Llevamos ya unos años probando diferentes whiskies de malta y os tenemos que decir que el whisky Lagavulin 16 años es el que para nosotros provocó ese famoso antes y un después en el universo del whisky. Es un destilado que me recomendó un compañero de trabajo que lleva ya un tiempo metido en este mundillo, y la verdad es que el whisky sorprende desde que se sirve en la copa. Primero por su maravilloso color ámbar oscuro o profundo, fantástico, y segundo por ese embiragador aroma ahumado del famoso malteado con turba tan típico de esta zona de producción llamada Islay, característica que en este whisky se presenta en un perfecto equilibrado, como pocos que hayamos probado. Luego el trago es seco, potente, con una entrada alcohólica poderosa, pero con unas inesperadas y exquisitas notas dulces al final que lo hacen adictivo. A todo esto, ese matiz salino que muchos comentan de algunos whiskies, éste es uno de ellos, nosotros no somos capaces de percibirlo, si alguien nos lo pudiera explicar. Para que lo sepáis, Lagavulin es una palabra que proviene del gaélico 'lag a'mhuilin', que viene a significar algo así como 'valle del molino' y es que hubo un molino hará unas décadas el cuál ya no existe. El caso es que el whisky se produce desde 1816 y es uno de los whiskies más populares dentro y fuera de Escocia. El 16 años es quizás el más popular, y el más económico, siendo envejecido en barrica de Jerez y en una botella preciosa. Pero en otras versiones, como el Lagavulin 12 años, whisky que a todo esto no hemos tenido la oportunidad de probar, está madurado en barriles de Pedro Ximénez y es además un Cask Strengh, es decir, un whisky extraído directamente del barril sin ser mezclado con agua para rebajarlo hasta la cantidad que se requiera. Es curioso que estos whiskies el poder alcohólico es mucho mayor que los destilados tradicionales, hablamos de casi 57º el de 12 años frente a los 43º del de 16 años. Y la verdad es que tiene que ser un espectáculo ya sea, tomado tal cuál, o rebajado con un hielo.