Dos nuevos utensilios de cocina que ya son imprescindibles

Hace unos meses compramos un centrifugador de ensaladas para comprobar si era verdad su éxito durante estas dos últimas décadas. Si os somos sinceros, nos habíamos resistido a comprarla porque era otro trasto más, y aunque nosotros éramos firmes candidatos a tenerlo, ya que principalmente compramos en casa lechuga fresca, pensábamos que limpiar y secar sus hojas no entrañaba una gran complicación como para tener que comprar un nuevo artilugio. 


A ver, nosotros lo que hemos hecho siempre es que, tras enjuagar bien las hojas, las dejamos escurriendo en un colador grande durante unas horas removiéndolas de vez en cuando, y cuando el agua se filtra, las servimos. Es verdad, que siempre tocaba sacudir un poco las hojas finales del colador poque éstas retenían aún algo de agua, pero vamos, teniendo paciencia se hacía sin problema. 

Pues con el centrifugador todo el proceso se acelera asombrosamente, si una vez enjuagadas las hojas las escurrimos y las depositamos dentro del aparato, girando el mecanismo sólo una vez en cada sentido, en menos de 1 minuto tenemos las hojas de lechuga secas y perfectas para su consumo. Es decir, en vez de dos o tres horas, se hace en un minuto, ¿cómo demonios habíamos estado sin este aparato tantos años? 

Y algunos os preguntaréis, yo compro bolsas de ensalada ya lavada ¿lo necesito? Pues la verdad es que no, nosotros las lechugas de bolsa las usamos solamente para cosas muy puntuales, nos parecen caras y además no tienen textura y en algunos casos, ese sabor natural 100%. Eso sí, consideramos muy buenos bolsas de brotes para algunas ensaladas especiales, las hojas de rúcula para sandwiches, o algunos canónigos como guarnición ligera. Pero en el día a día apenas las compramos, y sí en cambio las lechugas frescas, escarola en invierno, cogollos, lechuga romana, roble todo el año, y últimamente iceberg ya que, a Jorge, nuestro hijo, le gusta mucho. Por tanto, nosotros sí que necesitábamos algo así.

Y es que además, la limpieza de este aparato es otro de sus puntos fuertes, consiste simplemente en un enjuague con agua del grifo y secar con un papel de cocina, no tiene más. No hace falta lavar con jabón, ni desmontar ningún engranaje. Por si no lo sabéis, el funcionamiento consiste en que tenemos un recipiente principal de plástico donde acaba el agua sobrante, y dentro de él un recipiente similar y de menor tamaño de tipo colador-rejilla, donde ahí van las hojas de lechugas. Encima de ambos, una tapa superior más rígida con las sujeciones necesarias para que la rejilla colador rote sobre la principal y se elimine el agua por centrifugación. 

Eso sí, si pensáis que la hoja de la lechuga se deteriora o rompe por este movimiento centrífugo, estáis equivocados. Solo se quedan muy juntitas en la parte más exterior del accesorio rejilla sin estropearse en absoluto. 

Comentaros que nuestro centrifugador es comprado a China y nos costó 9€, pero en tiendas físicas como Oh Gar, o alguna otra, lo hemos visto a ese precio y con similares dimensiones. Desde luego nosotros os lo recomendamos 100%.

Otro de los utensilios de cocina que ya se ha convertido en imprescindible en casa, y que sorprendentemente ha aterrizado por aquí sin desearlo, es un picador de verdura manual que mi madre nos acabó regalando. Ella tras comprarlo, vio que le costaba mucho trabajo tirar de la cuerda para poder picar la verdura, y la verdad, es que en algunos casos se necesita algo de fuerza con la primera picada. El aparato lo conoció por una amiga suya, y nosotros ya lo conocíamos de verlo en videos o en blogs, así que le dijimos que lo íbamos a probar. Con el tiempo, estanos viendo que es súper útil para muchas cosas. 

El utensilio es similar al accesorio molinillo que viene en algunas batidoras de mano, pero en este caso, es manual. El material es de plástico rígido y la cubeta parece de plástico del material 'tritán', muy resistente a los arañazos, o al friegaplatos. Es capaz de picar porque existe una cuerda enrollada internamente en la tapa que, al tirar de la misma, pone a girar las cuchillas rápidamente y pica todo el contenido. Sólo basta un par de tiradas para que quede todo bien picado. 

Y ya hemos probado a picar muchas cosas con una efectividad total, sobre todo ajo y perejil para los rellenos del cocido o boquerones en vinagre. También el jamón para croquetas (mejor cuanto más curado), cebolla, pimiento, o los dos, para sofritos, pipirranas o picadillo para el gazpacho. También hemos picado especias frescas, huevo cocido para croquetas o salmorejo, y hasta hemos probado con proteínas como el salmón o el pollo, con resultados satisfactorios, aunque es verdad que estos quedan mejor en una picadora eléctrica.  Lo suyo, es picar siempre alimentos poco húmedos, porque además de las carnes, el tomate queda regular. Por último, si picamos una hortaliza muchas veces, el efecto conseguido es como si estuviera casi rallada, y es interesante para farsas o vinagretas.

El precio del aparato fue de casi 16€ en una ferretería de barrio, compró uno de tamaño grande (1 litro), y se le ve que tiene bastante calidad. Nos contó que lo había algo más pequeño, pero que el muchacho le dijo que cuanto mayor, mejor sin duda. La marca es Lifestyle

Carlos Dube.

4 comentarios:

  1. Agradezco esta entrada. Yo también llevo toda la vida resistiéndome al centrifugador de lechuga, no por su utilidad si no porque es un trasto y me da miedo que termine arrumbado en un armario de la cocina y con lo del picador de verduras más de lo mismo, aunque éste último me atrae más porque, últimamente, estoy haciendo muchas recetas que requieren las verduras muy picaditas y por no ensuciar la THX, termino picándolas a mano y es una pesadez. Lo pensaré. Saludos.

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    1. Pues sólo te podemos decir que, a nosotros que nos encanta la escarola fresca, este año ha sido una delicia prepararla, rápido y en grandes cantidades, y que además quedara perfecta en la ensaladera sin una gota de agua. Ya sólo por esto nos merece la pena.

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  2. Yo del escurridor de lechuga no puedo prescindir. Hasta me lo llevo si viajo y sé que cocinaremos. Queda bien seca y crujiente. Incluso si sobra la guardo en el escurridor en la nevera y se mantiene bien. El truco está en no apilar las hojas unas sobre otras, sino en ponerlas en vertical y sin llenar en exceso el escurridor para que al centrifugar el agua pueda deslizar hacia abajo. Los hay de los que llevan manija con cuerda. No los recomiendo, se rompen enseguida. Más bien comprar los de manivela a la que se les da vueltas (por el otro lado veréis que tiene un engranaje), son más duraderos. Es un cacharro imprescindible jajajjaja

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  3. Yo hace más de diez años que tengo los dos utensilios, el centrifugador para la lechuga lo compré yo y lo utilizo mucho, el picador ni lo estrené, me lo regalaron, ahora que si decís que merece la pena empezaré a usarlo. Gracias. Un saludo

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