Antes de ayer asistimos a la 9ª edición de Madrid Productores, en adelante MP, que se celebra el último fin de semana de cada mes en el espacio creativo Matadero Madrid, en Plaza de Legazpi, 8. Habíamos visto algún reportaje del evento gastronómico en la TV y en la red, y teníamos ganas de acercarnos de una vez por todas, entre otras cosas porque además está muy cerca de nuestra casa. Las conclusiones son variadas y os las traemos en este pequeño reportaje que esperamos que os guste.


El horario del evento es de 11:00 a 19:00 los sábados y de 11:00 a 17:00 los domingos, aunque las carpas de bebidas creemos que abren hasta más tarde. La entrada es totalmente gratuita y lo que han hecho es habilitar varios recintos al aire libre para que se pueden colocar los 90 puestos que hay actualmente, zonas de degustación aparte (podéis ver el plano aquí).


Aquí un acceso al recinto principal, al ser primera hora no había aún mucha gente...


Algunos food-trucks estacionados a la entrada, la caravana de hamburguesas y tartares de carnes de La Finca. Todavía no habían rellenado los letreros.



O la de quesos La cabezuela.


A las 11:30 se estaba estupendamente, creo que la imagen de los domingos a las 13:00 no tiene nada que ver. Aunque  en realidad el sábado a esa misma hora también se llenó bastante.


Los puestos que se llevaban la palma eran sin duda los de frutas y verduras ecológicas y no tan ecológicas de Villa del Prado. Huertas JL Campos, los que se llevaban el gato al agua, de hecho, tenían muy buen expositor, las cosas como son.


Acelgas rojas.


Las siempre curiosas judías 'de manteca'.


O las remolachas... ¡pintón!


Espinacas deliciosas y un largo etcétera de productos. No compramos nada porque había cola como para media hora.


También había otros puestos como el del cordero colmenareño. Vendían carnes y luego creo que se podía degustar alguna tapa caliente, pero no estamos del todo seguros.


Carnes de Miraflores, qué recuerdos. A la mente me viene cuando en los 80, cuando el clembuterol se hacía presente en los filetes que comíamos, subíamos con mi padres a comprar carne a la carnicería de esta localidad, con un resultado realmente espectacular. No compramos nada por falta de logística, tenemos que deciros que al sol podríamos llegar a los 32 gradetes.


La famosa pastelería Real de la localidad de Morata de Tajuña, pronto reportaje en el blog. Aquí la anécdota del día, les compramos sus famosas tortas y palmeritas, y se lo dejamos pagado para que nos la guardaran y no sufrieran los efectos del calor. Muy amablemente nos lo guardaron, pero cuando nos íbamos a ir ya para nuestra casa, se habían ido a comer. El único puesto del mercado que cerraba para la comida. ¡Con un par!


Otro puesto de frutas y verduras.


Un ejemplo de las colas que se forman.


Leches y yogures Mi Vaca. No era el día para comprarles.


En cuanto a los quesos, tenéis también variedad de puestos, como éste de Quesos Dulcinea. Nos llamó la atención el que veis a la izquierda, artesano de oveja, aunque probamos el que estaba justo al lado, que era la versión curada, luego os contamos.


Seguíamos estando muy a gusto.


Vacanegra, agricultura ecológica en todo su proceso. Habíamos oído hablar de ella, pero no hemos probado nada. Podías degustar hamburguesas.


Un stand de pasta fresca madrileña. Todo muy mono, y bien presentado, con un buen marketing.


Conservas Ortema, ni los mencionaríamos si no fuera porque realmente saben hacer conservas, al menos, las vegetales. No os podemos decir del resto de gama.


Nos animaron desde las redes sociales para que los probáramos, sobre todo los que van en salsa, pero no somos capaces. Sin duda Caracoles de la Vega están dando mucho de qué hablar, y algún día les echaremos el guante, sobre todo para compartirlo con amigos y así que la conserva no acabe en el fondo de la nevera.


Decidimos sentarnos a tomar un refrigerio.


Cogimos una sombra, y aprovechamos para dar de comer al niño. Las consumiciones mínimas eran 2€, cañas, vermuts o refrescos y estaba bastante bien organizado. Sin duda lo que más nos gustó fue el ambiente.


Compramos queso al corte  en el puesto de Quesos Dulcinea y nos lo tomamos con un vermut. El queso de oveja espectacular, mantecoso, denso y con mucho sabor. De los mejores que hemos comido en mucho tiempo, pero no lo hemos podido localizar en su web, quizás por ser artesano o de producción limitada.

Imaginaros, vermut frío y el queso en temperatura. Un manjar.


Más puestos, un aceite de oliva virgen extra que no conocía. Esto de servir monovarietales diversos bajo una misma marca no llega a convencernos. No compramos.


Un novedosa ganadería para nosotros, Alicia Tabernero, vende su producto de ternera de por aquí con mucho orgullo, sin vender nada especial. Pero el aspecto era muy bueno y eran muy pero que muy majos. Nos hubiera gustado llevarnos algo pero lo dicho, por logística no podíamos. No obstante tienen tienda online.


Cayeron unas croquetas de la croquetería. Chorizo, bacalao y jamón ibérico. A Lola le gustaron mucho, ella entiende de croquetas mucho más que yo. Yo las ví con una textura algo almidonada, pero desde luego estaban muy bien fritas.


Antes de ir a comer, entramos por las instalaciones abiertas al público del Matadero de Madrid. ¡Qué fresquito dentro!


Interesante título para definir el proyecto global.


Quisimos comer en La Cantina, dentro de Matadero, pero si os somos sinceros no nos gustaron las maneras ni la forma de decirnos que no podíamos meter el carro entre las mesas, así que como ya se nos antojó una hamburguesa con los olores de la furgo de La Finca, caímos en la hamburguesería Costello Río. No estuvo mal.

Los fingers de pollo tenían un color y un 'crunch' muy rico a base de cereales, pero carecían de sabor por dentro. Sin embargo la salsa BBQ, por muy tonto que parezca, estaba rica.


Las hamburguesas muy bien presentadas y la carne con buen sabor, aunque por poner alguna falta, al pan le faltaba un poco de 'mullidez'. Aquí la hamburguesa mexicana.


Y la classic (bacon, cheddar etc), le faltaba un poco de jugosidad, igual más queso no sé deciros.


Las conclusiones del evento son, la verdad, un tanto agridulces. Siempre es una muy buena idea fomentar el producto local sobre todo en Madrid que siempre ha carecido de esto y ya era algo desproporcionado, pero la sensación que uno tiene es de '¿ya está?'. En el evento es cierto que existe una buena variedad de puestos, y muchos buenos productos, pero no está todo lo que hay ni pretende estarlo, se sigue buscando conectar con las modas y con algunas tendencias que realmente no compartimos y al final uno lo que percibe es modernidad y muy pocas raíces.

Echamos de menos productores más rebuscados, productos más nuestros, también más producto de temporada, aunque la temporada de ahora por esta latitud es bastante pobre, y una mayor especialización en algunos puestos. Bueno, tenemos que decir que nos topamos con un productor y un producto muy especial que en breve os contaremos, ahí sí que percibimos oficio y excelencia sin artificios, y además no lo conocíamos. Es más, tenía quizás el puesto más pequeño de todos, pero daba lo mismo.

Por último añadir que echamos de menos a los chicos de Madrid Comestible, igual acudirían ayer pero la verdad es que les hemos perdido la pista desde hace ya unos meses.


Y bueno lo que más nos sorprendió fue el ambiente, mucha gente joven y las zonas de degustación a reventar. Música alta para amenizar una comida que no tenía descanso en todo su horario. Os parecerá una tontería, pero lo vemos interesante para empezar el fin de semana que se celebre con una jornada diferente de tarde-noche por Madrid.

Salud y feliz semana.