Gante, un viaje en el tiempo

El segundo día amanecimos a las 7:00 en Gante, con la idea de desayunar pronto en el hotel e intentar empezar el día según los ritmos que consideramos acordes con los horarios y hábitos centroeuropeos. Pero ya vimos que aquí nos equivocamos. A las 8:00 de la mañana y un domingo no había absolutamente nadie por la calle.


El desayuno en el hotel la verdad es que era decentillo. Para quién le sirva esta información, el hotel era el Minotel Gravensteen el cuál era monísimo, acogedor, calentito y estaba muy bien situado. ¿Detalles malos? apenas, que tenía quizás moqueta y cortinas en el baño, algo que a nosotros no nos gusta pero vamos, en el rango de 3 estrellas para abajo es lo habitual en Europa. A lo que vamos, en el buffet servían abundantes croissants, bollería variada, algo de embutido, varios quesos diferentes en porciones, amplio surtido de cereales, yogures, , mermeladas, y panes variados blancos y de semillas. Lo único malo pues en verdad las tres cosas fundamentales, el café, la leche (malísima, parece mentira) y los zumos de máquina, un pack nauseabundo que nos acompañó durante todo nuestra experiencia hotelera en estos países. De todas formas os decimos que pese a este detalle, lo mejor en Bélgica es contratar habitación con desayuno. Si no lo hiciérais y madrugárais, no habría apenas nada decente abierto hasta las 10:00am o más. Vosotros veréis si compensa.


Pues bien, el paseo matutino por Gante empezó como so hemos dicho solitario, era una mañana fría y lluviosa, y hasta que encontramos el punto de información de la ciudad dimos algunas vueltas mojándonos los vaqueros. Pero una vez dentro de la oficina empezamos a organizar nuestro itinerario y a la par empezó a escampar el cielo. Sobra comentarlo, pero desde el primer minuto estábamos viendo una ciudad de cuento a la que admirábamos con los ojos como platos. Cada rincón era único, cada calle mágica, cada plaza encantadora, cada edificio algo majestuoso, cada esquina sombría y misteriosa. Fue un largo paseo que nunca olvidaremos y del que partimos desde la famosa plaza del Korenmarkt, dónde vimos asombrados el que dicen que fue el primer hotel que hubo en Europa en 1228, el Cour St Georges. Aquí en la foto el bonito ayuntamiento de Gante, mitad gótico y mitad renacentista (parte más moderna).


A todo esto, se nos olvidaba contaros que al comienzo del paseo el único gentío que encontramos importante fue el que había en dos sitios, uno en la cafetería de un hotel que tenía unos ventanales enormes, y la otra en esta panadería con este seductor escaparate (9:30am y no vendían cafés).


Continuamos hacia la plaza de Bavón y aledaños, y acabamos caminando por los laterales del canal del viejo puerto, hacia los alrededores del puente de San Miguel donde la vista desde allí es una de la más bucólica de todo nuestro viaje. Allí se puede admirar la preciosa iglesia de San Nicolás, la torre Belfort y la famosa catedral de San Bavón con su campanario al que no pudimos subir, y sita en la plaza que buscábamos. Estos laterales eran dos de las calles más famosas, la graslei (la de las verduras) y el korenlei (la de los cereales). Como la ciudad estaba en obras, algunos edificios estaban cubiertos de telas y andamios y algunas calles estaban cortadas o levantadas, pero daba igual. Aunque se vieran grúas y vallas de obra, qué preciosidad de calles, caminos y plazas con esa plantel de edificios históricos y ese bellísimo adoquín. Una maravilla.


Pues la mañana cundió mucho, hicimos mucho más que el clásico recorrido histórico que proponen de 90 minutos y dio tiempo a ver la ciudad más que de sobra y observar de paso la vida de los ganteses. Oye, que les encantan los bollos, las pastelería, los chocolates, las patatas... y que no vimos gente gruesa. Aquí tiran para lo alto tanto ellos como ellas. Y una cosa curiosa, lo que les gusta a esta gente comer andando. Una de las cosas que más nos llamó la atención en Gante era una franquicia nada popular en España como es el take away de sopas y cremas (souplounge). El trasiego de gente entrando y saliendo venía a decirnos que este hábito estaba en alza y que la gente no se complicaba, entraba y se llevaba su sopa quizás incluso para desayunar. Lo entrañable de este sitio es que a 9º de temperatura ambiente los cristales del local estaban empañados, y entre el olor que desprendía y sus ventanales de colores dentro de un marco grisáceo nos pareció un lugar interesante. No sé, creemos que era digno de mencionar porque aunque estábamos recién desayunados, hasta nos apeteció.


Después de seguir visitando zonas y de ver como las calles poco a poco se llenaban de turismo, acabamos comiendo en una brasserie cerca del barrio de la Ópera, y alrededor de las 14:00. ¿Cómo llegamos aquí? pues porque una chica de San Sebastián que conocimos en la puerta de un restaurante español, nos comentó que lo que estaba muy de moda en Gante era ir al pequeño mercado exterior de las flores de Gante en plena plaza Kouter, y tomar al aire libre champagne y ostras. Para allá que fuimos aunque llegamos tarde. Creemos recordar que el precio eran 45€ por un benjamín de Möet y 6 ostras, pero igual nos equivocamos ya que al llegar sólo quedaban 2 chicos tomando una última copa de espumoso en una especie de kiosko, y vimos un cartel con varios precios. Y es que ya estaba todo terminado, estaban los operarios subiendo las plantas a los camiones y recogiendo los stands.


Pues en la brasserie Cafe des Arts, degustamos un cuantos steak con varias salsas y las clásicas french fries belgas (frieten). La experiencia resultó positiva, pero nada que destacar que no fuera que todo estuvo correcto. Bueno sí, destacamos como no el acompañamiento, la miscelánea de cervezas que degustamos gracias (sin duda) a un camarero simpatiquísimo y entregadísimo que supo ser paciente con nuestro inglés y que intentó ofrecernos y explicarnos cada una de ellas. Al final, de entre las cinco que pedimos (y que compartimos entre los cuatro), ganó con diferencia la multicereal y exquisita Tripel Karmeliet (8%) la cuál nos pareció sencillamente extraordinaria. Fuerte, tostada y con un sabor único. Un regusto exquisito a cerveza artesana servida en una copa finamente xerografiada que encandila a cualquiera. Si la vemos por aquí la compraremos. Las otras fueron una rica premium luxus Adler, una fuerte cerveza trapense Westmalle Tripel (9,5%), una Gentse Tripel (normal) y una especiada y también rica Keizer Karel (Carlos V).


Para comer pedimos primero unas kaaskroketten casi al azar claro. El chico nos decía que era 'a delicius cheese bread balls' o algo así, así que todo apuntaba a que eran como unas bolas de queso caseras, pero al final era sencillamente queso rebozado aunque creemos que industrial. Nos gustó, pero sólo por el hambre que teníamos.


La carne en cambio nos gustó mucho más. El sabor a parrilla nos pareció correcto, y la carne venía sin napar de salsa (natuur) y la salsa aparte, algo que nos encantó. La carne sabía bien, estaba bien hecha aunque en algunos ejemplares estaban más pasados. Este que veis en la foto fue uno de los trozos que estaban más en su punto, y la verdad es que se disfrutó. Quizás teníamos que haberla pedido poco hecha ya que esa situación siempre se puede remediar.


Las patatas eran un all you can eat, la verdad es que pese a ser un género (el de la patata) que no dice mucho, te las comes a gusto. La salsas, todas ricas (pepersaus, champignonsaus, béarnaise y stroganoff).


Sin postre salimos por unos 24€ cada uno, algo razonable.

A la salida del restaurante fuimos viendo algunos barrios más periféricos que nos faltaban y de tiendas. No vimos nada fuera de lo común, eso sí, mucha boutique y mucho nivel. Compramos a todo esto los primeros bombones en Leónidas, y nos gustaron mucho. Fue un chocolate to walk, porque nos los fuimos comiendo por la calle.


Después volvimos sobre nuestros pasos por el casco histórico para verlo así de noche. ¡Guau!, fue un recorrido espectacular. Entre la iluminación de colores y ahora además con los motivos navideños, yo creo que nos gustó más aún si cabe que visto de día.


Nos tomamos al final de la visita y para relajar un poco las piernas, un hot chocolate (warme choco) y algún Dubbele Expresso o Koffie Verkeerd en una de las cientos de terrazas que hay acondicionadas por toda la ciudad. Vimos el ambiente que se respira en estos sitios y lo primero que te choca es que a temperaturas gélidas, todo el mundo llena estos espacios. A veces pensamos que es una forma de autoanimarse un poco, además de dar rienda rienda suelta a los fumadores. Es algo parecido a lo que ocurre con el mundo de las flores holandés, existente por ese sentimiento positivo que los habitantes quieren tener de si mismos, llenando sus parcelas y campos de flores y adornos, para dar esa nota de color que no les brinda el clima.

Al poco nos fuimos a descansar al hotel y al salir, fuimos a tomar unas pils y luego a cenar. Decidimos no complicarnos y cenar esa ansiada ensalada del día anterior, aunque alguno pidió una lasaña. Cenamos en otro restaurante cerca del hotel y no recordamos su nombre (perdimos el ticket). Nada que destacar positivo, y negativo que la servían con un minimo de salsa y sin aliño extra a no ser que te bastara con la sal y la pimienta. Si pedías algo más de salsa te la cobraban, pero al final estaba bien precio (53€) con varias cervezas y refrescos.


Por último qué mejor que tomar una copilla antes de descansar. Aquí fuimos a un pub que encontramos justo al lado del pequeño y antiguo bar de Pol (Groentenmarkt, 12) un hombre que creemos que antaño te ofrecía más de 170 ginebras diferentes. Pero estaba cerrado o ya no existía porque vimos el cartel a la entrada del pasaje pero no había ningún bar con su nombre. En el que véis, nos tomamos unos mojitos, y yo una ginebra añejada belga que... en qué momento.


Caliente, fuerte y brbrbrbr, no me gustó nada. Tenía que haber elegido un chupito con otra ginebra con algo de cítricos. U otra cosa, incluso me revolvió un poco.


Dentro había un jazz hecho por gente muy joven (y sin cartel en puerta), y a reventar de gente.

A la cama a las 22:45.

Continua aquí.

15 comentarios:

  1. Sigo con envidia!!!!!
    Tengo ganas de viajar, de reir, de salir!!!!!

    Bueno, después de este lapsus, te diré que una de mis grandes discusiones con los Belgas, es el tema de la leche. No puedo entender que en el paraiso de las vacas, no puedas tomar leche en los bares.
    En Brujas, para que me sirvieran leche de verdad en un café, tuve que pagar un vaso de leche a parte... y todo bien explicado por un nativo, no en un mal inglés...
    Y en Amsterdam, otra vez lo mismo.

    Me muero por un escaparate como esa panadería....puro vicio...
    De las cervezas no puedo opinar... no me gusta...

    Y no se me ha pasado el pan de mostaza, que probaré seguro...es que voy poquito a poco poniéndome al día.
    Me quedo esperando la siguiente entreg.
    Un saludo, Begoña

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  2. No se por donde empezar...
    es como de cuento no?
    las últimas fotos de noche, ¡que bonitas! son como para mandar una felicitación!!
    Sabes de la pasión de mi marido por el mundo cervecil, y tenia mucho interés en ver que habiais probado, y el escaparate de la panaderia...sin comentarios!

    Por favor, MÁS!

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  3. ¿que es un teenage jazz?.

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  4. Begoña: Y luego te ibas a un super y 15 tipos de leche fresca según su porcentaje de materia grasa, procedencia etc. Alucinante. Mejórate mujer.

    Su: Sin duda dile a tu marido la Duvel, Keizer Karel y la Karmeliet, las mejores que probamos.

    Raúl: quise decir jazz fresco hecho por chavales. Lo he cambiado.

    Un saludo.

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  5. Yo viajando y sin salir de casa!!!
    No se si es que hoy tenemos una niebla muy húmeda y muy densa, pero leyendo tu narración me parecía que estaba allí, ese ambiente matinal con la lluvia, esos lugares con el vaho en los cristales, ... por otro lado me he imaginado el olor a pan de todas clases mirando el escaparate de la panadería, ... y las fotos de la noche iluminada para la Navidad... pero lo que más...esos bombones que me tomaría uno antes de irme a dormir agotada de andar todo el día.

    Buen fin de semana

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  6. Yo viví en Holanda año y medio e iba con relativa frecuencia a Bélgica. Encuentro que tiene una gastronomía muy poco conocida con platillos muy muy ricos, aunque hay que saber a donde ir. Igual que en España, los sitios más turísticos a lo mejor no son los mejores para comer. Aunque sin duda lo más divulgado es su riqueza cervecera, que yo no puedo apreciar porque odio la cerveza...

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  7. Me ha encantado pasear por Gante de vuestra mano. La verdad es que habeis dado información más que útil para los que alguna vez nos animaremos a ir a Centroeuropa.
    Los bombones Leónidas son mis favoritos. De hecho en mi boda fue el detalle que se dió a los invitados, una cajita con 6 Leónidas.
    La ciudad de cuento. Me encanta. Estoy loca por un viajecito, pero los niños aún son pequeños.
    Besitos sin gluten.

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  8. Hola!!!

    te escribo esta vez no porque tenga problemas dudillas con el post que has puesto sino porque tengo bastanets dudas con las fotos de mi blog.Entre ellas es porque no sé como hacer unas buenas fotos. He visto en tu página que hace una magníficas fotos y no tengo muy claro como conseguirlas así de bien y por si podrías aconsejarme para ir aprendiendo poco a poco a hacerlas así de bien.

    Muchísimas gracias y espero su respuesta!!!

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  9. Qué precioso viaje Carlos!!, con los ojos bien abiertos va uno conociendo mundo, y venir a tu blog, aunque no estemos allí en persona es vivir un precioso viaje durante los minutos que dura la lectura de la entrada...la verdad es que todo tiene una pinta deliciosa... los bombones espectaculares... y espero con ilusión poder tener algún día la oportunidad de viajar a ese mismo lugar, eso sí, tendré muy en cuenta las recomendaciones tan interesantes y enriquecedoras que siempre nos haces... un abrazo!. Por cierto, las fotos son de ensueño...

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  10. Por que parece que por Europa estan en otro siglo, o al menos nos sacan varios años de ventaja? Impresionantes fotos y el viaje, eres un crak que foto en blanco i negro mas bonita.-

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  11. Ya voy a tener una guía super completa para cuando vaya Bélgica, que supongo que caerá en algún momento, desde luego, las fotos dan ganas de irse ya.Lo de la leche con el café suele ser un problema por esos lares, pues son muy dados a ponerte esa nata que yo odio con todas mis fuerzas, yo lo que hago en Alemania es pedir a la italiana, un capuccino o un late macchiato, o un milchkaffee, pero eso solo sirve si quieres mucha leche...
    Un beso.

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  12. Sigo con interes tu viaje, esa parte de europa no la conozco y me interesan mucho tus comentarios y experiencias
    Saludos
    Polo

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  13. siendo belga, sólo puedo estar de acuerdo con Miriam...en cada ciudad (y en Gante y Lovaina - mi ciudad - incluso más, por su población de estudiantes) hay estos bares-restaurantes "estrella" conocidos por los lugareños. Leí en un libro : a los franceses les gusta la comida, a los belgas les gusta realmente comer bien, así que...pero ahora vivo cerca de Madrid y tampoco está mal ;-)
    Claro, traigo mi reserva de cerveza, chocolate y otras especialidades (las mejores endivias, por ej.) de allí...

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  14. recuerdo comprar pan en la panadería de la foto... recordáis dónde estaba??? estaba taaaan ricoooo

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    1. Hola Sandra, la panadería se llama Himschoot y está en Groentenmarkt, 1

      Un saludo!

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