Hola a todos. Me habéis pillado leyendo un artículo de prensa que dice que el famoso cocinero Jose Andrés ya pertenece al ranking de los 150 personajes más poderosos e influyentes del panorama cultural, político y mediático de Washington. Lo publica a toda página la revista Washingtonian. Desde luego hay que reconocer que este hombre se ha trabajado duro su reputación de chef internacional. Pues es que encima este asturiano tendrá desde Enero en EEUU y en la TV, un programa de cocina llamado “Made in Spain”. Increíble ¿verdad?. Nadie lo había conseguido antes. Sólo les pido por favor a los americanos que no les encante delicatessen peninsulares que prepara con magia, que este alumno aventajado de Adriá lo prepara todo muy bien. Como se pongan cabezones y les guste,... ¡nos quedamos sin nada!.


En fin, hoy si os parece bien vamos hablar de las gulas. No sé si habréis caído que éste es un producto típicamente español que como bien sabéis ha sustituido a la ya clásica e impagable angula de toda la vida. Pues ya han pasado más de quince años desde que tenemos este producto en nuestras despensas, concretamente desde las navidades de 1991, fecha en la que se anunciaron por primera vez en Radio y TV, a partir de entonces fueron popularizadas hasta la saciedad por el gran Karlos Arguiñano. Todo lo demás es historia. Es curioso además que durante los años siguientes sólo se las relacionaba con la Navidad, esto ya ha pasado a los anales, como que también la empresa Aguinaga con su Gula del Norte (Irura) sea la única que los produce.

Pues es que dicen los entendidos que la gula es un producto de muy buena calidad desde todos los puntos de vista, es poco graso (165 calorías los 100 gramos), es digestivo, tiene un 11% de proteínas de buena calidad, y además es muy versátil. Pero también es producto muy rentable para una empresa. Yo no discuto que la afamada Gula del Norte sea la gula de mayor calidad, pero lo que no entiendo es que haya tantas diferencias tan importantes entre unas marcas y otras. Bueno, sí lo entiendo.


Por ejemplo, en Makro hay un sobre de gulas congeladas de 200 gramos que sale algo más de 1€, y la Gula del Norte fresca con el mismo peso, sale a casi 5€. Pues lo compramos para probarlo y efectivamente, la Gula del Norte está mucho mejor desde todos los puntos de vista, gusto, textura y aspecto, pero oye, tampoco la otra marca estaba para tirarla a la basura. Esto de todas formas creo que no es del todo debido a que sean dos calidades distintas, si no que uno está congelado y el otro no. A veces hemos congelado algunas gulas frescas, y pierden un poco.


Pero sin desviarnos del tema, y sin ser tan extremistas, en Eroski existe una Gula fresca de la misma empresa (Aguinaga) pero de marca blanca, que en ofertas puntuales de este comercio sale a 1,90€ (tres por dos). A diferencia de las de Makro y en este caso, el sabor y textura es el mismo que la guipuzcoana, sobre todo porque el género es de la misma empresa, pese a que siempre se ofrece algo de menos calidad en una marca blanca hecha por la misma compañía. Es decir, si en condiciones normales cuesta este genero dos euros y pico, hasta llegar a los 5€ de la Gula del Norte algo está pasando, porque con estas diferencias me da igual que sea un poco menos fina (que encima no lo noto).

Otra, su principal competidor, las anguriñas de Pescanova. Si no las habéis probado nunca n serio os las recomiendo. Tienen prácticamente la misma textura y calidad. No es un producto tan barato como las marcas que os he contado, pero a unos 3’20€ por el mismo peso, ya es casi un 40% más barato que la supuestamente número uno la Gula del Norte. Eso sí, algunas marcas son pobres en calidad, angulitas duras, tiesas (por ejemplo las de Makro), otras pastosas (se pegan al rehogar), otras con regustos diferentes, o más dulces de lo normal. Indudablemente hay mala calidad en varias marcas, pero que os aseguro que se venden como churros. También y siendo objetivos, será algo peor pero pagas un 400% menos por un producto que realmente está bien producido, el caso de las de Makro.


Recuerdo ahora que en el universo de la peseta la Gula del Norte costaba, en un pack de dos sobres de 200 gramos junto con una cazuelita de barro, alrededor de las 700 pesetas. Creo que es natural que todo haya subido con el euro, las necesidades de producción, la mano de obra etc, pero es que esta marca en 6 años que llevamos de euro, ha subido más de un 140%. Y es que antiguamente nos podían vender la moto con que existe una diferencia clara en precio con las angulas auténticas, pero ahora ya no.

Perdonadme pero en resumen, con la Gula del Norte veo algo más que un producto nutritivo y saludable (que lo será), veo un negocio en el que también pagas el benchmarking (pago extra por publicidad, historia, patente, galardones etc). No obstante me descubro ante su invento.

Bueno, vamos a lo que vamos. Pues estudiando un poco el género, que sepáis que la pasta de gula se fabrica, en todos los casos, a partir del surimi, producto que desde hace nueve siglos se fabrica en Japón. Se trata de un picado de músculo de carne de pescado (blanco), y también se utiliza para hacer los famosos palitos de cangrejo. Por si lo queréis saber, la carne se extrae de un pescado blanco llamado Abadejo de Alaska (es familia del bacalao). Éste se mezcla con varios aceites vegetales (no dicen la procedencia), clara de huevo, harina de trigo (o fécula de arroz), proteína pura de soja, extractos de anguila (o almeja) y para marcar el lomo (y no los ojos) tinta de sepia.


La empresa española que patentó este producto tan aclamado fue Angulas Aguinaga S.A a principios de los noventa. Aunque la empresa se fundó en 1974 gracias a la unión de cuatro empresas familiares de captura de angulas (más de cien empleados que reportan unos 80 millones de euros de beneficio anuales), no se la empezó a conocer hasta que restructuró su negocio completamente hacia estas nuevas tendencias.


La idea comenzó cuando en los años ochenta, y tras vender millones de kilos de angulas, se empieza a divisar que las capturas estaban desapareciendo a pasos agigantados, lo cual ponía en entredicho la especie, y lo más importante (aunque no lo mencionen en la web), la supervivencia de la empresa. Después de comercializarlas con éxito, a finales de los años 90, con el certificado ISO22000 (primera empresa española en obtener la acreditación de seguridad alimentaria) debajo del brazo, la compañía se sacó de la manga algo que ya estaba en nuestro mercado desde hacía años pero que superó con creces en calidad a la competencia, los palitos de cangrejo frescos (marca Krissia).

En el 2004 la empresa consigue el premio a la mejor empresa alimentaria española en cuanto a innovación que otorga el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Curiosamente sus datos y cifras económicas, no aparecen por seguridad en el registro mercantil desde 1991. Se temía que el origen vasco del grupo y su ubicación, eran y son motivos por los que sus dueños hayan querido mantenerse en el anonimato. A todo esto, la empresa sufrió un atentado de ETA a finales del 2006.

Y bueno, esto es todo. Ya sólo queda deciros (para algunos sólo recordaros) que los usos que ahora se les da a la gula son muy variados, desde el clásico ajillo (insuperable con gambas frescas), hasta en pastas, tostas, ensaladas o guarniciones de pescados. Pero vamos la imaginación es poca en comparación con las posibilidades que te ofrece esta delicia artificial que desde hace tiempo ha calmado las ansias de muchos fanáticos de un pescado extinto y carísimo como es la angula.

Yo tengo la suerte de haber probado las angulas, además hace relativamente poco, y a 800€ el kilo (como mínimo) os aseguro que hoy por hoy, no compensa gastarse ese dinero para nada. Veo el precio del kilo en los años 50, y parece mentira (pinchad este link).

Salud.