Restaurante Bodega La Sorbona en Fuensaldaña (Valladolid)

Acabamos nuestro cortísimo periplo culinario por Zamora visitando de vuelta a Madrid la vallisoletana Bodega La Sorbona (Paraje de las Bodegas s/n, Fuensaldaña), ese típico sitio en el que uno entra y te tratan como un amigo y en el que uno percibe en un simple vistazo que por allí no ha pasado el tiempo. Además nada más entrar te encuentras con una barra repleta de aperitivos, quesos, aperitivos y raciones dónde uno realmente se vuelve majareta, esto y los olores que emanan de los lechazos y de las carnes a la piedra que allí se sirven, esa materia prima que los camareros enseñan de refilón al salir de cocina y pasar por a recepción y ese camarero simpático y amigable que nada más encontrar un sitio en la barra te agasaja con torreznos y con un clarete o vino del terreno, más peligroso que otra cosa, es que aunque el sitio esté a tope y no haya aún mesa, no existe opción de escapar. Esta vieja Bodega llamada La Sorbona y otras más existentes en esta pequeñísma localidad llamada Fuensaldaña muy cercana a Mucientes, ¿os acordáis de los quesos y yogures que os enseñamos en aquél post de Quesería artesanal de Mucientes?, son conocidas en toda la provincia como 'las cuevas de Fuensaldaña', mesones medio subterráneos que son el paraíso de los foodies amantes de la cocina tradicional (como lo somos nosotros), y que son sitios totalmente recomendables para saciaros de buenas carnes, guisos del día, un muy buen bacalao e innumerables raciones a cada cuál más sugerente.


Esta bodega es del siglo XIII y quizás sea la más antigua de la zona, pero esto no lo hemos podido corroborar, era propiedad de viticultores de la zona hasta que en el año 1969 se convierte en una empresa familiar orquestada por un tal Félix Parrado (Gran Félix), un cocinero que llegó a poseer el título de Mesonero Mayor de los Páramos y que su foto está por cada uno de los rincones del local. Ahora lo lleva su familia, supuestamente sus hijos, pero nada ha cambiado, por allí se sigue respirando aún ese ambiente a mesón típicamente castellano tan arraigado en nuestro país. Curiosamente el nombre de Sorbona viene de sorber pero no nos ha quedado muy claro el por qué.


Entrar en sus cuatro salones es empaparte en unos segundos de miles de historias y encuentros importantes acontecidos aquí, pese a posee una decoración algo sobrecargada, y no captar con la cámara el auténtico ambiente que se respira allí, haceros la idea de lo que os contamos, un sitio muy acogedor, muy bien atendido, imposible salir indiferente y es cierto lo que dicen que al poco rato uno se siente como en casa. Me gustó mucho este sitio, restaurante que Lola ya conocía por otra ocasión.


Qué ritmo más trepidante se palma en La Sorbona, los camareros son como balas, y nada más sentarnos te ponen ya el vino, el agua y el pan, un pan de hogaza tipo candeal tan arraigado en Valladolid y con el que es difícil contenerse a cuando llegue la comida, y más con esos olores que ya os hemos contado que fluyen por el aire.


Pedimos en cuanto el camarero nos cantó lo que había, Lola el bacalao, que ya os podemos garantizar que es impresionante lo bueno que está. Yo un chuletón, un pequeño error por mi parte ahora os contamos, y de entrante, ni oportunidad tuvimos de pedir raciones, morcilla, sopas de ajo etc, nada, nada, el camarero nos chivó que hoy habían hecho patatas a la importancia y sin dudarlo, nos pirran. La ensalada es opcional, pero la pedimos (y ya viene aliñada).


Las patatas a la importancia estaban sencilla y llanamente exquisitas, un acierto pedirlas si las tienen, no lo dudéis. Nos encantaron. Copiosa ración, a todo esto.


El bacalao, mirar, más o menos pillamos los ingredientes y cómo debería de estar hecho, y lo vamos a intentar hacer en casa. El corte además es impresionante, un taco gigante y magro perfectamente desalado y a horno con una fritada de verduras excelsa y en definitiva una combinación portentosa. No dudéis en pedirlo si no queréis pedir carne, saldréis por la puerta grande.


Pedí el chuletón de ternera porque junto con el de buey (que no será buey) son quizás el emblema de la casa, pero creo que me equivoqué porque aunque estuviera muy bueno, al ver los lechazos que traían se me caían los lagrimones. El plato era para no cenar. ¡Ah! se me olvidaba, también la gente pedía mucho las chuletiillas al sarmiento y hemos leído que son otra especialidad de la casa. Las patatas fritas el único contra.



Y poco más, sutilmente te despachan los postres y cafés y te traen la cuenta, y a por otros comensales. Me parece muy bien. se dan prisa en recoger la mesa y no queda más remedio que pedir los postres, y de los postres ¡zas! ya no queda otra que pedir la cuenta, todo pasa muy rápido. De postre no pedimos nada porque estábamos llenísimos, un y poco más, y luego carretera y manta. De precio estupendo 28€ por persona. Merece la pena verlo una vez en la vida. Ojo, mejor reservar por teléfono.

Salud.

8 comentarios:

  1. De lo que nos habéis contado, lo que más me gusta: que sea un sitio tan entrañable y que según comentas, te tratan como a un amigo en cuanto entras.

    Lo que menos: que "sutilmente" te despachen los postres, los cafés y te planten la cuenta sin haberla pedido. Es algo que no soporto. Te están echando a la P. calle.

    Con nuestros antecedentes, seguro que llegamos 2 minutos antes de que abran la cocina y nos ponen mala cara, ja,ja,ja

    Un abrazo.

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  2. Jose: jejeje, siempre me acuerdo de ti con aquello que os pasó. Lo hemos corregido, es cierto que parece lo que comentas, pero no, no nos la trajeron sin pedirla, pero te sirven y te recogen rapidísimo, y claro, sólo te queda o el copazo, mal asunto si te vuelves a Madrid, o pedirla. Lo hacen bien.

    Un saludo.

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  3. jajaja pues yo creo que empezaste a tararear a RA y por eso te echaron, porque yo he estado dos veces y no recuerdo que me metieran prisa jajaja

    A mí me gustan más las bodegas de Boecillo, pero es verdad que se come genial en cualquiera de ellas!

    Never gonna, Never gonna, Never gonna, Never gonna, Never gonna, Never gonna, Never gonna, Never gonna, (me voy que me he rallado)

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  4. no conocía este restaurante, me parece tan casero y entrañable que dan ganas de ir.
    me ha encantado

    un abrazo

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  5. ¿cómo está de precio? Voy mucho a Zamora para ver a mis tíos (desde Murcia) y no estaría mal pasarme por ahí.

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  6. Me ha emocionado enormemente esta entrada, te cuento, como ya os dije soy de Valladolid, uno de los recuerdos que mas arraigados tengo de mi infancia es ir a merendar todos los sabados con mis tios, primos y abuelos a las bodeguillas de Fuensaldaña y en concreto a La Sorbona, estos restaurantes no dejan indiferentes a nadie, comida tipica, clasica y muy bien cocinada. Nosotros siempre tomabamos tortilla de patata, ensaladas y chuletillas de lechazo, porque sin duda para mi como el lechazo de esta tierra ninguno. Para otra vez que pases por esta tierra te recomiendo Meson Casa Pedro en Herrera de Duero, pide langostinos de la casa en cazuela, exquisitos, y lechazo asado con ensaladas, asado simplemente con agua y sal, sin duda y por opinion familiar de expertos catadores de lechazo el mejor sitio en el que lo preparan, no te defraudaran.

    Saludos.

    Sara

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  7. Por cierto, para la proxima te recomiendo tambien:
    Bodegon El Villar en Laguna de Duero, similar a La Sorbona, pide pinchos de lechazo.
    En el centro de Valladolid, La Criolla, pide una tabla variada, y luego tomate la copichuela en la plaza mayor.
    En Traspinedo, Asador Molinero, tambien pinchos de lechazo.
    En todos ellos excelente comida de mi tierra, Castilla.

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  8. Sara, muchas gracias por esta información de primerísima mano. Es un verdadero honor leer estas referencias de alguien que se conoce la zona de maravilla, no dudes en que iremos a estos santuarios gastronómicos ¡Ya lo creo!

    Un saludo.

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