais a arrepentir. Con los años hemos deducido que la salsa no parece tener mucho misterio, como las cosas buenas de la vida. Tomate lleva poco, pimentón picante es el gran matiz, luego cebolla, ajo, una base de caldo de carne y jamón y algo de harina para espesar el caldo. Nosotros compramos los botes pequeños que venden a 1,50€ ya que un bote de estos da para una ración para 4 personas, pero puedes llevarte la botella grande tipo 'DYC' por unos 9€, algo que no vemos necesario a no ser que vayáis a hacer muchas patatas bravas, es cierto que la salsa se puede congelar y sale algo mejor de precio, pero no mucho mejor.
Luego, claro está, hay que elegir una buena patata, y para ello la variedad agria es la mejor y es la que usan ellos con total seguridad. Esta patata ya se puede encontrar en muchos sitios. La preparación sólo consiste en pelar las patatas, cortarlas en trozos gruesos, aunque de bocado, y freírlas en aceite. Nosotros usamos aceite virgen extra pero allí usarán refinado.
Al ser patata agria ya os hemos dicho en alguna ocasión que da igual como tratéis la patata en la fritura, es decir, da igual si la echas en aceite humeante, frío, escaso, abundante, la frías 2 veces, 3, 4, siempre saldrá perfecta clarita por fuera (no tiene apenas azúcares), muy crujiente y seca por dentro, importante.
Aquí en plena fritura.
Al sacarlas echamos la sal y luego la salsa del tiempo.
Maravillosas, exactamente como en el local.
Salud.
Ay el Docamar, qué recuerdos y qué patatas bravas tan ricas......
ResponderEliminarMe estás creando una necesidad.....Bueno dos. Por un lado comer unas buenas bravas y por otro lado encontrar esa variedad de patatas porque....anda que no son malas las patatas que compro últimamente....
ResponderEliminarComo siempre, gracias por todo lo que nos aportas.
Muy interesante la historia del Docamar y del Barrio de la Concepción. Gran sitio para tapear, por cierto.
ResponderEliminarMUy interesante, ameno y bien documentado.
ResponderEliminarY te lo dice uno que vice al lado.
;-)
Por cierto... la salsa me sale muy buena.
;-)))
Genial noticia, me pilla relativamente cerca, a la que vaya a tomar unas raciones seguro que compro salsa porque es un vicio. Gracias!
ResponderEliminarsolo se puede comprar alli???
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