Restaurante Casa Roberto, un lugar peculiar en Fuengirola

En nuestra reciente estancia en Fuengirola nos llevaron a otro restaurante peculiar dónde los haya, de hecho es toda una leyenda dentro de la oferta gastronómica de esta localidad desde 1968. Se trata del restaurante Casa Roberto (C/España, 8), nombre que adquiere el sitio porque su dueño, un ex-golfista belga que vino a esta costa y se quedó, se llama Robert LantsoghtRoberto, como le llamaban cariñosamente, tuvo que ser un relaciones públicas nato, y encantado de cómo se vivía en aquellos años en este litoral, decidió aprovechar su afición de golfista y montar un local para reunir tanto a los golfistas extranjeros que vinieran en temporada, como al público en general. Desconocemos si la carta que tiene actualmente ha sido así siempre, el caso es que la comida que ponen ahora es sencilla pero agradable, muy enfocada al guiri. De todas formas os podemos garantizar que aquí lo de menos es la carta, aquí lo más interesante es sentarte en este local, pedirte una buena cerveza, un plato y empaparte del ambiente que se respira en este peculiar lugar mientras charlas con tus compañeros de palos, amigos o familia.


Y como curiosidades, unas cuantas. Como amante del golf que es este tal Robert, desde los comienzos del local ha reunido en las dos plantas que conforman los comedores más de 5000 palos de golf con los que en 1992 batió un record guiness (podéis verlo aquí). Además distribuidos por el local hay cientos de fotos suyas y de su hijo (golfista profesional), muchos recuerdos de sus viajes, regalos de clientes y cientos de compras de mercadillos de todos sus viajes. También atesora más de 8000 firmas de clientes anónimos y famosos distribuidas por todas las paredes del local. Nos contaron además algunas anécdotas, como que siempre han cerrado el mes de agosto por descanso y así recibir la marabunta de golfistas que vienen en septiembre para la nueva temporada de golf. Este agosto pasado curiosamente ha sido el único que en 40 años se ha abierto. ¿Crisis?.


Bueno vamos ya con la cena, nada más sentarnos en un rinconcito muy entrañable y con la luz baja, varias chicas nos atendieron en seguida. Tras decidirnos qué pedir sobre una carta bastante breve, nos trajeron raudas un gazpacho en chupito bastante frío y aceptable. Unos holandeses que teníamos al lado, se relamían, no era para menos ¡nuestro gazpacho es la pera!.


Luego, y para recordarnos el amor que sienten los europeos por la mantequilla, nos trajeron una mantequilla especiada con ajo y perejil. Enorme el bol que trajeron para 4, desde luego de tomarte todo esto, podrías cruzar el desierto tranquilamente. De beber, que se me olvidaba, pedimos cervezas y refrescos, no nos apeteció esa noche tomar vino.


De entrante llegó un Camenbert rebozado. Poco que destacar y que objetar. Estaban ricos, como no, pero eran claramente industriales. Fijaros que pedimos una cuarta porción, por eso de ser 4 personas, y nos dijeron que no podían porque les venían por tríos (¿?).


De segundos platos Lola y yo pedimos dos brochetas, una de rape (la que lleva el limón) y una de pollo, en mi opinión mucho mejor la de pollo, pero va en gustos. Las brochetas ya veis que venían bien guarnecidas y de verdad, son recomendables. Para cenar son un bocado contundente y ligero. Además añadir un detalle, servían patatas asadas, a mí me encantan y no es fácil encontrar sitios dónde las ofrezcan (os lo digo por experiencia). A todo esto perdonad el desenfoque de la brocheta de pollo, había mucha penumbra y la cámara compacta enfocaba dónde quería.


Aquí la brocheta en el plato.


Nuestro amigo Javi se pidió las costillas. Eran muy abundantes y estaban ricas, pero las habréis probado mejores. No obstante os las vamos a recomendar si os pirra este tipo de piezas, porque sobre salsas BBQ hay muchos gustos.


Aquí mas salsa para inundar las mismas o para acompañar las patatas.


Nuestra amiga Tere se pidió unos medallones de Solomillo de cerdo a la pimienta. No recuerdo ahora mismo si alguna vez hemos probado una salsa de pimienta tan lograda como ésta, creo que en Galicia, pero de verdad que no sé si ésta la supera. Estaba buenísima, muy untuosa y en su punto de todo. La carne también estaba tierna. Un plato que no esconde ningún misterio pero que aquí hacen muy bien. Muy recomendable.


Por último de postre, y tras lamentarnos que no tuvieran su famosa crêpe suzzete, postre que siempre piden nuestros amigos, pedimos una mousse de chocolate, la cuál estaba bien. Era la primera vez que ellos la probaban y quedó anotada por si volvía a ocurrir que faltara su postre predilecto. El postre estaba bien presentado.


También nos trajeron unos limoncellos, muy fríos y muy ricos.


Y entre charlas y risas al final acabó la cena y se nos pasó el tiempo volando. Pedimos la cuenta y la trajeron rápidamente y en este sueco de madera, otro detalle más del sitio. La cuenta no la recuerdo bien pero creo que pasaba discretamente de 20€ por persona, pero no nos hagáis mucho caso.


Mientras pagábamos, nos cobraban, tomábamos el limoncello etc, nos levantamos por el local a curiosear un poco. Dentro de todos los detalles que ya os hemos contado que el local ofrece por todos los rincones, había muñecos curiosísimos.


Y para originales, creemos el mejor es el del baño femenino. Al abrir la puerta del mismo se descubre un maniquí masculino con el torso descubierto y bastante simpático ¿verdad?. Por la cara que ponía el personal al ver y escuchar los sustos que se llevaban las chicas que entraban allí, debe de ser la distracción de los mismos. La verdad es que es un puntazo.


Salud y feliz martes.

7 comentarios:

  1. No es caro, lo pasásteis bien y el sitio es peculiar, con el humor en el mingitorio.

    Gracias por esta crónica ilustrada.

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  2. Si que es verdad que es un lugar agradable y curioso, los platos exquisitos!! si tengo la suerte de ir algun día a Fuengirola iré a hacerles una visita.
    bsts. maite

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  3. Hacia tiempo que Mr. Blogger no me dejaba comentar... pero siempre resulta muy gratificante e interesante visitar este "mercado".

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  4. Que susto entrar a ese baño no? y hay que hacer tus cosas con ese muñeco sin quitarte ojo!!
    Precioso restaurante y riquisima comida, y si te cae un palo de esos en la cabeza... uuuuiii!!
    Chulisimo, no he estado nunca en Fungirola, si me tengo que apuntar todos los sitios chulos que nos recomiendas, uufff, necesito una agenda.
    Besines
    Nieves

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  5. Carliños os habéis puesto morados :)) y no me extraña porque los platos se ven muy apetitosos.

    El lugar es singular; ¡ya lo creo!,el estilo parece barroco-cazuelesco ?? :)).

    Un abrazo.

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  6. Menudo museo, aunque solo fuera por ver cada rincón y curiosidad de las que hay, creo que merecería la pena. La comida, como creo que transmites, parece normalita, pero rica y el precio también razonable. Vamos, que es una buena recomendación para anotarse.
    Muy bien estos post, de verdad, luego viajamos y está muy bien poder contar con estas notas.
    Un abrazo

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  7. Me a encantado tu blog!!!
    Te sigo y te invito a que pases por mi blog de
    recetas de cocina y si te gusta te quedes y nos acompañes
    Un beso

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