Lo que más llamaba la atención eran aquellas conservas extraordinarias en envases grandes y preciosos, algunas de ellas realmente de exposición. Me vienen a la memoria esos espárragos navarros enormes cuyo bote costaba más de 3000 pesetas, pimientos del piquillo perfectos, alcachofas baby, conservas de pescado nunca jamás vistas, como los troncos de atún y bonito en aceite, anchoas imponentes, mejillones de calibre XXL, berberechos gigantes a 2000 pesetas la lata. Luego pastas italianas imposibles de encontrar en otro lado, aceites de oliva sin filtrar, bebidas foráneas, frutas increíbles, quesos de muchas procedencias, embutidos selectísimos, vinos muy bien conservados o especias difícilísimas de encontrar en comercios. Era un verdadero oasis, tened en cuenta que hablamos de los años 90 y no existía aún el comercio en internet.
Y fuera de todo aquello, la normalidad, los productos habituales de fondo de despensa que cumplían su función pero que no tenían nada de especial, eso sí, había algunas sorpresas contadas en puestos de mercados o tiendas especializadas en productos de algunas regiones. Pues entre toda esa oferta tan disipada encontrabas productos como los espárragos y conservas de tomate Camporel. Esta última se trataba de una salsa de tomate que tenía el reclamo de hacerse en sartén, pese a ser industrial, y además con aceite de oliva, no recuerdo si al principio era virgen extra o no, seguramente no. Venía presentada como si de una artesanía se tratara, con un papel que recubría la tapa y una gomita (ver foto más abajo). Su precio no era caro ni por lo más remoto.
Han pasado 17 años desde aquellas primeras compras y hacía muchísimo tiempo que no la veíamos. Hace unos meses nos la volvimos a encontrar en el centro comercial Villergas. Ahora se vende en envase de vidrio al 'desnudo' y en los ingredientes ahora sí que indica que lleva aceite de oliva virgen extra. Y bueno, la sorpresa fue muy agradable ya que no es fácil de encontrar hoy por hoy por Madrid. Su precio ya ronda los 2€ el frasco.
No entendemos muy bien lo del añadido del almidón, lo hacen muchas conservas y sabemos que es para darle textura e integridad al conjunto, pero nos cuesta entender esa manía de la industria por ofrecer productos de aspecto perfecto. No pasaría nada porque el tomate se decantara un poco, si se pretende una textura 'rústica' como ésta, y si no gusta, se podría vender en envases opacos advirtiendo de que hay que agitar antes de consumir. El almidón de maíz no aporta sabor, pero es un estabilizante que sobraría en una conserva de esta gama, por muy natural que sea.
Bien, al destaparlo tenemos que reconocer que no nos impresionó. Su sabor es bueno pero tiene un matiz extraño, igual es el aceite, igual es el ajo, igual es el conjunto. Además es un pelín más dulce de lo que debería ser, pero sí nos gustó esa textura. A lo mejor la gama bio nos ofrece algo más redondo en sabor, pero no lo hemos podido adquirir.

Viendo ya sus ingredientes es una pista de la calidad que tienen,

Desconocemos el precio, pero vamos, similar a los patés de aquí pero son latas tan preciosas que dan ganas de comprarlas y no abrirlas jamás ¿verdad?
Por último, la legumbre nueva de Godín Fernández, de Daganzo, Madrid. Ya os la hemos recomendado muchísimas veces, pero este año pisan muy fuerte con un garbanzo algo mayor y exquisito y una lenteja dicen que excelente.
Aquí una bolsa de kilo.
Un detalle que jamás olvidaremos es que nos hayan regalado una malla o redecilla para los garbanzos. Nos la ha hecho la madre del propio Alberto, y que Lola (su mujer) nos hizo llegar como un regalo ya que sabía que nosotros le íbamos a dar buen uso. Y así será. Nosotros solo podemos decirla que gracias y mil gracias, aunque el verdadero regalo es poder disfrutar de este género de 10.
Una pequeña obra de arte...
Salud.
Doy fe de que los garbanzos de Daganzo son mantequilla. Los compré por la recomendación que hiciste y quedé encantada.
ResponderEliminarEn cuanto a la redecilla para los garbanzos, yo las utilizo para separar todos los ingredientes del cocido: la verdura en una bolsa, la patata en otra, la carne de ternera en otra y así con todo. Luego es comodísimo de sacar, todo separado y el caldo queda limpio. Eso sí, tengo bolsas de dos tamaños, de modo que cabe todo.
Un abrazo!