Cuando en el 2004 estuvimos con unos amigos en una casa rural, probamos un bizcocho hecho por Rosa, una amiga nuestra, el cuál me pareció sencillamente fantástico. Sobre el mundo de los bizcochos me sorprenden ya pocas cosas, pero recuerdo que aquello estaba increíble. Recordamos que ella nos decía que no llevaba nada especial, que era un bizcocho familiar hecho con leche, aceite y ralladura. Pues bien, ahí quedó la cosa hasta que hablamos con ella hará unos meses y por fin sabemos la razón, usó parte de harina refinada de maíz (Maicena) la cuál le aporta una textura absolutamente esponjosa. Un detalle que puede parecer muy tonto pero que realmente es la clave de aquella esponjosidad.


Y os digo más, lo hicimos y el resultado fue tal y como lo recordaba, quizás ya se haya convertido en mi bizcocho básico favorito. Y lo mejor es que no es nada costoso de hacer, mezclamos todos los ingredientes con un poco cuidado, y sin pasar la batidora al conjunto como hacemos por ejemplo con el bizcocho de medidas de vaso,  y a hornear. Ah, y un detalle, aquí también se miden los ingredientes por vasos, se trata de una receta de toda la vida, en la que, o se usaba sólo harina normal o se usaba algo de Maizena, todo dependía de lo que hubiera a mano. Y ni qué decir tiene que la dueña de la receta aún no se explica que el almidón de maíz le aporte esa esponjosidad extra.


Y poco más qué añadir, hemos usado un aceite de oliva virgen extra, ella usa aceite de oliva suave 0,4, así que eso como gustéis. A nosotros el sabor del aceite nos gusta mucho en la bollería pero si no os gusta usad un aceite suave. Para un molde de 26 cm necesitaréis 5 huevos pequeños (4 grandes), 2 vasos de azúcar blanca, 1 vaso aceite, 2 vasos de harina de trigo (todo uso), 1 vaso de Maizena, 1 vaso de leche (entera), la ralladura de un limón pequeño y 1 sobre de impulsor de repostería. Para engrasar el molde, un poco de mantequilla. Tiempo de preparación 1 hora y media (incluido horno). NOTA: El vaso es de 200 ml, y el peso de harina es 140 gr por vaso.


Tan sencillo como mezclar los huevos con el azúcar y batirlos enérgicamente para blanquear la mezcla (usamos Kitchen Aid). Después, añadiremos la leche y el aceite y batimos lo justo hasta que se hayan integrado. Por otra parte, mezclamos las harinas y la levadura, para tamizar todo poco a poco sobre la mezcla y batimos de nuevo. Por último, incorporamos la ralladura de limón.


Una vez lista la masa la dejaremos reposar un poco en la nevera (15 minutos), aprovechamos para forrar la base de un molde con papel y engrasar el lateral con mantequilla para posteriormente echar el contenido con cuidado. Lo meteremos al horno a 170º (zona central y ambas placas de calor) durante 50 minutos o hasta que pinchemos y salga seco, ya sabéis, cada horno es un mundo. Dejamos templar en el molde en una zona sin aire y guardamos en una bolsa para que no se reseque.


Aquí podéis ver el corte, un bizcocho alto y una esponja absoluta.


Carlos Dube.