La lavanda es silvestre, la cogimos de unos jardines de nuestro barrio y los tallos más bonitos y altos, observando que estuviera en perfectas condiciones. La lavanda es una lamiácea, prima hermana de otras como la menta, hierbabuena o el poleo, aunque de distinto género, así que cuando cocinéis con ella el olor os recordará mucho al poleo. No obstante esta planta desprende un muy interesante color violáceo, no es muy intenso, pero mezclado con el amarillo-ácido del limón el resultado es muy efectista ¿a qué sí? Hay que aprovecharse de la lavanda que aún se ve por jardines o campos de nuestras zonas y que solo durará unas semanas.
Pues vamos con la receta, ya sabéis que para una limonada convencional el peso del azúcar debe de ser igual que el del zumo de limón, formando un concentrado que debe de estar muy bien batido para que se mezcle bien con el agua. Tenemos que decir que a nosotros nos gusta con un poco menos de azúcar, pero eso va en gustos. Por último la proporción de agua tiene que ser aproximadamente 4 veces la del concentrado de limón, aunque si queréis echarle hielo, tiene que entrar dentro de esta proporción.
Para una limonada con lavanda para 6 personas necesitaremos 325 g de zumo de limón, 325 g de azúcar, (nosotros echamos 250 g), 12 flores de lavanda, 300 g de hielo y 2,3 l de agua helada. Rodajas de limón para decorar.
Unas horas antes de preparar la limonada, lavaremos y desinfectaros la lavanda. Para ello la limpiaremos con cuidado debajo del grifo y la meteremos en agua con unas gotas de limón durante unos 10 minutos.
Una vez bien lavada, la pondremos a fuego medio en un cazo con agua limpia, unos 500 ml. Cuando empiece a hervir, apagamos y dejamos infusionar hasta que el agua temple.
Aquí el resultado. No utilizaremos toda, la que sobre se puede congelar.
Una vez que el agua haya templado, exprimiremos los limones...
Pesaremos el zumo de limón.
Y echaremos el azúcar, ya sabéis que nosotros echamos menos. Lo removemos muy bien o incluso lo batimos con la batidora, como gustéis.
Multiplicamos por 4 el peso final para obtener la cantidad de liquido agua a añadir. Una primera proporción será la mitad de agua de lavanda (300 g) y la mitad de hielo (300 g), que aproximadamente pesa eso, 577 g.
Y terminamos de rellenar con agua muy fría.
Decoramos con más rodajas de limón y algunas ramas de lavanda, esto es totalmente opcional.
Delicioso es la palabra.
Repetiremos, sin duda.
Salud y feliz fin de semana.
Me encanta la lavanda, la flor, la planta, la esencia, el sabor... En los alrededores de mi casa en Madrid ahora hay muchas plantas en su esplendor y es una gozada pasear por ellas, siempre meto la mano para olerlas! Su uso en cocina me sorprendió hace ya años y la empleo mucho en repostería, creo que combina deliciosamente bien con cítricos en galletas y bizcochos. También en bebidas, claro! Qué rica es la limonada de lavanda :).
ResponderEliminarUna idea: hacer cubitos de hielo con unas flores dentro, para decorar; el efecto se pierde al derretirse, claro, pero al servirla queda genial :D.
Un abrazo
Algún consejo sobre como disponer-acceder a un buen hielo? No tengo demasiada confianza en los hielos que es fácil adquirir en grandes superficies.
ResponderEliminarGracias por el Blog, lo consulto muy frecuentemente.
FJavier
Lo he intentado hacer pero la infusión de la Lavanda es muy muy amarga y no sale ese bonito color rosa, sino verde. Nada apetecible. Qué he hecho mal? Gracias
ResponderEliminarPues le hemos dado vueltas y no sabemos qué puede haber pasado, aquí verás que no hay trampa ni cartón. ¿Has cocido demasiado la lavanda? es solo infusionar en el agua caliente. Luego, la proporción es de 300ml de infusión, de un total de 600 * 4 = 2,4 l de líquidos aprox. aunque 300 g son hielo. El color lo da al mezclar el zumo de limón con el color violeta tenue de la infusión ¿te queda como en la 4ª foto tras el mise en place o bodegón de la receta? Espero nos cuentes...
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