Un resumen de la feria Biocultura 2016 de Madrid

El pasado mes de noviembre se celebró un año más la Feria BioCultura en el recinto ferial de IFEMA, en Madrid. Y como casi todos los años, mi hermano se acercó con la familia a echar un vistazo para ver el estado de forma de esta feria que este año cumple la friolera de 33 años.


El problema de la ecología, como así lo vemos nosotros, es que se ha banalizado muchísimo en esta última década. Se ha instalado en una gran parte de la sociedad como algo tendencioso, impulsado muchas veces por la publicidad manifiesta de algunos personajillos públicos que viviendo en un plano irreal, saltan a este movimiento manifestando una visión sectaria de la gastronomía. Nada que ver con un movimiento que lleva décadas asomando la patita de una manera muy digna ante la implacable globalización y que vino hace mucho tiempo para quedarse siendo mucho más que una moda. Se trata de una filosofía de vida basada en la educación medioambiental, en un consumo responsable y sostenible y que, con menor o mayor calado entre la gente, confiesa un gran respeto al entorno que nos rodea. Algo que en una medida razonable vemos fundamental, pero enfocado más globalmente lo vemos algo absolutamente utópico.

A nosotros nos parecen admirables aquellas personas o asociaciones preocupadas por el medioambiente, que lo preserva y que intenta mejorarlo y disfrutarlo sin obtener nada a cambio. Es gente que apuesta por una despensa lo mas natural posible, por el producto de cercanía, por el consumo de alimentos pocos procesados y, por su puesto, por el agricultor que se juega su producción año tras año bajo un modelo sostenible pero muy vulnerable. Nuestra más profunda admiración.

Al final, detrás de todo esto hay educación, como os decíamos. Aunque en algunos casos puede ser también una cuestión de necesidad, porque no olvidemos que este movimiento siempre ha ofrecido soluciones para las personas con algún tipo de intolerancia o alergia alimentaria o dermatológica, lo cual no se ha visto reflejado en la industria convencional hasta hace unos pocos años.

Pero los radicalismos no los entendemos de ninguna de las maneras, sin ser 100% ecológico ni decir que sí a todo lo que la industria dictamine que comamos, apostamos siempre por el termino medio. Una ecología adaptada al consumismo actual en la que vivimos, siendo coherentes con las realidades y presupuestos de la sociedad y con un mensaje claro, "detrás de cada producto o servicio hay gente implicada como tú". Y sobre la gastronomía qué decir, es utópico pensar que puede haber comida ecológica para todos, es impensable, comida que abastezca casas, restaurantes, factorías, clases desfavorecidas, tercer mundo. Pero la ecología debe de estar ahí, incentivarse y mejorarse, y siempre escuchando a un público sensible que quiere dar ejemplo. Debe de haber espacio para todos.

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Desde luego si un producto ecológico no es superior al que no lo es, nosotros no lo compramos, lo sentimos mucho. Es muy probable que el que compremos, sin que sea absolutamente ecológico, sea absolutamente natural y además tenga la palatibilidad que no tenga el ecológico. Esto para nosotros es un todo en la gastronomía, muy por encima de cualquier movimiento, a aveces la ecología te lo proporciona, pero a veces no.

Pero vamos a lo que vamos, la feria. Este año muchas novedades y algunos clásicos, no os vamos a relatar todo porque eran cerca de 800 estands, al menos la de Madrid. La cerámica de Pereruela no podía faltar, una cerámica zamorana que mi hermano sigue muy de cerca en cada feria por lo bella que resulta en las cocinas tradicionales. Como cada año en su estand siguen mostrando las judías cociendo en una de sus ollas, es gracioso. Aunque ya no resultan tan funcionales como antaño, y eso que estas ollas y pucheros son aptas para vitro (sin inducción), siguen siendo algo tradicional que jamás debería extinguirse simplemente por lo bonitas que son. ¿Fetichismo? Obviamente.

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Artesanía abundante y cosas muy bien trabajadas, como estas velas. Una cerería que elabora productos de mucha calidad.

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Hay algunos estands ciertamente curiosos, como esta escuela de Gong. Lo publicamos porque es increíble la cantidad de universos que hay ahí fuera. Pues tiene un uso terapéutico, de hecho es considerado un instrumento de sanación, unos cursos dirigidos al profesorado de yoga para ahondar en la terapia del sonido.

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Artesanos de la madera que dedican su tiempo a hacer casas para aves pequeñas, algo que nos parece elogiable y enternecedor. No sabemos si habrá realmente negocio con este tipo de propuestas, pero igual da lo mismo. una de las principales fuentes de ingresos son los talleres escolares.

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Cómo nos gustan los utensilios de cocina en madera de olivo, no nos consideramos gente demodé o hipsters, es que no lo podemos evitar. Un clásico Pimfa.

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No nos olvidemos de los utensilios de boj, para nosotros menos atractivos que los del olivo, pero sin duda ¡para llevarse todos a casa!

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Panes de diferentes tipos y harinas, todo ecológico, siempre es agradable darse una vuelta por estos stands en los que siempre picas con algo.

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Harinas de decenas de tipos, algunas no habíamos visto en la vida.

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Pastas alimenticias de todo tipo, todo ecológico por supuesto.

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En este tipo de ferias, charlas, talleres, demostraciones, catas, un sin fin de actividades que convierten la visita en un rato muy agradable.

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Por supuesto la carne tiene también su lugar, carnes ecológicas con un aspecto muy bueno. Este es el stand de carnes Braman, de Segovia. Aquí hicimos compramos unos lomos y el resultado fue muy bueno.

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Producto fresco no podía faltar, nada digamos que original e interesante, pero variado.

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Conservas de La Rioja (Emperatriz) y mieles, con muy buen aspecto todo.

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Aneto puede convenceros o no, a nosotros sí, sobre todo su gama ecológica. Siempre os hemos dicho que su caldo de pollo ecológico es de lo mejor que se puede encontrar pasterizado en el mercado.

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Semillas ecológicas, la gran debilidad de mi hermano, aunque de la casa Madre Tierra ha encontrado cosas muy buenas y muy malas.

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Y plantas, aprovechando el tirón de algunas verduras de moda, un éxito que creemos absurdo.

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En definitiva, y palabras de mi hermano, una feria que cada año mantiene alto el nivel y se ve una progresiva evolución año tras año.

La próxima cita será en febrero en Sevilla, para los que queráis conocerla ¡ya no queda nada!

Salud y feliz semana.

1 comentario:

  1. Hola Carlos
    Qué interesantes este tipo de ferias. Me hubiera encantado asistir. Disfrutaría como una enana.
    Comparto tu punto de vista sobre los alimentos ecológicos, y comparto con tu hermano el interés por el barro de Pereruela. En el bajo de casa instalamos un horno de barro que compramos a principios de este año en esa localidad zamorana.Estamos encantados con él. Era un sueño que llevaba acariciando desde hace tiempo y por fin se cumplió. Aprovechamos la ocasión para comprar también otros pequeños artículos, incluida esa olla de la que hablas ;)
    Un beso muy grande

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