Salimos de Madrid el jueves muy temprano para esquivar la operación salida de una Semana Santa que ya sabéis que ha sido un verdadero éxodo debido al buen tiempo que ha hecho. La parada, casi al final del trayecto, fue de nuevo en el bar Dalí en Don Benito, una parada obligatoria para pedir sus catalanas, o bien de cachuela, o bien de queso o bien de jamón ibérico, éste de muy buena calidad lo sirven recién cortado, y en las cantidades que ponen en esta tierra, que es además paraíso del cochino negro.
Tras una hora más de ruta, llegamos al pueblo. Una vez descargamos y la consiguiente visita con el nieto a ver familia, amigos de los padres y demás, nuestras vacaciones comenzaron oficialmente. No obstante muchos no se lo han parado a pensar pero en un pueblo de vacaciones, al que se va poco, pero está todo el mundo, hay muchas cosas que hacer :)
Aquí una interesante instantánea del garaje del primo Pedro con herramientas que guarda como oro en paño de su suegro. Curiosamente tenemos casi todas en el pueblo de mi padre, herramientas de mi abuelo y de mi padre, algunas todavía operativas como palas, sierra, cinta métrica, cribas o picos, y otras como piezas de museo.
Tras ver el ambiente del pueblo, tocó dar de comer a Jorge y, como no, salir a tomar el aperitivo. Luego por supuesto comer, cosa sencilla, unas lentejas con verduras que hizo mi suegra, embutidos y de postre unas torrijas de leche, las de canela tradicionales y unas nuevas, con anís y naranja.
Pese a que hacía muy buen tiempo, dentro de las casas de pueblo ya se sabe, siempre están frescas. Qué mejor manera de echarse una cabezada en el salón con un brasero a los pies y la peli de turno de fondo.
Por la tarde, vimos la que quizás sea la procesión más carismática del pueblo junto con la del Domingo de Ramos, la que se celebra justo después de la misa de la Cena del Señor. Nos referimos a la procesión de El Encuentro donde el Cristo y la Virgen, que tras recorrer las calles principales del pueblo, paran en la plaza y hacen que se besan. Lo curioso es que la primera figura es llevada por los hombres y la segunda por las mujeres hasta este encuentro.
A la mañana siguiente, Viernes Santo, la casa olía ya a potaje de vigilia y se ultimaba el desalado de las tajadas de bacalao que comeríamos de segundo. ¡Cómo nos gusta esta tradición!, en mi casa también se hace y sinceramente no se debe de perder como ocurre por ejemplo con el Roscón de Reyes o las jornadas de gachas.
El día fue tranquilo, estuvimos escondiendo huevos de Pascua para nuestra sobrina por la mañana y luego estuvimos tomando de nuevo el aperitivo en la plaza del pueblo con los niños, preparando ya cosas para la romería del sábado. Al llegar a casa comprobamos que el potaje quedó excelente, como veis en su versión hecha patata.
Por supuesto no podían faltar sus boquerones en vinagre que son su santo y seña, aunque solo quedaba ya ese pequeño táper.
Después de comer un paseo por el campo, desde la zona del cementerio hacia la dehesa donde al día siguiente íbamos a hacer romería o gira. En realidad se celebra el Lunes de Pascua, pero los que no íbamos a estar el lunes la adelantamos al Sábado de Pascua.
Qué tiempo nos hizo, verano puro.
Aquí a la vuelta preparando el lagarto ibérico, la pieza veréis que es muy grasa y jugosa, se trata de la carne que existe entre las costillas del guarro y que se toma a la plancha o al fuego.
Una vez amanecimos el sábado, unos cuantos recados, viajes en coche, favores y mucho trabajo para llevar todo al campo y que saliera todo bien y pasar un buen día allí.
Aquí os vamos a mostrar fotos de la logística, cubos, barbacoa, mesas, sillas, manteles, bebida, comida, postres, cafés, licores etc. Nos juntamos 20 personas aunque por momentos llegamos a ser 25
El pan el del pueblo, maravilloso, un pan de telera que se come sólo.
También se llevó un jamón ibérico del pueblo, cortado al momento por el primo Pedro, algo que no podía faltar. Qué bien saben todas estas cosas en el campo...
Chacinas, entre las que destaca la patatera de la zona que se sirve tierna (impresionante) o el salchichón ibérico de Campillo de Llerena del que también os habalremos, y la torta, un queso que jamás puede faltar.
Empanadas y tortillas. Excelente la tortilla de habas, aunque no le sacamos foto. La que aparece es la de espárragos que también estaba buena.
La barbacoa con madera de encina. De nuevo el primo Pedro a los mandos.
La panceta celestial, una nueva puesta a prueba de nuestro lagrimal.
Los chorizos muy buenos.
El lagarto riquísimo, es una pieza que aunque se carbonice, está jugosa.
Alguna ensalada para rebajar la comida que vino muy bien.
O el escabeche de allí, hecho por Cecilia, una amiga de los padres de Lola, un plato típico de la zona que hicieron con un escabeche quizás algo más rebajado de lo normal. El escabeche era de bacalao o también de repápalos de bacalao.
Hubo muchos que se sirvieron una tajada en un vaso para tomárselo 'de un trago' con el jugo..
De dulces un bizcocho de limón hecho por Dolores, otra amiga de los padres de Lola hecho en la mítica cazuela Ros (al fuego y sin horno).
Torrijas de la prima Pura.
Y nuestra Sacher, la cual contrastó un poco con la temática tradicional de la jornada, pero precisamente por eso la llevamos. La trajimos hecha de Madrid y por desgracia se nos rompió.
Al final pasamos el día muy a gusto allí, los niños disfrutaron un montón, y estuvimos hasta que anocheció. Al llegar a casa recogida de sobras, de casa, maleta y al día siguiente temprano para Madrid ya que por la tarde teníamos que hacer cosas por aquí.
En resumen, unos días de tranquilidad en muy buena compañía, aire puro, paseos, buena comida y mejor bebida. Extremadura te da eso y mucho más.
Salud.
Verdaderamente convendría de vez en cuando, si no siempre, echar el freno en esta vida acelerada que nos ha tocado vivir y volver la vista hacia los pueblos, donde radican muchas de nuestras mejores tradiciones y el verdadero disfrute de la vida. Os deseo que sigáis disfrutando de ello durante muchos años con salud.
ResponderEliminarSoy frecuente visitante de la zona, concretamente Zalamea. Hay por allí un estupendo restaurante llamado El Cruce (creo que no es su nombre real, pero todo el mundo lo conoce así), que forma parte de un negocio con hostal incluído, si no lo conoces te recomiendo que lo visites.
ResponderEliminarOtra cosa es que me sorprende, viendo cómo te gustan los buenos aceites, que no menciones el gran Monterrubio, para mi gusto uno de los mejores aceites que he probado, con mucha diferencia.
Un saluod
Todo lo que comentas lo conozco, echa un vistazo si quieres a los artículos de la recogida de la aceituna que tenemos. El Cruce es el restaurante de referencia para la gente de allí. El aceite Monterrubio también lo conocemos porque mi suegro lo compra muy a menudo junto con el Tomé. El problema es que somos muy fieles a uno cordobés, el de mi suegra, y desde hace unos años hacemos poco acopio de éste.
EliminarGracias por tu comentario!
Volver a las esencias, a lo importante: la familia, los amigos, el paisaje, buenos alimentos, tradiciones sanas ... Comparto totalmente el comentario de Diego. Saludos
ResponderEliminarQué días tan maravillosos...menudo deleite para todos los sentidos. Envidia pura y sana
ResponderEliminarEl plato del lagarto ya hecho me ha recordado que en mi casa estaba esa vajilla jajaja
Qué bonito reportaje!
ResponderEliminarYa sabéis que estas cosas a mí me gustan mucho :). El pueblo, el campo, las tradiciones... Tenemos un patrimonio de interior (bueno, y costero, fuera de los grandes focos turísticos) que merece la pena reivindicar. Es verdad que es un lujo contar con raíces de pueblo, poder volver cuando ahora vives en la ciudad y reencontrarte con tu gente, tus recuerdos, esas tradiciones que se continúan aunque se actualice... y esa comida :D. Todo tiene una pinta fantástica, incluyendo las carnes aunque no sean lo mío ;P.
Gracias por compartilo!
Hola de nuevo Carlos
ResponderEliminarQué entrada más bonita y que bien aprovechados esos días de descanso, y en compañía de familiares y amigos que es donde mejor se está.
Me encantan las tierras extremeñas. Precisamente el año pasado por Semana Santa fuimos a Extremadura.Qué recuerdos más bonitos!
Un beso muy grande.