Tónica Fever Tree, vuelve la quinina

Hola a todos. Ya tenía ganas de probar esta famosa tónica que lleva entre nosotros ya más de un año (tres en el mercado británico), tónica que hoy por hoy está en boca de todo el mundo, críticos, gourmets y restauradores de la plana de Ferrán Adriá. Lo más curioso es que no se vende todavía en casi ninguna tienda o centro comercial conocido y nosotros las encontramos hace cosa de un mes en el Club del Gourmet de El Corte Inglés. Se lo habíamos leído a alguien en algún foro y advertía que no lo íbamos a encontrar en otros centros físicos (conocidos).


Ya sé que por Internet se podían comprar botellitas sin problema, pero echando cuentas salía aún más caro de lo que ya vale (en la calle 1,75€ cada botella), y mi amigo Gabriel de Granada desde hace tiempo certificaba que las tenía ya localizadas en el Club del Gourmet (pero de Sevilla), y aquí en Madrid era cuestión de esperar (o de rebuscar entre los que hay). También, barajamos la posibilidad de vernos y de paso intercambiar algunos de estos productos. Al final las hemos podido localizar por aquí, pero no en varios de sus sabores, si no sólo en su versión regular. Por ejemplo, el Ginger Ale que véis en las fotos, me los dió él desde Sevilla.


Os preguntaréis ¿qué es lo que tiene de especial esta tónica? Pues mucho. Primero que lo recomienda Adriá, y hoy por hoy eso vende más que nada, y que entre otras cosas es cien por cien natural con un ingrediente que ya se echaba de menos, la genuina y auténtica quinina natural procedente de los originarios y auténticos árboles de la fiebre. Sus otros ingredientes son también para echarse las manos a la cabeza, azúcar de caña, ácido cítrico natural, agua mineral y ralladura de limón natural. Nada de conservantes, ni estabilizantes, ni acidulantes artificiales. ¿Increíble verdad? ¿Merece la pena?. Leer con atención.

Por si no lo sabéis la historia de la quinina y del árbol de la fiebre (Cinchona ledgeriana) es ancestral. Se sabe que desde 1633 (en las crónicas de San Agustín) se tiene constancia de que ya se utilizaba la corteza de este árbol para curar las fiebres y algunos males. Pero claro, ¿cómo dieron con ello?. Pues como os imaginaréis fueron los indígenas de centroamérica los que la descubrieron hace más de 2000 años viendo que aplicando la corteza recién cortada sobre las heridas de los suyos, estos mejoraban. Poco se dice de esto, la historia escrita cuenta que la corteza la utilizaban los colonos españoles y al poco tiempo la órden jesuita, llamándola el milagro de la curación o ‘cascarilla del perú’. Y este método se universalizó, y fue muy conocido en toda los alrededores, así que cuentan que al poco tiempo se empleó para paliar las fiebres provocadas por una malaria de la condesa de Chinchón (esposa del virrey de Perú). Al parecer la condesa se le aplicó corteza de árbol y se recuperó favorablemente, y por tanto fue manuscrito a papel arribando con el tiempo a Europa a través de España y luego a Inglaterra.


Como os imahinaréis la quinina proviene de la corteza de esta planta que sí que es verdad que es originaria del Perú, pero desde el siglo XIX la producción de este árbol se ha convertido en un verdadero problema para los ecosistemas peruanos, y durante ese siglo los bosques fueron drásticamente reducidos. Así que se decidió plantar su semilla en otras zonas del mundo con climas parecidos, y resultó ser un éxito. Antes de nada os diré que el proceso de su extracción es sencillo, de estas cortezas se extrae el sulfato de quinina, una sustancia que se extrae naturalmente lavando la corteza de los árboles a los que se les desproviene de ella con el consiguiente impacto ambiental. Esto tenía que explotar tarde o pronto.

Pues lo dicho, para paliar la carencia de quinina en el nuevo continente los comerciantes holandeses del siglo XVIII consiguieron semillas de contrabando y plantaron centenares de plantas en la antigua isla de Java (Indonesia) y la India, con un éxito contrastado en el tiempo, fruto del esfuerzo y la desesperación por momentos debido a que al principio los árboles no producían suficiente quinina. Uno de los botánicos precursores de este proyecto fue un tal Carlos Ledger, el cuál estudió la planta y se obcecó en cultivar quinas en muchos lugares del mundo para ver qué resultados se obtenían. Se sabe que en estos países orientales los años árboles crecieron fuertes y se acabaron convirtiendo en los mayores productores del mundo, pero claro, estalló la nefasta segunda guerra mundial y gran parte de estos terrenos pasaron a manos japonesas dejando a un lado algo que no les interesaba en absoluto y dejando en el olvido casi todas las cosechas. Así que de esta zona los botánicos se tenían que olvidar y buscar otras otras con diferentes poblaciones de árboles de la fiebre, leo que Ecuador, Brasil, Sudáfrica, Ruanda etc, todos ellos firmes candidatos a ser los nuevos productores mundiales.


Pues la empresa Fever-tree elegió Ruanda para su proyecto porque entre otras cosas posee árboles de la fiebre desde hace lustros, y la producción está muy asentada (gracias también al Sr Ledger). Además se ha conseguido rescatar de la última guerra étnica sufrida por este país, una cosecha muy generosa y a lo largo de todo el año. Esto ha propiciado la creación de empleos y la estabilidad en una región deprimida, pero que por otro lado se está convirtiendo en una de las zonas más turísticas de África.

Pues el comienzo de esta empresa en parte fue bastante previsible. Hace unos ocho años hubo una degustación interna dentro de la sede de la famosa marca de ginebra de Plymouth (UK). Se buscaba la mejor agua tónica del mercado para poder mezclarla con esta bebida. No se encontró nada que no enturbiara el sabor de la ginebra de potingues artificiales y añadidos 'extra', y se hacía difícil diferenciar el sabor entre las ginebras que estuvieron en esta cata en la modalidad de combinado.


Tal fue la sorpresa al comprobar que absolutamente todas las tónicas contenían dulcificantes o edulcorantes a barullo, que alguien tenía que remediar esto. Además, veían que mirando la letra pequeña de los ingredientes, estos eran de mala calidad, extractos, amarguras, esencias, colorantes etc… y claro, la oportunidad de mercado apareció de sopetón. A partir de aquí un par de socios fundadores de la ginebra playmouth (uno es un tal Charles Rolls, y otro es el copropietario de la empresa) crearon esta famosa tónica en el año 2005 con un éxito abrumador.
Con el tiempo, esta firma ha creado varios productos de semejantes caraterísticas aparte de su tónica (San Sebastian Gourmet Awards, 2006), el bitter de limón hecha con limones auténticos y un toque de quinina (espero adquirirla pronto), ideal con vodka; el Ginger Ale (excelente), el agua de soda (no me interesa) y la nueva limonada con un 3% en limón siciliano (otra que me gustaría probar).

Pues nada, ya sabéis un poco la historia de este producto. Creo que con el tiempo bajará de precio, pero esto tampoco lo puedo asegurar. Por lo pronto me gustaría que se pudiera encontrar en otros establecimientos, y por ahora esto no es posible.


Por último me despido con aquella anécdota sobre el ejército inglés, el cuál ordenó adquirir tónica para que los soldados la bebieran con la ginebra, y a la vez procuraran (sin enterarse) no enfermar de paludismo. De aquí surgió el famoso gin-tonic y al poco tiempo la mundialmente conocida marca y tónica Schweppes. Ya en otro post os hablé de ello.

Un saludo.

2 comentarios:

  1. Hola. Soy el hermano pequeño de Alberto. También vivo en Taramay y me parece una zona estupenda para vivir. Creo que por aquí cerca está ese tipo de romero blanco, espero encontrarlo. Si puedes, pásate por mi blog: www.thebloginfraganti.blogspot.com

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  2. Claro, que es una zona estupenda para vivir. Gracias por escribir. Un saludo.

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