A la vuelta de Semana Santa nos enteramos de que el aceite de oliva de Madrid obtuvo por fin el reconocimiento de la Comisión Europea como producto Denominación de Origen Protegida (DOP), y será la próxima semana cuando entre en vigor. 

Ya sabéis que Madrid ha ido vendiendo sus aceites de calidad bajo la Marca de Garantía española, y aunque producía aceites de muy buena calidad, siempre estaban a la sombra de otras muchas denominaciones de origen, como por ejemplo, la de los Montes de Toledo. Esta denominación de origen protegida de aceite de oliva, es la más próxima a Madrid, y hasta ahora, lideraba los aceites producidos con la variedad cornicabra, tan abundante también en nuestra región, pero con una producción mucho menor a la nuestra, unas 2.000 hectáreas frente a las 24.000 que hay en nuestra región, ellos sí que tenían la propia DOP. Y aunque el aceite toledano es de un merecidísimo reconocimiento, aquí faltaba regular la producción del aceite producido en las comarcas madrileñas de Las Vegas, La Campiña y Suroccidental, destacando por su extensión, Villarejo de Salvanés, Colmenar de Oreja, Chinchón, Campo Real, Arganda del Rey, Morata de Tajuña y Valdaracete. 

La verdad es que Madrid tiene más de 18 almazaras repartidas por toda la región, y en realidad son 38 municipios los que producen aceituna para mesa y aceite, teniendo en su haber un buen elenco de variedades bien adaptadas. A diferencia de la DOP de Montes de Toledo, aquí el aceite puede ser multivarietal, es decir, el aceite no tiene por qué estar hecho sólo con Cornicabra, sino que puede mezclarse con varias diferentes, siendo la cornicabra, castellana y manzanilla cacereña las principales (el 80% de lo producido), y el 20% restante, otras variedades como la carrasqueña, gordal, picual o la redondilla, variedad esta última muy abundante también en la provincia de Toledo.

Sin duda, el catálogo de aceites en la Comunidad de Madrid ha crecido muchísimo estos pasados años, pasando su momento más álgido en la década del 2009 al 2019. Hay muchas referencias interesantes y ganadoras de decenas de premios, pero curiosamente no son muy conocidas dentro de la región, ahora os explicamos. Y es que, aunque la calidad del aceite está llegando a cotas de excelencia, es decir, hablamos de aceites con características organolépticas muy plausibles (frescura y calidad del fruto (momento óptimo de recogida), su baja acidez etc) hay que reconocer que la media de precios de los aceites de la región es más alta que en otras denominaciones, y eso es un problema. Además, el consumidor local en verdad es de todas las partes del país, y finalmente se acaba inclinando por comprar aceites de sus regiones de origen y no paga el precio de los aceites de por aquí.

Por ello, y ahora que Madrid ha conseguido ser reconocido como un productor de aceite de calidad dentro de la UE, creemos que se debería revisar la oferta para que de alguna manera muchos de sus aceites lleguen de forma natural al público local, y dejen un poco de focalizar en el reconocimiento nacional e internacional. 

Carlos Dube.