Playa La Guardia (Salobreña), donde el tiempo se detuvo

Si existe un sitio a lo largo de la Costa Tropical dónde parece que el tiempo se haya detenido ese es la playa La Guardia. Una playa de tamaño considerable justo en el comienzo del perímetro de costa de la localidad de Salobreña, en Granada. Allí volvimos a pasar una jornada de playa idílica llena de paz, tranquilidad, aguas limpias y cristalinas y con un chiringuito mítico de esos que no han cambiado con los años, y que se han fundido con el entorno como parte importante del mismo. Tanto disfrutamos que el día de baños y diversión se prolongó hasta casi el anochecer. No había prisas, no había ganas de irse. Fue como un paréntesis en el año, una toma de energías, un karma muy especial. Este rincón guarda mucho de aquella Almuñécar que jamás volverá a existir, sus aguas, sus gentes, sus escasos servicios. Es todo aquello por lo que suspiramos los que hemos vivido por aquella zona los mejores momentos de nuestra vida. Os invitamos a que intentéis haceros una idea de aquellos tiempos perdidos de los que guardamos un especial cariño.


Hacía tiempo que no sentíamos una sensación tan placentera y nostálgica como la de aquel día. Era llegar y el contador de estrés se nos puso a cero, las endorfinas rebosaban, no podíamos dejar de observar el entorno, el agua, la playa, la gente... Hicimos hasta planes de comprarnos allí algo medio en broma medio en serio, de verdad que es algo que me es difícil de explicar pero seguro que os habrá ocurrido con lugares que os recuerdan a vuestra infancia, a ese período tan feliz de nuestras vidas en la que todos vuestros seres queridos estaban alrededor y en la que el tiempo pasaba despacio. Oye, igual vais por allí y pensáis '¡estos se fumaron algo!', pues no, aquí encontramos el recuerdo más vivo de nuestra niñez, y mi amigo Gabriel, fiel compañero de batallas durante años y que allí estaba presente, lo puede corroborar.

Algo parecido sentí en un par de sitios situados en un litoral totalmente ajeno a mi vida, me refiero a algunas calas de Girona y en especial a la famosa cala Montjoi. A mí no me une nada sentimenal al Bulli, es un sitio que jamás he estado pese a haberlo intentado :). Pero cuando aparcamos allí, fue la luz, la vegetación mediterránea, el mar, la tranquilidad... No es igual a la cala que hoy os traemos, pero sentí una nostalgia tan grande en aquel paraje, que en unos minutos me encontré como si hubiera veraneado allí. Insisto que es raro de explicar.


Quizás estuviéramos tan bien porque fuera septiembre, pero creo que no, en Julio y en Agosto puede que haya un poco más de gente, pero es similar. Se trata de un lugar tan escondido y de complicado acceso que poca gente lo ha disfrutado. Dónde estuvimos exactamente, era justo después de la pequeña cala La Caleta, allí hay un complejo de casas bajas que son parte fundamental de este marco tan bucólico. Un supermercado pequeño dónde comprar lo necesario, una frutería/verdulería, 2-3 bares/restaurantes. Destacamos el ver cañas de pescar resguardadas en la orilla, gente leyendo, coches abiertos (y los propietarios en la playa), playa limpia de porquerías... es tanto lo que uno percibía que cada detalle era parte importante de este recuerdo.

A ojos de un extraño esta playa no tiene gran cosa, pero una vez allí, es un gustazo caminar por su larga orilla. En frente de la playa cañaverales, y en toda su extensión chinillos pequeños (nuestros favoritos) y en algunos puntos lejanos a la orilla tierra y piedras. Pues bien, estos guijarrillos mínimos nos encantan porque sales limpio de la orilla, además producen aguas muy claras, muy similar a la de Los Muertos en Almería. Pero es que además de esto, siempre que hemos ido a esta zona hemos comprobado que las aguas están limpias y bien de temperatura. Además meterse con unas gafas de bucear es ver el mundo tras el cristal, una delicia. Por último añadir que al horizonte están las famosas jaulas de acuicultura de lubinas y doradas que se ven desde la N340, a la derecha las rocas que unen Salobreña con Almuñécar y a la izquierda y a lo lejos el famoso peñón de Salobreña.

Sólo fastidió la jornada un detalle, el habernos olvidado la cámara, ¡qué faena!. El caso es que creemos que bastará con las fotos desde mi móvil, la verdad, es que no salen muy nítidas, pero se refleja más o menos bien lo que vivimos aquel día.


Nada más bañarnos y jugar con nuestro ahijado Carlos en el agua, nos fuimos todos a comer al restaurante Rufino, sitio peculiar dónde los haya, allí si que se ha parado el tiempo de verdad. Una familia que vive en el bloque de arriba, un bar con una pequeña barra, cocina y una terraza sencilla con mesas y sillas de plástico muy parca en detalles.


Allí nos sentamos mirando el mar y degustamos algunos de los platos de una modesta carta con sus virtudes y carencias, pero daba igual, el caso era disfrutar del momento, de su sencillez y del enclave. Para empezar nos pusieron de tapa unas clásicas migas de sémola para acompañar una sangría que pedimos y diversas bebidas. Perdonad por las fotos en la terraza pero la mesa al ser verde y no pedir mantel, así se lo dijimos, da unos tonos raros.


Luego pedimos un tomate aliñao al centro y salmorejo, éste último no fue ni por asomo el mejor que hayamos probado, pero estaba rico y vinagroso.


El tomate aliñado, en fin, a muchos hosteleros en vez de propina les vamos a tener que regalar el pica ajos del Ikea, madre mía que ajazos tan gruesos. No nos gusta tener que apartarlos a cada bocado. De sabor bien.


También unas sardinas a la plancha, muy frescas y muy buenas, y aunque no eran en espeto. Os vamos a recomendar pedirlas. Las mejores de esta temporada.


También unos huevos con patatas, nada que decir ni a favor ni en contra. Capricho sin más.


Y por último un arroz mixto para 2 personas, que aunque el aspecto era bastante feillo (una presentación poco cuidada), sabía muy bien a buen refrito de tomate y verdura. A veces el aspecto no hace justicia.


De postre pedimos una mousse de chocolate (la foto no la publicamos sale muy mal), y fruta, melón y mango de la zona.


Luego café y una copilla por eso de disfrutar del momento en esta sencilla terraza. La hija del dueño (Rufino), o ese creemos que era su parentesco, nos atendió estupendamente y aunque no fue una de las mejores jornadas gastronómicas, es un sitio que volveremos a pedir otros platos porque pese a los errores, insistimos, la tranquilidad que se respira en este lugar es muy difícil de encontrar.

Después de la copilla nos fuimos a descansar a las sombrillas, hacía calor y ya apetecía una siestecita sin apenas ruido ambiental, sólo gaviotas, olas (pocas ese día) y poco más. La tarde prometía de verdad.


Al rato, nuestra amiga Verónica y yo fuimos al supermercado a comprar la merienda de Carlitos (su niño) y a cotillear un poco. Al volver a la playa nos topamos con la entrañable y mítica estampa de la furgoneta con dulces y bollos a pie de playa. Enseguida el hombre se arrancó con ese grito de 'vamooo a la cuñaaaa, vamoo a la tortaaaa'. Madre mía, ¡qué olor!. Serán bollos más o menos caseros, pero caray, nos supieron a gloria.


La tarde acabó entre risas, baños y juegos, en presencia de un elenco muy reducido de bañistas y con muchas ganas de permanecer allí todo el tiempo que fuera necesario. Pero poco a poco caía la noche, y la tarde se estaba quedando fresca, con esa brisa fría al salir del agua que te obligaba a recurrir a la toalla. Ya empezábamos a tener ganas de entrar en el coche recalentado por el sol, pero como si de un imán de tratara, el sitio no nos dejaba marchar.


Nos fuimos de allí cerca de las 20:00, ya casi de noche en Septiembre, y ¿qué conclusión sacamos de la jornada?, pues que volveremos, todas las veces que sea necesario. Este lugar es medicina para nosotros.

Gracias por leernos.

Salud.

26 comentarios:

  1. Que buen día de playa¡¡ me ha encantado tu reportaje. Yo tengo ese rincón en Isla Cristina, y allí también hay un "casa Rufino", aunque este Rufino es una casa de alta cocina, que es recomendable visitar si se pasa por Isla

    Besos. Ana

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  2. Qué maravilla, Carlos! Si hasta se me ha escapado alguna lagrimica...
    Esas son las playas que me gustan, tranquilas, sin muchos servicios, pero con ese agua transparente. Un lugar donde uno se vuelve a sentir como un niño, donde sin ningún aparatico de los que ahora consumen la mayor parte de nuestro tiempo, solamente con el mar y la arena, se pasa el día como si uno estuviera en el paraiso.
    No soporto esas playas llenas de gente donde te tienes que levantar temprano para clavar la sombrilla, donde ya todo va siendo de diseño. Últimamente me parece que se quiere "urbanizar" demasiado la playa, llenándola de prohibiciones y de "comodidades" que les hacen perder esa capacidad de hacernos disfrutar de la simplicidad del mar y del horizonte abierto.
    De este verano me quedo con los días interminables en que nos hemos llevado la comida a la playa (qué raro que no lo hayan prohibido ya) y con mi nieto haciendo castillos de arena durante horas siendo el niño más feliz del mundo.
    Bueno, que me enrollo, cuando quieras os venís por aquí y os llevamos a algunas de esas playas.
    Un besico.

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  3. Despues de leer esto, se queda uno con ganas de ir, además de identificarse con vosotros.
    Creo que si, que en algún momento yo también he percibido esas sensaciones. Es que claro, esas aguas, ese cielo tan azul, poca gente, esa sensación de estar tan lejos de todo... Una gozada la verdad.
    Un beso

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  4. Qué bonito post Carlos. Yo creo que acabaré viviendo al lado del mar, si antes Madrid no acaba conmigo. Cuanta paz encuentro cada vez que me escapo a mi rincón particular.
    Un saludo.

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  5. No me extraña que disfrutárais tanto, a mí tampoco me gustan las aglomeraciones de las playas turísticas, y me encantan como a tí los guijarrillos, yo voy a una playa parecida en la que en primavera puedo disfrutar de un baño viendo la nieve de Sierra Nevada...que gusto verdad? bueno, sobre la comida, pues que te voy a decir, lo típico por aquí en los chiringuitos....se podían esmerar un poco más en la presentación, no cuesta tanto trabajo...

    Un saludo!!!

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  6. Qué delicia de playa Carlos!
    Asi gda gusto de disfrutar de un dia de playa o de las vacaiones enteras...un besitooo

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  7. Carlos,

    Cuando alguien me pregunte por el paraíso, le pasaré el enlace a esta entrada tuya!!!

    Mirando las fotos mi contador de estrés se ha puesto casi a "0"!!!

    Salu2,
    IDania

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  8. Gracias por descubrirnos este maravilloso lugar. El próximo verano quiero ir a la costa granadina para estar con mi hermano y su familia y lo tendremos en cuenta.

    En Girona también hay calas de difícil acceso preciosas. Y playas como la de Pals, que tienen zonas más despejadas de gente.

    Me quedo con las sardinas y el arroz. Saludos chocolateros.

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  9. Precioso, muero de envidia. Lo que mas me gusta en este mundo es una playa tranquila y con aguas cristalinas, hasta perdono el chiringuito.
    un saludo
    Concha

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  10. Que agusto Carlos, yo veraneo por alli desde que era pequeña, te conozco, no se si te acuerdas de mi, yo soy amiga de Betty, y de tu hermano Cheli.
    Betty me recomendó esta web tuya, y es fantástica. Tus recetas y sobre todo cuando hablas de nuestras playas, que son estupendas, y más para los que estamos alli desde pequeños. Yo si me compré una casa y sigo alli, al lado de la V.Mañana me voy para allá, porque parece que el otoño se resiste a entrar y todavía hace tiempo de playa.
    Conoces el barranco del medio? Alli también se come muy bien, y es una calita. Lo único que la playa tiene muchas piedras, pero es estupenda.
    Saluda a tu hermano y saludos para ti. Mónica

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  11. Mónica: un placer tenerte por aquí, halaaaa... qué envidia que te vayas a la playa mañana ¡¡quién pudiera!. Se lo diré a mi hermano ;). Muchos recuerdos!

    Al resto gracias por leernos, y por vuestros comentarios.

    Un saludo.

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  12. Suerte que acabo de venir de comer porque si no con estas fotos me entraría un desmayo o algo, desde luego la señora Lola y tú os habéis cuidado bien en la playa! Qué playa más bonita por cierto, es verdad que es de ésas donde parece que el tiempo se ha parado, no da la impresión de la típica playa masificada.
    En cuanto a tu pregunta (que he intentando contestar en mi blog pero no hay manera) yo te hago otra: No me digas que nunca has comprado lentejas peladas, no las conoces? Yo las compro en Mercadona, son las lentejas sin la cascarita y para cremas, purés, rellenos de lasagna vegetariana y un montón de cosas más son estupendas, te las recomiendo. Saludos :-)

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  13. Carlos, esta mañana vi tu post a través del movil y no pude terminar de leerlo, estaba deseando llegar a casa para poder hacerlo.
    Te digo que, en general, es septiembre casi todas las playas de Salobreña están igual de tranquilas.
    No se si sabrás que en esta playa de La Guardia está planeado el Puerto Deportivo, y está aprobado por la Junta de Andalucía, aunque el proyecto sigue paralizado por falta de recursos (esta crisis...).
    Los terrenos que hay tras los cañaverales también están vendidos a empresas hoteleras desde hace bastantes años pero no sé porqué la cosa no prolifera. En este aspecto estoy un poco dividida, pero pienso que a Salobreña le hace falta, mucha falta, esa planta hotelera, aunque por ello tengamos que renunciar al "paraíso" que nos presentas hoy.
    Ayer mismo estuve en Nerja por la tarde y envidio la vida de allí, no puedo creer que Salobreña, mi Salobreña maravillosa, se haya quedado anclada en el siglo pasado, y sitios, como Nerja o Almuñecar, tan parecidos, hayan avanzado tanto gracias al turismo, mientras nosotros seguimos igual. Claro, aquí discreparás, pero si vivieras aquí y vieses el paro que tenemos en el pueblo, entenderías lo que te digo. Necesitamos alguna fuente de riqueza que ponga en marcha nuestro pueblo.
    Como me enrollo. Bueno, otra vez que vengas no vayas a Rufino a comer, por Dios, no creo que sea de lo mejor que hay por aquí. Bueno, y las cuñas de "Pereira" ya son Patrimonio de la Humanidad, no hay nadie que venga a Salobreña y no las conozca, ja, ja.
    Un abrazo.

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  14. Las mejores puestas de sol que yo he visto en mi vida ha sido en este rinconcito de mi pueblo, tanto si miras hacia La Caleta, como si miras al Peñón, la puesta de sol es impresionante, el mar a esas horas (si no hay poniente) parece un espejo de plata en el que los ultimos rayos de sol se reflejan. Si podéis id a conocer Salobreña, sus playas aún vírgenes y sus gentes.

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  15. La verdad que siempre me han hablado maravillas de Salobreña, adoro Granada, cuando bajo para el sur procuro hacerme una escapada por las calles de la capital, pero no he tenido oportunidad de ir a sus playas. Lo tengo pendiente y por supuesto me apunto " El Rufino", que buena comida.
    Besines
    Nieves

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  16. Perfectamente explicado, con mucha ternura y cariño.
    Tengo la enorme suerte de vivir en Salobreña y poder disfrutar de sus parajes y costumbres!

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  17. Precioso todo, la verdad es que da envidia. he visto tú mensaje e iba a dar las gracias.

    Comentarte que he cambiado el script de facebook, sale la misma ventana pero ha cambiado totalmente el código, te lo comento a ver si sigue dando el mismo error de antes.

    Gracias de nuevo

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  18. Lidia de la O.: Te entiendo perfectamente Lidia, hay que estar allí para saberlo y vivirlo, sin duda.

    Gracias por tu comentario!

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  19. Esa playa es para nosotros, sin duda, porque una de las razones por las que rehuímos de las playas del sur es por las aglomeraciones de bañistas. Lo odiamos. Conozco la playa de los muertos, y fíjate que según iba viendo las fotos, me recordaban a aquella playa a la que es tan difícil de acceder, pero una pasada de guapa, de limpia y de tranquila.

    Las fotos están muy bien, a pesar de haber sido hechas con un móvil.

    Me ha gustado lo poético que has estado en la descripción del lugar y de vuestros sentimientos. Se nota por las palabras que realmente disfrutastéis vuestro día.

    Besos!!

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  20. En estos momentos en los que no lo estamos pasando nada bien, veo un reportaje tan chulo, con unas fotos tan relajantes y por lo menos me anima para seguir hasta las 7 pa irme a casa y que mañana, que para vosotros ya es hoy, sea otro día. Otro largo y estéril día de espera.

    Me ha gustado mucho ese rinconcito granaíno.

    Un abrazo.

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  21. Por cierto, como dice Lidia, Rufino no es lo mejor de la zona... jajajaj, te recomiendo el Restaurante La Biznaga, es una pasada

    http://thecookrocker.wordpress.com/2011/08/25/restaurante-la-biznaga-en-salobrena-granada/

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  22. Uy, se me ha eliminado el comentario anterior, decía que me hacía mucha ilusión esta entrada, ya que practicamente he crecido en Salobreña.

    El señor Pereira ya es famoso en todo el pueblo, con sus griteríos "vamo a la cuñaaaaaaaaaaaaaaaa, vamo a la tortaaaaaaaaaaa" jajajajjajajaja mi padre lo grabó una vez y se lo puso de tono de móvil todo el verano, fue genial :)

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  23. Ooooooooooooo, mi Salobreña, mi cuña, veraneo allí desde pequeña ( mi familia es de un pueblo cercano) y es el mejor sitio del mundo, que ganas de volver, graciasssss.

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  24. Carlos, desgraciadamente ayer falleció Miguel Pereira, el hombre de las cuñas, la voz del verano en Salobreña. En una de tus fotos aparece. Como siempre la buena gente se va muy pronto. Así que muchas gracias por inmortalizarlo en este reportaje. D.E.P.

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    Respuestas
    1. Me has dejado helado, seguro que era una institución como bien me comentaste. Descanse en paz...........

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