Restaurante Dos Bons Amigos (Lisboa)

El penúltimo día de nuestra estancia en Lisboa estuvimos buscando, por momentos desesperadamente, un buen restaurante de bacalao para podernos ir de esta tierra hermana probando esta exquisitez nacional famosa en el mundo entero. Y no os creáis que fue fácil encontrarlo, si claro está, te encontrabas fuera del barrio bajo lisbonense (Bairro baixo), que es el que a nuestro juicio tiene una oferta más amplia de restauracion enfocada al turismo, aunque este tipo de sitios no nos gustan nada. Pues chicos, nos las deseamos para improvisar un sitio.


Al final nos dejamos caer por las inmediaciones del hotel dónde parábamos, concretamente en las inmediaciones de la Avenida Roma, y oye, creo que os puedo garantizar que acertamos de pleno. El restaurante estaba algo escondido, y desde su entrada se veía que no había nadie. Yo personalmente dudé mucho de entrar y lógicamente que fuéramos a cenar bien, pero al final entramos con muchas dudas, y nos sentaron en una gran mesa con unas sillas pesadísimas.

Comprendimos en seguida que no había nadie entre otras cosas porque era entre semana y además había fútbol (champions league), y por si no lo sabéis, en esta tierra el fútbol moviliza a la gente de tal manera que un partido puede inundar las calles de gente, como vaciarlas a completo. En fin, esto nos lo explicaron, pero por esto empezamos a dibujarnos unas esperanzas que por un momento creíamos que no teníamos.

Pedimos la bebida y una ensalada mixta para empezar (no os recomiendo que la pidáis porque no está bien trabajada).



Bueno, vamos a la cena. Ya habíamos leído brevemente la carta fuera y ya os he dicho que llegamos a pasar dentro porque la oferta era atractiva y trabajaban el bacalao en la carta. Nos gustó la idea de probar sus dos bacalaos diferentes, el bacalao a brás, que se lo pidió mi chica, y y uno que se llamaba Bacalhau a fidalgos do Minho. El bacalao a brás, o como en algunos sitios le llaman bacalhau dourado, nos encantó, estaba oficiado perfectamente y quizás sea la vez que más nos ha gustado de todas las veces que lo hemos probado fuera de casa. Nada aceitoso, la patata preciosa, nada salado, perfectamente presentado y muy sabroso. Desde luego se comía de maravilla y los dos coincidimos en que por ahora íbamos por el buen camino.


Del segundo bacalao no teníamos ni idea de qué iba a llevar, pero nos comentó el simpático camarero que este plato gustaba mucho y que se había convertido en la especialidad de la casa, y la especialidad desde luego que era exquisita. Un bacalao que siendo magro estaba perfectamente desalado, se deshacía en la boca con un resgusto a exquisito a un aceite muy joven y muy verde que de verdad que impactaba. Además, si os fijáis en la foto, debajo del bacalao había literalmente una balsa de este aceite, algo que choca al verlo pero que no molesta en absouto, al revés, nos pareció muy original la idea de presentar el bacalao en el líquido dónde es muy seguro que se confitó.


Porque este creemos que este bacalao se debe de hacer a la plancha una vez desalado y brevemente, y luego se confita en el aceite a una temperatura determinada. Soberbio. La guarnición de patatas fritas, que a todo esto, estaban perfectamente realizadas no se embadurnaban de dicho aceite porque se colocaban justo encima del bacalao. El resto de folclore era correcto, huevo duro, cebolla, aceitunas negras etc... En serio, nos pareció un plato extraordinario.

De postre caímos en la tentación de tomar arroz con leche portugués. Estaba realmente muy bueno. Se nota que la materia prima en este restaurante era de primera porque además llevaba huevo (como el arroz con leche asturiano) y el grano y azúcar estaban en su punto.



En fin, que este día será para recordarlo porque quizás sea de las mejores improvisaciones de bares y/o resturantes que hemos últimamente. Comprenderéis que improvisamos también en estas vacaciones en más sitios, y estos han sido tan mediocres que no pienso publicar nada, además no hice fotos o las borré.

Una cosa antes de acabar, cuidado si váis a Sintra, no sé si ocurrirá en todos lo bares pero os ponen un aperitivo abundante de quesitos de la zona, unos patés envasados y mantequilla. Si los coméis, por esta tontería os cobran casi 14€. Así que únicamente decir que no, y ya está. Luego se los llevan. Nosotros caímos y nos salió comer sólo dos platos y dos refrescos casi 38€.

Mucho cuidado.

Salud.

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