Magdalenas con chocolate y rellenas de mermelada, recuerdos de la infancia

Quizás éste no sea uno de esos postres refinados que ahonden en alguna técnica curiosa o en una presentación sofisticada. Muchos de vosotros que sois grandes expertos en repostería al ver el postre lo pensaréis, pero quizás en esta terrible sencillez radique la gracia de un postre rico, económico y cargado de recuerdos. Lo que sí que tenemos claro es que estas magdalenas rellenas nos han dado momentos irrepetibles en mi familia. Las hemos comido muchísimo en casa de mis padres, y no sabemos cuantos años llevan entre nosotros, probablemente desde mediados de los años 70, pero no lo tenemos muy claro. Y fue mi madre la que en algunas tardes de descanso, que no eran muchas, daba rienda suelta a su imaginación y aprovechaba la poca variedad de ingredientes que había por casa antaño. Con estas carencias os imaginaréis que elaboraba platos como éste, sencillas tartas, pasteles y dulces para agradar así a niños y mayores, porque no sé si alguna vez os lo he comentado pero en mi familia ha habido muchos golosos (y yo no me incluyo). Qué curiosos aquellos tiempos en los que comprar una tarta no se nos pasaba por la cabeza en ningún momento. Comprar una tarta era un lujo que sólo una familia se permitía en contadísimas ocasiones. Pero bueno, que os vamos a contar que no sepáis. Ya en el fantástico blog de Spoom (Secocina.com) hablábamos sobre este tema.


También sobra comentaros que por lo general se hacía todo en casa, y realmente así se aprendía auténtica cocina, esa cocina de subsistencia, de ahorro, esa que con pocas cosas se hacía mucho. Las familias de aquella época éramos muy ahorradoras, y siempre por necesidad claro está. Aunque claro, alternar tampoco se llevaba como ahora ya que no había tanta oferta ni tantas opciones, y como no había tanta tentación, se llevaba muy bien.

Pues de todo esto nace este postre. Un día a mi madre le surgió la idea de llevar a la miniatura una tarta de las de aquel entonces, utilizando unas simples magdalenas. Así que se lió la manta a la cabeza, cogió unas magdalenas del pueblo de mi padre y le puso almíbar de base (borrachas), con un estupendo topping de chocolate de Cobertura (Chocolate Dolca con agua y mantequilla) y un modesto baño de coco rallado. De sombrerito una guinda. A veces le ponía mantequilla dibujada con manga pastelera, con la que esbozaba rayas, puntos etc. Así surgió la receta, de esta forma tan sencilla. Y la verdad es que desde aquel día que hizo las magdalenas rellenas, quedaron en nuestra retina para siempre.

Pues le 'obligué' a mi madre a que las hiciera para echarle unas fotos, y las hicimos hace poco. Os compartimos el reportaje, y la receta. Se necesitan magdalenas (si usamos comerciales, usamos La Bella Easo de toda la vida, en este caso usamos otras), una cucharada sopera de Whisky ó Ron ó Brandy, 1/2 vaso de azúcar, 1 vaso de agua tibia (el clásico almíbar liviano o 'borracho' de doble de agua que de azúcar), mermelada de fresa (aunque esta vez usamos de albaricoque), 80gr de chocolate de cobertura, media guinda por magdalena y coco rallado a demanda. ¿Fácil verdad?


Lo primero es hacer un sencillísimo almíbar 'awhiskado'. Es recomendable que sobre que no que falte, así que cocer levemente 1 vaso lleno de agua, echar el whisky y a continuación el azúcar. Dejar que cueza removiendo unos minutos para que evapore un poco, y probarlo. No debe de quedar soso.


Reservaremos el almíbar y en el mismo cazo u olla pondremos a cocer el chocolate a fuego suave con algo de agua o leche, eso como gustéis. Al gustarnos mucho el chocolate puro, y al ser 'Nestlé postres' un chocolate tan fabuloso, con sólo añadirle un dedo de agua se triunfa. La leche lo clarea. Si el chocolate no fuera de cobertura, utilizar algo de mantequilla (para que luego en nevera solidifique). Remover despacio el chocolate y el agua hasta que se deshaga.


Pues listos. Empezaremos pues con las magdalenas. Primero las debemos de cortar por la mitad. Es recomendable hacerlo un poco más arriba de la mitad exacta, para que luego aguanten bien el almíbar.


Iremos echando el almíbar templado con una cuchara para calar bien las bases.


A continuación la mermelada, que queden repletas.


Cerramos...


...y más almíbar (mi madre a la cuchara).


Ahora nos acercamos, y echamos el chocolate por encima a modo de napado, con la ayuda de una cuchara. ¿Fácil verdad?. Veréis que se rompen algunos trocitos de magdalena por el almíbar, eso fue debido a que las magdalenas ya llevaban un tiempo en la despensa.


Al final quedarán copadas, y lo hicimos lo más cubiertas posibles. No importa que queden estéticamente mal, el coco rallado va a apañarnos el asunto.


Allá que va...


Una guinda y a la nevera. Deberán estar unas 3-4 horas antes de tomar. Veréis que el postre es muy simple, pero os juramos que saben de maravilla y os sacarán de un apuro.


Salud.

13 comentarios:

  1. Viva la madre que te parió!!!!!!

    Carlos, tu madre es un tesoro. La verdad es que a veces nos complicamos la vida más de la cuenta. Una receta tan sencilla como esta, resultado del saber hacer de alguien entrañable, no es comparable con ninguna receta sofisticada y tecnicamente perfecta que podamos hacer ahora.

    En épocas difíciles, la gente agudiza el ingenio y es cuando surgen cosas como esta. En mi casa se hacía un "falso Bretone", una imitación de la tarta bretona que llevaba muchos huevos y era un lujo, que resultó tan bueno como el verdadero.

    Felicita a tu madre y que nos siga trasmitiendo toda su sabiduría. Enhorabuena.En mi casa se van a hartar de madalenas rellenas....

    Un saludo, Begoña

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  2. ¡¡¡Que no hace una madre para sus hijos!!!
    Hasta hacer expresamente estas delicias para que Carlos las pueda fotografiar y ofrecernoslas.

    Me has hecho acordar que en casa nunca se compraba nada que se creyera "innecesario" solo una vez compramos unos pasteles y como estábamos acostumbrados a esa cocina sencilla no nos gustaron .

    La cocina de entonces era otra cosa, no hay punto de comparación, pero si es cierto que en ella había grandes dosis de cariño, voluntad, ganas de agradar a la familia, ... y eso hacia que se agudizara el ingenio.

    Tu madre, una gran madre sin duda que se merece un monumento.
    Los pastelitos, divinos, tanto que este verano los voy a poner en práctica cuando tenga la casa llena de juventud que será pronto.

    Un beso para tu madre que el mérito de este post es suyo.

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  3. Bien, bien bien!!
    que maravilla de post, las manos de tu madre, las magdalenas, esa manera de decir
    ...las familias de antes eramos ahorradoras...
    hay tanto tanto detrás de este post que estoy emocionada.

    Todo mi cariño para esa familia

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  4. Carlos tengo muy presente en mi abuela lo que cuentas, con poco se apañaban y no solo eso, sino que realizaban grandes creaciones y platos que hoy en día no parecen extraordinarios, recuerdo como mi abuela de un simple huevo hacía varias comidas, esto es algo que nunca dejará de sorprenderme, sin duda he aprendido tantísimo de ella y de su cocina que al leerte, y al ver las vivencias de tu famili, inevitablemente me has recordado todo aquello que ella nos contaba.

    Si duda este tipo de postres de la niñez multiplian su valor hoy día, y da igual si el aspecto es mejor o no, solo importa el sabor, como antes. Sin duda unas magdalenas maravillsas, mi enhorabuena a tu madre.

    Besotes.

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  5. De vez en cuando, nos emocionas mucho. A mí muy a menudo me traes recuerdos de la infancia, recuerdos de la tierra... Siempre transmites ese amor a las cosas de familia que contagias. Una maravilla de magdalenas.

    Un beso.

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  6. Pues me encanta la entrada que has hecho hoy, Carlos. El coco, un acierto y me ha gustado ver esas manos sabias de tu madre...

    Felicidades.

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  7. ¡¡Que pasada de postre!!
    Yo, particularmente, voy a pasar del coco y la guinda. pero el resto todo. Tengo que hacer memoria, a ver si en casa de mi abuela había algún postre especial. No es que tenga mala memoria, que la tengo, es que conviví muy poquito con ella :( Investigaré.

    Un saludo y enhorabuena.

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  8. Hola Carlos,
    Las madres le daban mucho a la imaginación para que todos quedásemos satisfechos con pocos medios para hacerlo.
    Me ha encantado el relleno y, aunque no le echaré coco porque no me gusta, lo probaré con las magdalenas que yo hago y que dicen, son mi especialidad (fue motivo de uno de mis primeros posts, allá por enero).
    El relleno de mermelada me recuerda a las tartas que hacía el padre de un gran amigo mío (de profesión pastelero), rellenas siempre de mermelada.
    Muy buen post.
    Saludos desde Córdoba

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  9. Qué preciosidad de pastelitos!
    Mi madre compraba unas magdalenas bien grandes y cuando mis hijos iban a merendar se las rellenaba con mermelada de fresa o nocilla y nata. Mi hijo mayor aún las echa de menos!
    Qué buenos todos esos postres caseros de nuestra infancia, las tartas de galletas, los bizcochos rellenos con crema de flanin y cubiertos de chocolate.
    Seguro que para tu madre ha sido una alegría que le pidieras hacerlas para el blog.
    Esta vez mi beso es para ella.

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  10. Hola Carlos!!!
    Por qué será que tenemos los primeros recuerdos de "dulce" de nuestras abuelas??? . Yo recuerdo con pasión, el brazo de moka que traía mi abuela de su pueblo......., las natillas que hacía cuando iba a comer a su casa,los flanes.....todo!!!
    Qué recuerdos me has traido!!! gracias por el post.
    Saludos,

    dolores

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  11. Hola Carlos, no se si al postre se le llamar de los "refinados" yo le pondría un sobresaliente, por todo lo que conlleva y otro para tu madre!!! Mi foto favorita: las manos de tu madre.....
    Un beso

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  12. Que bueno Carlos!!!
    Uff me dan ganas de hacerme una para mi ahora mismo.
    Tengo el,caco de Su.
    Que delicia.
    Como dice Carmen, lo mejor tu madre, que hariamos sin ellas.
    Un beso para los dos.
    Margot

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  13. ¡Plas, plas, plas, plas!

    Jo, que pinta tienen las magdalenas :D

    Un saludo

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